Por fin el Estado, esto es, el
creador, guardián y mantenedor del capitalismo, tan execrado con la boca
pequeña por Sampedro, le ha premiado como se merece. No he logrado averiguar
qué dotación monetaria lleva dicho galardón, aunque supongo que es elevada. El
agraciado no ha dicho nada, por el momento, ni de eso ni mucho menos de negarse
a recoger el premio, o de entregar su importe a alguna “gran causa” de las que
defiende con tanto aprovechamiento crematístico. Es más, cómo será de gorda la
cosa para que la prensa no se haya atrevido decir el guarismo que acompaña a
Premio de nombre tan pomposo.
Al mismo tiempo, la enorme
publicidad suscitada por el asunto le vendrá muy bien para vender su última novela,
probablemente tan cursi, progre y bodrio como las anteriores, “Cuarteto para un
solista”, no hace mucho puesta en el mercado por una de las casas editoriales
más ávida de beneficios, la cual quizá no haya sido del todo ajena a la
concesión del Premio Nacional de las Letras al gurú español del 15-M.
Se ha dicho que Sampedro es un
“creador comprometido”, y eso es cierto. Lo fue con el franquismo, cuando era
uno de los muchísimos afectos al régimen, todo él silencio y buenos dividendos.
También ejerció de lo mismo en sus tiempos de alto funcionario del Banco
Exterior de España, cargo lógico dado los servicios prestados al colonialismo y
neocolonialismo español. Lo fue luego con el parlamentarismo y la izquierda en
el gobierno, pues sin dejar de ser alto funcionario franquista se hizo campeón
del progresismo, el feminismo y el izquierdismo. Cuando éstos comenzaron a
resquebrajarse un poquito supo arrimarse a las nuevas modas, para seguir
ejerciendo como gran mercader de palabras según los cambios en la demanda,
realizando la introducción de otro pícaro de las letras en España, S. Hessel.
Atiborrado de premios y euros,
Sampedro es fiel a sí mismo al declarar, con motivo del nuevo galardón, que su
“única esperanza para que ese cambio se produzca en el futuro es la fuerza de
la contestación, del estallido social”, olvidando que dicho estallido, de
vencer, debería expropiarle los muchos costales de dinero que ha ganado con su
histrionismo, además de ponerle el calificativo apropiado, franquista sin más
hasta 1975 y franquista camuflado desde entonces. No contento con ello, da un
paso más y se autoproclama, como epatador profesional que es, “yo ácrata para
servir a Dios y a usted”. Desde luego, de sus servicios a Dios y al prójimo
como pretendido ácrata no sabría dar fe pero de los que ha hecho y hace al
capitalismo en tanto que “ácrata” se podría escribir un tratado en tres tomos,
a mil páginas por idem.
Ya hace bastante que Manuel García
Viñó puso en claro lo que son los premios literarios en este país, en libros
como “La novela española del siglo XX”, “El
País: la cultura como negocio”, o “La gran estafa”, sin dejar en el olvido
a “La Fiera Literaria”, aún añorada por la cantidad de leña que repartió entre
los vividores y sinvergüenzas de la cosa. Por si alguien lo ha olvidado
conviene recordarlo. Son: 1) un modo de premiar a los estómagos agradecidos,
por sus servicios al capitalismo y al Estado, y, 2) un sucio y repulsivo
negocio, en el cual a los peores fabricantes de basura escrita y narcóticos
espirituales se les organiza un colosal tinglado mercantil. Por eso se los
llevan gente sencillamente impresentable, como Almudena Grandes, número uno de
la literatura de retrete y afín al PCE-IU, entre otras horrideces fascistas, o
Javier Marías, por citar sólo dos nombre de la tropilla inculta, mediocre,
desalmada, codiciosa, zafia, maquiavélica y golfa que hoy se dedica a estos
menesteres.
Así se ha depravado al mismo tiempo
el buen gusto, el sentido moral, las capacidades convivenciales y la
radicalidad política de las gentes. Así se nos ha conducido al régimen de
chabacanería, entontecimiento, barbarie, fanatismo, zoologismo, docilidad,
feismo y megaopresión, de destrucción de la esencia concreta humana en que nos
desintegramos y penamos.
Otro vividor de los premios al mismo
tiempo que “antisistema” institucionalizado y “decadente” profesional, Luis
Antonio de Villena, comentaba el asuntillo del que nos ocupamos con esta
sabrosa aserción,”hace falta en España que el Estado ayude a la literatura”.
¿Más todavía Luís Antonio?, ¿es que aún no tienes/tenéis bastante con lo que
te/os corresponde en las muchas y muchas “ayudas” que te/os tocan, “públicas” y
privadas, conocidas y ocultas, justificables e injustificables, de dentro y de
fuera del país? Esta gente es insaciable, jamás se dan por contentos con el
dineral que se embolsan. Es lógico, una vez que han hecho de las letras una
forma de acumular capital se vuelven monomaniacos.
Con lo que estos sujetos ingresan en
un día puede vivir una familia en paro todo un año, pero su artimaña es
declararse contra la burguesía y “anticapitalistas”. Cómo no, eso es gratis por
un lado y vende muy bien por el otro. Vociferarán contra el capitalismo
mientras el grueso del capital continúe en manos de otros y no donde a su
juicio debería estar, en las suyas.
Sampedro lo es todo, pero todo:
franquista, humanista, anarquista, izquierdista, rebelde, negociante,
economista, profeta de las nuevas generaciones, crítico altitonante con la
patronal y los mercados, hombre rico y literato famoso. Es, por tanto, un
triunfador nato, un modelo para ese sector del 15-M que desea “la revolución”
para conseguir un buen empleo, o hacer un negocio de órdago, o lo que haga
falta con tal de pillar euros y consumir a lo grande. Por eso le llevaron a
alguna asamblea, lo mismo que a ese otro campeón del bolsillo, J.E. Stiglitz.
Por eso está el 15-M como está.
La conclusión que se extrae de todo
ello es obvia. Dado que estos personajes están siempre pendientes del dinero no
prestan atención ninguna a la literatura, ni al saber ni a nada que no sea la
cuenta de resultados. Por eso, en la actual sociedad hiper-monetizada no hay y
no puede haber algo que ni de lejos merezca el nombre de cultura. Sólo
negocios.
Hoy, cuando todo es propaganda,
quien la hace es premiado y quien no se pliega a ello es arrojado a las
tinieblas exteriores de por vida. Paralelamente, quien se toma en serio estas
bellaquerías o es lelo o está esperando que llegue su momento y mientras tanto
va aprendiendo de los Maestros del ramo el viejo arte del timo cultural y
literario a lo grande.
SamPe ha muerto. Descansemos en paz.
ResponderEliminarDe acuerdo completamente en tu comentario, Félix. solo añado un consejo:
ResponderEliminarTe pasas con tu sinceridad, que hiere, y esta trabajando en tu contra y en contra del espiritu que estas tratando de propagar.
Cuando dices:
"quien se toma en serio estas bellaquerías o es lelo o está esperando que llegue su momento y mientras tanto va aprendiendo de los Maestros del ramo el viejo arte del timo cultural y literario a lo grande." la gente que no esta tan desarrollada espiritual o politicamente para saber esto, recibe ese ocmentario como un insulto a si mismo, a su persona, pues ellos lo creian, lo aceptaban.
Se pude decir lo mismo de otra forma,mas atractiva, que despierta la duda, hace pensar, seduce, pero no cierra puertas al habersela dado agresivamente, ofensivamente: por ejemplo:
"quien se toma en serio esta manera de ver el problema social realmente necesita repensarse las cosas de nuevo, enfocarla de otra manera, estudiarla mas en profundidad... o está esperando que llegue su momento y mientras tanto va aprendiendo de los Maestros del ramo el viejo arte del timo cultural y literario a lo grande."
Vamos, que si yo soy seguidr de Sampedro con tu primera estrofa te mando a la mierda directamente, y ocn la que te propongo -que no me ofende-, igual hasta me sacude, me hace dudar y decido hacerte caso y estudiar mas el tema.
Que se te va la mano con tu indignacion, Félix, ja ja ja, que no todos somos tan listos como tú y no hemos aprendido la leccion hace una decada! Danos tiempo!
Un saludo cordial!
Da gusto leer a este hombre
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