La contienda armada por Mosul es ya realidad. Se está dando entre una coalición de nada menos que 57 países, dirigidos por EEUU, y el Estado islámico (EI) de Irak y Siria que tiene bajo su férula a cinco millones de habitantes (una buena parte de ellos hostiles), en un territorio semidesértico y sin apenas industria, con un aparato militar que carece de aviación y que ha de lograr las municiones, los repuestos y el equipo fuera. La pregunta es ¿dónde?, y, ¿proporcionados por quién?
¿Estamos ante una batalla o ante una pantomima? Hasta ahora la lucha contra el EI ha sido esto último. Todos le bombardean: EEUU, Francia, Inglaterra e ¡incluso los Saud de Arabia! pero ninguno le acierta. Hasta utiliza artillería, sin que tantas y tan poderosas fuerzas militares logren localizar y acallar sus baterías, algo portentoso. Lo que llaman batalla por Mosul enfrenta a unos 4.000 matones musulmanes con 25.000 soldados y combatientes iraquíes y kurdos, e incluso así algún sesudo comentarista pronostica que será “durísima”, “muy sangrienta” y que puede prolongarse durante “meses”…De risa.
Mosul está siendo cercada por el norte, este y sur… pero no por el oeste. En esa dirección han dejado “corredor humanitario”, supuestamente para que la población civil pueda ser evacuada, en realidad para que los extremistas de derecha del EI, financiados y dirigidos por EEUU y los Saud de Arabia, marchen a Siria a combatir al régimen de Bashar al-Ássad, que es para lo que fueron creados.
Sobre los orígenes del EI, el aparato de dominación y matanza más terrorífico que ha existido en los últimos cien años, muchísimo sabe y conoce Hillary Clinton, la feminista y por eso candidata de Wall Street a la presidencia de EEUU. También Obama, claro está. ¿Contarán la verdad? No, no lo harán. En un primer momento era necesario presionar a Irán dando patadas en el trasero de al-Ássad, su aliado sirio, y además desgastar a Rusia cuya economía no es boyante, obligándola a combatir en Siria, sin dejar de lado que al mismo tiempo amenazaban al gobierno chií iraquí, amigo de Irán. Para ello se gesta e implanta el EI, con los servicios secretos europeos contribuyendo a hacer llegar musulmanes europeos a sus filas, y con el ejército iraquí retirándose -conforme a las órdenes recibidas de sus asesores e instructores yankis- de Mosul y otras ciudades ante el “ataque” de unas docenas de desarrapados del EI, a los que se dejaba intactos enormes depósitos de armas, municiones y equipo, además de fondos muy cuantiosos.
Fue la época dorada de los matasiete. Contaban con el apoyo de Occidente a la vez que lanzaban sus soflamas “antioccidentales”, según es costumbre entre los teofascistas. Estaban tan crecidos que creyeron que podrían hacer lo que se les antojase: instaurar la esclavitud, crear mercados de seres humanos (sobre todo mujeres), lapidar, degollar y crucificar en público, exterminar a las minorías, o sea, matar, matar y matar…Su desgracia comenzó cuando Irán se fue aviniendo a negociar con EEUU, en 2014-2015, con lo que súbitamente dejaron de ser necesarios en Irak. Al mismo tiempo, su locura y malignidad, consecuencia de la pasmosa impunidad que les había concedido el imperialismo occidental y su escudero, los Saud, había llegado tan lejos que la opinión pública mundial comenzó a exigir que se interviniera contra ellos. En esa tarea de información la prensa rusa y allegada fue decisiva por motivos obvios. De otro modo el poder mediático occidental apenas habría dado a conocer los crímenes espantosos del Estado musulmán de Irak y Siria.
En un tiempo breve los verdugos del EI se vieron desasistidos e incluso hostigados por sus patronos, aunque no del todo, pues les seguían siendo útiles para perjudicara Rusia y a su aliado local en Siria. Ahora pretenden desalojarlos de Irak para concentrarlos en aquel país, y a eso se reduce la “batalla” de Mosul. Luego, todo seguirá como siempre: las potencias occidentales y los Saud dirán que los combaten sin combatirlos… El final cierto del EI tendrá lugar cuando lleguen a un acuerdo EEUU y Rusia sobre Siria. Ciertamente el EI, en su despecho y desesperación, ha ido cometiendo crímenes espeluznantesen Europa, y los seguirá ejecutando mientras pueda, pues su único activo es la violencia ilimitada, indiscriminada y ciega.
Una consecuencia inesperada para el imperialismo occidental de la creación y mantenimiento del EI ha sido el progresivo cuestionamiento que está conociendo el islam en tanto que religión hoy favorita de los poderes políticos, militares, académicos y económicos de Europa occidental e incluso de EEUU. Cada vez más sectores de la opinión pública europea, y también mundial, se preguntan por la relación entre el islam en tanto que religión y el EI, a pesar de la atronadora y carísima campaña de desinformación destinada a borrar o al menos desdibujar tal relación, presentando torticeramente al EI como “antiislámico”. Por ejemplo, se nos dice que del mismo modo que el Opus no representa al cristianismo (que no debe ser confundido con el catolicismo) el EI no es expresión del islam. Lo primero es cierto, pues basta con leer los Evangelios para comprender que el Opus es anticristiano. Lo segundo no lo es, como se prueba con leer el Corán para concluir que el EI es su aplicación en el siglo XXI.
Esto resulta bastante pernicioso para la estrategia general del imperialismo occidental, que incluye la islamización de Europa, en tanto que vía más rápida y efectiva hacia su fascistización, lo que será (si llega a hacerlo, esto es, si la lucha de los pueblos europeos no lo frustra) el cumplimiento del programa estratégico máximo de Adolfo Hitler, cuya esencia consiste en unificar nazismo e islamismo en el Viejo Continente.
Más y más personas, al observar los acontecimiento de Irak y Siria están comprendiendo un asunto determinante, que si el cristianismo es la religión del amor y el budismo la de la felicidad el islam es la religión de la violencia. Esto explica la admiración que la profesaba Hitler, y también Franco, el “gran amigo del Islam”. En consecuencia, una Europa islamizada conocería un destino similar a la de las atormentadas poblaciones ahora sometidas a la férula del EI. Con ello, el gran capital alemán, que es quien está promoviendo con más ahínco, junto con el Estado imperialista germano, el proceso de islamización/fascistización de Europa, conseguiría un régimen ideal de sometimiento político-religioso ilimitado, paz social perfecta, militarización rampante, explotación económica despiadada y altísimos beneficios monetarios, lo que le pondría en condiciones de disputar a China, en alianza con EEUU, la hegemonía mundial. Culminado el proceso toda la UE tendría un régimen muy afín en lo político, económico y jurídico al instaurado por F. Franco en 1939, lo que se prueba constatando la esencial coincidencia entre franquismo e islamismo. Y si alguien considera “excesivo” ese aserto dejémoslo en que serásimilar al de Arabia, propiedad particular de los Saud,donde se actúa igual en lo esencial que en los territorios del EI pero con mucha menor cobertura mediática, al ser dicho régimen íntimo de EEUU y estar prohibida su crítica, aunque muy recientemente se está semi-levantando la censura.
Lo cierto es que en algún momento del futuro inmediato el imperialismo occidental se deshará del EI, incluso sin un acuerdo con Rusia, pues aquél es ya un inadecuado instrumento político debido a sus crímenes y maldades no menos que a su torpeza y disfuncionalidad. Cuando mayor sea la denuncia y movilización popular en los países occidentales contra el teofascismo musulmán, re más rápida y tajantemente llegará aquél al final de su sangrienta trayectoria, a manos de EEUU-EU, con lo que más personas se librarán de la tortura y la muerte en los territorios que tiraniza.
¿Qué sucederá entonces, previsiblemente? Que los jefazos del EI serán asesinados sobre el terreno, como hicieron con Gadafi. Esto se debe evitar, primero porque aún siendo criaturas monstruosas tienes derecho a un juicio justo, asunto en lo que ha de manifestarse la superioridad cultural y moral de los pueblos de Occidente sobre todos los fascismos civiles y fascismos religiosos. Los crímenes y las matanzas las cometen ellos, no nosotros. Ellos son los perseguidores, no nosotros. Ellos violan la libertad de conciencia, la más sagrada de todas y la que nos hace humanos, no nosotros. Así que hay que garantizarles un juicio justo e imparcial, y no el tiro en la nuca o el misil lanzado por un drone.
Serán asesinados para evitar que hablen, para impedir que cuenten quién les promovió y financió, quién les prometió la impunidad y quién les armó y lo continúa haciendo, esto es, para que la señora Clinton, el señor Obama y los prebostes de la dictatorial dinastía Saudpuedan dormir tranquilos. Sería bueno establecer un tribunal popular mundial destinado a juzgar a los jefes y cuadros del Estado islámico, similar al tribunal que se constituyó en Nuremberg tras 1945 para calificarjurídicamente los crímenes del nazismo. Pero en vez de naturaleza multi-estatal, como aquél lo fue, éste tiene que ser de condición popular, en tanto que ejercicio de la soberanía del pueblo en el ámbito de lo jurídico. Pero los Estados implicados en el asunto no harán nada salvo, según se ha dicho, ejecutar extrajudicialmente y bajo cuerda a los prebostes nazi-musulmanes del EI. Y actuarán así por una razón todavía más decisiva que la argüida, para que dicho juicio no se convierta en una puesta en evidencia desde los hechos y la experiencia del islam, lo que será inevitable una vez que aquéllos argumenten su obrar facineroso, ultra-patriarcal, esclavista, pro-capitalista, mega-estatal y genocida con citas y explicaciones tomadas de los textos de dicha religión. Esto desmontaría el falso aserto, miles de veces esgrimido por el clero islámico y sus monaguillos de la progresía (la peor forma contemporánea de la caverna española, que en la cuestión del islam se reduce a repetir los asertos repulsivos de nazis y falangistas), sobre que “el Islam es una religión de paz”.
En este asunto, como en todos, lo que verdaderamente cuenta es la verdad, no la política. Conocer la verdad sobre el origen del EI, y la verdad sobre el islam es lo más importante. Por eso tenemos que movilizarnos. Con la constitución y promoción del EI la reacción mundial se ha metido en un gran berenjenal, en un formidable embrollo, que debemos aprovechar para ganar esta decisiva pugna de las ideas.
Parla finalizar, deseo enviar un emocionado abrazo a todos y todas los que están peleando contra el fascismo musulmán del Estado Islámico con las armas en la mano, sean quienes sean y les guíen las creencias o motivaciones que les guíen. En particular, mi admiración mayor va hacia las heroicas mujeres kurdas que se están batiendo con esos desalmados. A todas, a todos, un gran saludo: ¡dadles duro, luchando con valor y manteniendo a toda costa la superioridad ética y moral!