martes, 22 de noviembre de 2011

DENUNCIAR LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1812 Y LOS FASTOS DEL BICENTENARIO, 2012



PRESENTACIÓN (I)
         Ya hace tiempo que presenté a la opinión pública la declaración “En el 200 aniversario de la Constitución Española de 1812. Denunciar el régimen de dictadura constitucional, partitocrática y parlamentaria”, que ha sido traducida a varias de las principales lenguas peninsulares y ahora, cuando estamos a las puertas del año del Bicentenario, 2012, es mi intención redoblar el esclarecimiento de aquel decisivo, para nuestra desgracia, documento político-jurídico, así como sus actualización, la Constitución Española de 1978, hoy vigente.
            La meta es incidir en la denuncia de lo que significó la instauración del Estado constitucional y liberal en “España” (que, en lo fundamental, constituyó el capitalismo) en 1812-1874, así como sus fúnebres repercusiones actuales.
            El pueblo necesita conocer objetiva y verazmente la historia, y necesita comprenderla. Hay que hacer un esfuerzo reflexivo, pues, en esa dirección. Hemos de actuar con una perspectiva temporal, considerando no sólo lo que es sino lo que fue tanto como lo que peleamos para que sea. Si no autogestionamos el saber histórico, si no hacemos de ello una de nuestras tareas, si lo dejamos en manos de catedráticos-funcionarios, que escriben y hablan al dictado del poder constituido, y de los intelectuales, corrompidos hasta la médula, para los que sólo cuenta el dinero, el poder y el placer, pero nada la verdad, cometeremos un error colosal.
            Hemos de tomar en nuestras propias manos la tarea de comprender y escribir la historia, sin delegar en nadie esta tarea. Ahora, ante los hórridos y carísimos fastos que el Estado y su criatura más perversa, el capital, preparan para 2012 hemos de tener la valentía de restaurar la verdad histórica frente a la propaganda institucional y sus ominosas falsedades.
            El pueblo está interesado en la historia, desea saber de su pasado, conocer y comprender qué ocurrió y porqué. Aportemos, por tanto, todas y todos lo que podamos en esa dirección, conscientes de nuestras flaquezas intelectivas y limitaciones reflexivas, por un lado, pero, por otro, decididos a que la verdad (por insegura y parcial que sea) prevalezca sobre la propaganda y la impostura institucional, en definitiva, sobre la mentira útil al poder constituido.
            Si vivir en la verdad es nuestra meta indeclinable tenemos que rechazar el aleccionamiento de masas en curso en esta materia como procedimiento para imponer a todo el cuerpo social la mentira sobre la historia y acerca del presente.
            Ésta es una lucha, a fin de cuentas, entre la voluntad de verdad y el afán de engañar y embrutecer al pueblo por medio del adoctrinamiento, para hacerle dócil, pasivo e ignorante.
                        Es también un combate político de actualidad. Cuando el sistema parlamentario, una dictadura política en todas sus formas, está en crisis parcial en desenvolvimiento, las celebraciones del Bicentenario se proponen remozarlo. En una etapa en que el capitalismo ocasiona sufrimientos colosales a las gentes vamos a asistir a su glorificación.
            Es particularmente obsceno que la Comisión del Bicentenario, radicada en Cádiz, esté derrochando un dineral en este asunto cuando un tercio de las y los asalariados de la provincia están en paro, teniendo que malvivir una parte de ellos de la beneficencia. Mientras, no escasean los fondos para los profesores que escriben sus libros apologéticos, rebosantes de medias verdades, ocultaciones escandalosas y vulgares mentiras, ni para los artistas adictos al extravagarte, deseosos como siempre de medrar a costa de no importa que indignidad o acto servil, ni para los comunicadores, los profesionales de la propaganda y los políticos profesionales, todos especialistas en la manipulación y la mentira.
            En una puja al alza entre los integrantes de la caverna, observamos que El Corte Inglés exhibe desde hace tiempo un lema que dice “La Pepa 2012. Constitución Española. Cádiz-San Fernando”; que el torero José Tomás, colabora (¿por cuánto dinero?) con el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812, que los politicastros de la izquierda califican estos fastos de “proyecto de Estado”, que se preparan para 2012 diversos aquelarres reaccionarios: Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, conmemoración conjunta por delegaciones de los tres países del mundo con Constituciones más antiguas, EEUU (1787), Francia (1791) y España (1812), etc.
            Asimismo, el obispado de Cádiz ha formado una Comisión Diocesana del Bicentenario, alegando que el 30% de los diputados que sesionaron en 1810-1812 eran eclesiásticos. No faltan ya algunos militares implicados pero, con todo, se oculta al público que quizá un 50% de los parlamentarios gaditanos eran militares, en activo o en situación de retiro con destinos civiles, según las normas introducidas por la denominada “monarquía militar”  desde Carlos III.
            En efecto: la Constitución de Cádiz, así como toda la sangrienta revolución liberal y constitucional española fue, ante todo, obra del ejército, de los jefes militares, de los “espadones”: Riego, Espartero, Narváez, Prim y tantos otros, todos antecedentes de Franco y no menos despiadados carniceros que éste. Tal es la verdad que no se desea que las gentes conozcan.
            Si en 1992 hubo una fuerte movilización popular contra el 500 aniversario del “descubrimiento de América”, ahora hay que hacer lo mismo contra el 200 aniversario de la instauración de un Estado hiper-hinchado y mega-potente, el liberal, que niega la libertad política, la libertad civil y, sobre todo, la libertad de conciencia.
            Los medios de comunicación se autocalifican de “imparciales”, “objetivos” y “al servicio de la democracia”, pero ¿por qué no permiten que todas las opiniones sobre la Constitución de 1812 lleguen al gran público en similitud de condiciones, todas, las críticas igual que las laudatorias?, ¿por qué están realizando una colosal campaña propagandística a favor de aquélla, que se hará gran lavado de cerebro según nos vayamos aproximando a la fecha clave, el 19 de marzo de 2012?, ¿por qué censuran y prohíben las versiones discrepantes? El adoctrinamiento inmisericorde a que someten a las masas les pone en evidencia.
            En efecto, ¿permitirá el actual régimen de dictadura constitucional, partitocrática y parlamentarista críticas sustantivas a la Constitución de 1812 y a lo que significó y significa? ¿Las dará el mismo tratamiento informativo que a los piropos, alabanzas y ditirambos, por lo general mercenarios? Veremos, pero hasta el momento no hay nada de eso.
            Se ha de repudiar, en particular, la bronca campaña apologética de la Constitución de 1812 que están realizando los partidos de la izquierda y, en su estela, los intelectuales y profesores izquierdistas, ahora los más reaccionarios, los más entusiastas del capitalismo y de la dictadura del Estado, los más devotos de la tiranía, el genocidio y el exterminacionismo. Dado que la izquierda lo reduce todo a propaganda instaura siempre el reino de la mentira.
            Por tanto, en mi blog iré publicando, más o menos cada mes, una declaración destinada a poner en evidencia los aspectos más lúgubres de la Constitución gaditana y del orden político, económico, convivencial, medioambiental y moral por ella institucionalizados a punta de bayoneta, en concreto, de la actual dictadura del Estado y del gran capitalismo que padecemos, que ahora nos impide ser libres, ser fraternales, ser generosos, ser inteligentes, ser morales, ser en armonía con la naturaleza, ser con dignidad y, en definitiva, ser humanos.
            Además, procuraré poner a punto otros materiales e instrumentos de esclarecimiento de la verdad sobre estos asuntos. La idea organizadora se expresa, como ya expuse, en tres lemas: “Abajo la dictadura constitucional. Viva la libertad. Por un régimen de asambleas populares omni-soberanas”.
            Cuento contigo/vosotros para tan determinante tarea.
                                                                         21 de Noviembre de 2011
                                       ANEXO
            En mis libros el análisis de la Constitución de 1812 se hace en:
“La democracia y el triunfo del Estado”, en particular el capítulo I. Es un estudio documentado, con numerosas citas a pie de página.
 “Seis estudios. Sobre política, historia, tecnología, universidad, ética y pedagogía”, en los dos capítulos que forman la primera parte del texto (“Dominación política”), cuyos títulos son bien expresivos, “El parlamentarismo como sistema de dominación”[1] y “Los inicios del vigente orden de dictadura política: la revolución liberal española, 1812-1874”.
“Naturaleza, ruralidad y civilización”, que presta especial atención a la agresión al concejo abierto perpetrada por el texto político-jurídico gaditano de 1812, por un lado, y a la descomunal destrucción medioambiental que realizó el constitucionalismo español, que destrozó el bosque alto autóctono por otro. En el queda meridianamente claro que constitucionalismo y franquismo en la práctica vienen a ser uno y lo mismo.
“O atraso político do nacionalismo autonomista galego”, libro que al estudiar la historia y el presente de Galicia muestra el daño descomunal que la Constitución de 1812 y sus clones han hecho a la nación gallega, en su cultural, lengua, historia, ruralidad, libertad política y vida convivencial.


[1] Éste ha sido recientemente publicado por un colectivo como folleto.

jueves, 10 de noviembre de 2011

LAS ELECCIONES DEL 20-N Y EL DESARROLLO DEL FACTOR CONSCIENTE

LAS ELECCIONES DEL 20-N Y EL DESARROLLO DEL FACTOR CONSCIENTE
                Las elecciones del 20 de noviembre de 2011 tienen lugar en una situación singular, cuando los cimientos de “España” y Europa crujen y se agrietan. Lo que madura es una crisis global de Occidente que va mucho más allá de la economía y que, por tanto, demanda una respuesta múltiple y compleja, esto es, integral, más allá de las obsesiones economicistas de una izquierda que sigue siendo el instrumento político principal del capitalismo y del artefacto estatal, por delante de la derecha.
                La izquierda en el gobierno, el PSOE secundado por el PCE-IU en todo lo importante, ha destruido la sociedad y ha envilecido a la persona. En 2004-2011 el gobierno izquierdista ha promovido con furor todas las formas imaginables de no-pensamiento, docilidad, incivilidad, amoralidad, embrutecimiento, inespiritualidad, deshumanización, neo-ignorancia, aculturación, chabacanería, egocentrismo, hedonismo, auto-destrucción del individuo, culto por lo degradado, zafiedad, enfrentamiento entre las personas, feísmo y barbarie, por medio de sus muchas religiones políticas y operaciones de ingeniería social. De ello ha salido una sociedad en descomposición, agónica, y un sujeto nulificado en trance de dejar de ser humano.
                Además, ha devastado la economía, creando un sistema productivo imposible por parasitario, endeudado, despilfarrador, hiper-consumista, entregado al gran capital y a la banca, hiper-intervenido por el Estado, corrupto y supeditado al imperialismo alemán. Así, tenemos 5 millones de parados, una situación sin salida y el hambre a punto de ser una lúgubre realidad en cientos de miles de hogares.
                Tal es la obra de la izquierda en todas sus manifestaciones, del progresismo, de la intelectualidad y estetocracia mega-subsidiadas, de los miles de grupos, tinglados, ONGs y sujetos que han medrado a lo grande en estos años aciagos con las suculentas subvenciones otorgadas por el gobierno del PSOE a fin de que hicieran la loa del Estado.
                Desde antes incluso de la muerte de Franco la izquierda ha hegemonizado la vida política del país. Con el final del fascismo se hizo la fuerza política más influyente, en la que el capitalismo y el Estado se apoyaron para realizar sus fines en las nuevas condiciones. La infame Constitución actual, de 1978 (actualización de la no menos infame de 1812), proviene sobre todo de un pacto entre el Estado fascista reconvertido, representado por Adolfo Suarez, y el Partido Comunista de España (PCE), a las órdenes de Santiago Carrillo. De ese atroz texto político-jurídico han salido los males que nos devastan.
                El PCE, secundado por el PSOE y la extrema izquierda, frustró en 1974-1978 la posibilidad de una salida revolucionaria a la crisis general del régimen franquista que permitiera la regeneración de la sociedad tras 40 años de barbarie. Para ello otorgó un respaldo total al régimen de dictadura constitucional, partitocrática y parlamentarista como solución de recambio. Al mismo tiempo destruyó los movimientos populares, para crear una sociedad de la docilidad y el servilismo, de la atomización y el individualismo. Desgastado en tan rufianescos quehaceres sufrió una regresión como partido, siendo sustituido por el PSOE.
                El triunfo electoral del PSOE en 1982 abre un periodo de rápido crecimiento del capitalismo español, que es promovido a las mil maravillas por la política e ideología de la izquierda. La acumulación y concentración de capital progresó a un ritmo vertiginoso y de ello surgió la empresa multinacional española, que antes no existía. Ésta, la expresión más temible del capital, fue creada bajo la dirección de los gobiernos de la izquierda en los años 80 y 90 de la pasada centuria. Hoy su número rebasa las 2.500. Particularmente cordiales fueron, y son, las relaciones entre el PSOE y la gran banca.
                Por tanto, quienes identifican izquierda con anticapitalismo se engañan y engañan. Los hechos prueban que la izquierda, en todas sus manifestaciones, ha sido desde el final del franquismo, y lo sigue siendo, la expresión más perfecta de los intereses estratégicos del gran capital multinacional español, más aún que la derecha.
                En el presente, declinante el PSOE a causa de los catastróficos efectos de sus políticas, el gran capital y el Estado están promoviendo para las elecciones del 20-N al PCE-IU, en tanto que fuerza política “anticapitalista” destinada a controlar los movimientos populares, para llevarlos a un pacto con el Estado y el capital y luego destruirlos, como hizo en 1974-1978. El PCE-IU ha recibido de la banca, que se sepa, 1,8 millones de euros para la campaña electoral.
                Además, sobre todo desde la privilegiada posición que tiene en las Cajas de Ahorro, esa peculiar manifestación del capitalismo estatal-empresarial, como PCE-IU y como CCOO, se ha hecho parte sustantiva de la burguesía de Estado, que incrementa su cuota de capital con el auge del capitalismo estatal y de la explotación de las clases populares por vía fiscal. Desde las Cajas, algunas de las cuales están entre las mayores entidades financieras del país, realiza un sinnúmero de negocios, partidistas y privados, de muy variada naturaleza.
                Es intolerable, por ejemplo, que mientras por un lado sale a la calle a arrastrar pancartas con el lema “No a los desahucios”, por otro, desde las poltronas de los consejos de administración de las Cajas, el PCE-IU ordena la ejecución de un número notable de desahucios cada día. Su mundo es el de la mentira, la amoralidad y la demagogia. Se llama “anticapitalista” cuando es el mejor promotor del capitalismo entre las clases populares.
                Dentro del Movimiento 15-M soporta a duras penas las asambleas con un único propósito, destruirlas para imponer un nuevo régimen de dictadura parlamentarista y partitocrática, para hacer que las y los políticos profesionales nos manejen como muñecos. Si no lo lograse, su objetivo será destruir el 15-M como hizo con los movimientos populares genuinos en 1974-1978.
                Dado que el PCE-IU vive deliciosamente del Estado a través del régimen de subvenciones y fundaciones, se lucra con las Cajas y es parte sustantiva del capitalismo de Estado, lo mejor de su política se centra ahora en defender “lo público”, esto es, sus negocios. Al presentar lo estatal como “público” está fomentando sus intereses como organismo parasitario y explotador, sirviendo a su amo principal, el Estado.
                Para amontonar votos, por tanto dinero del Estado, en sus arcas, promueve la especie de que la derecha va a desmontar el Estado de bienestar. Al aterrorizar a las clases populares con formulaciones absurdas y mentirosas pretende aparecer como paladín del pueblo.
                Los fundamentos del Estado de bienestar los creó Franco, con su famosa ley de 1963, de modo que no se entiende por qué va a deshacer la derecha lo que hizo aquel fascista para organizar de la mejor manera posible al capitalismo y al ente estatal. En las actuales condiciones de desastre y naufragio económico el Estado de bienestar menguará pero se mantendrá, pues lo exige el conservar una mano de obra con un mínimo de eficacia productiva, y un Estado con unos ingresos suplementarios de naturaleza colosal, que ahora le son más necesarios que nunca por la mengua de los tributos y la crisis de la deuda soberana.
                Quienes alborotan a favor del Estado de bienestar son herederos de la política del franquismo, son izquierdistas con camisa azul. Quienes dicen que el Estado es “lo público” están afirmando que el ejército es parte sustantiva de “lo público”, que es pueblo en definitiva, como decía Franco. Son, pues, unos militaristas, por tanto unos fascistoides.
                En las actuales condiciones de progresivo desplome de Europa, de acumulación de crisis de toda naturaleza (política, cultural, educativa, demográfica, medioambiental, intelectiva, relacional, de construcción del sujeto, estética y otras varias además de la económica), centrarse en la economía para mendigar más dinero y más servicios del Estado asistencial es hacer lo que el capital espera y desea. Ahora, ante la crisis múltiple, general y universal en desarrollo lo que se adecua a la realidad es promover la idea de revolución integral.
                En efecto, sólo una revolución integral que transforme sustantivamente la sociedad, el individuo y el sistema de valores, que cree una nueva organización de la vida colectiva y una nueva persona, es capaz de elevarse a cosmovisión inspiradora de soluciones a los muchos y colosales problemas de nuestro tiempo. La economía es sólo parte, lo humano es lo más decisivo, y resolver el problema de su destrucción planeada desde arriba demanda una revolución total, regeneradora y restauradora. Ésta ha de reinventar y reformular la vida en sociedad a la vez que la condición del sujeto en tanto que ser humano que se afirma como tal, y no como consumidor, fuerza de trabajo, adoctrinado múltiple, hedonista ultra-degradado y siervo del par Estado-capital, primando lo espiritual sin desatender lo material.
                El gran caos y declive en que se precipita Europa, en particular sus países más débiles, es un acontecimiento histórico que demanda una respuesta integral. Sucede tras 500 años de hegemonía planetaria europea y sólo puede ser respondida con una grandiosa concepción sobre cómo ha de ser el futuro, con un desarrollado sistema de propuestas y soluciones, con una interpretación del presente y del porvenir realizada con altura de miras y visión estratégica, con valentía y clarividencia, con creatividad y responsabilidad, que se proponga dejar atrás el orden social actual, una atroz dictadura de las elites del poder político, militar, funcionarial, académico, mediático, tecnocrático, religioso y económico.
                En los turbulentos tiempos que corren se ha de tener en cuenta el refrán, “A grandes males, grandes remedios” y alejarse de la mediocridad, el posibilismo, la añoranza del pasado de hiper-consumo con aniquilación de lo humano y devastación medioambiental, el economicismo, la cobardía, las visiones parciales, la ruindad vital y las “soluciones” fáciles.
                Eso llevará bastante tiempo realizarlo por todas y todos. Crear y popularizar la gran y magnífica idea de la revolución integral es la tarea más importante en los próximos años.
                En las actuales elecciones la izquierda y la derecha son lo mismo, y sólo se diferencian en sus miserables grescas verbales por poder y dinero. Igual es el PP que el PSOE, lo mismo representa Esperanza Aguirre que el PCE-IU o UPD, o que el PNV, CiU o el BNG. Además, son unas elecciones que, como todas ellas, son no libres, al estar realizadas en condiciones de inexistencia de libertad de conciencia y con un aparato partitocrático que todo lo manipula. Asimismo se basan en un elaborado sistema de engaño, pues se elige lo que no tiene el poder real, el parlamento y el gobierno, mientras que no se elige lo que sí posee la totalidad del poder, el Estado y el gran capital.
                Las elecciones legitiman una situación de dictadura, en la que el Estado, el tirano colectivo, gobierna al pueblo, impidiendo que el pueblo se gobierne a sí mismo, de la única forma posible, con una gran red de asambleas omnisoberanas que, con base en lo local, se eleven al plano de lo comarcal, regional y nacional múltiple. En ellas y sólo en ellas puede hacerse real la libertad política para todas y todos pues cualquier forma de parlamentarismo, monárquico o republicano, con estos o los otros procedimientos, es un régimen tiránico que debe ser rechazado y resistido. Por tanto, la abstención se impone.
                La Europa de los vividores, gozadores, triperos y pancistas que creían poderse permitir todos los excesos y, en efecto, se los permitían, está acabándose en buena hora. Sobre sus ruinas hemos de edificar una Europa que recupere lo mejor de la herencia clásica, lo más sustantivo del saber, la civilización, el arte y la cultura, que sea una sociedad de la libertad y la pluralidad, de la convivencia y la ayuda mutua por amor, de la limitación drástica del consumo y la auto-contención, del esfuerzo y el servicio desinteresados, ni agresora ni agredida, ni explotadora ni explotada, respetuosa y atenta con el individuo a la vez que colectivista y comunal. La izquierda, con sólo una idea fija, que todas y todos llevemos una vida de cerdos con el estómago como único órgano a satisfacer, es el obstáculo principal para avanzar en esa dirección. De ahí dimana su descomunal mediocridad, deshumanización, espíritu reaccionario y zafiedad.
                Lo importante no es preguntarnos qué va a pasar sino qué vamos a hacer, a qué nos vamos a atrever, con qué nos vamos a comprometer cada uno y una de nosotras. Se aproxima el momento en que cada cual habrá de hacer elección de su destino.
                Triunfante el PP, las acciones populares se han de dirigir contra el Estado y el capital tanto como contra el PP, el PSOE y el PCE-IU. No se puede admitir que resurja la política de división y enfrentamiento popular izquierda/derecha. Hay que promover una línea de integración de todo el pueblo en torno a la idea de revolución integral contra la derecha y la izquierda, que son la misma cosa.
                Por la revolución integral, pues, abstención el 20-N
                                                                                                  Félix Rodrigo Mora