jueves, 30 de enero de 2014

¿GAMONAL?



         Cuando la socialdemocracia, en sus muchas variantes, ha destruido los movimientos populares, Gamonal ha sido mitificado por quienes convocan raquíticos eventos neo-carcas, a los que van más policías que manifestantes.

         A pesar de que cada día más amplios sectores de la población se van sumergiendo en la pobreza material, en ocasiones extrema, el pasado otoño y lo que va del invierno han sido de una paz social perfecta, sólo alterada por la sorpresa de Gamonal. Una vez más escuchamos aquello de “después de esto ya nada será como antes”… pronunciadas sólo un instante antes de que el conformismo, la resignación y la desmovilización se hagan todavía más agobiantes.

         Eso muestra la rotunda falsedad del economicismo, la ideología burguesa por excelencia. No es el estómago lo que mueve al ser humano sino el cerebro y el corazón. Los economicistas son agentes del capital dentro del pueblo.

         El 15-M se desplomó por falta radical de espíritu revolucionario, liquidándose, pero aquéllos que lo fían todo a que las masas salgan a la calle a demandar reformas que no dañan lo esencial del sistema de dominación siguen esperando el milagro… esta vez acaecido, al parecer, en Gamonal.

         Reflexionemos. Hoy, cuando hace sólo unos días de lo del barrio burgalés el asunto es ya irrelevante. Además, fue una movilización por metas reformistas, que en muy poco cuestionan al sistema de dominación y que, de facto, sirven a éste pues integran a las masas en él, al hacerlo más tolerable para la gente común.

         Acciones de esa naturaleza son cualitativamente diferentes de las luchas revolucionarias y no pueden transformarse en éstas ni sirven gran cosa para el desarrollo de la conciencia popular. Son parte de la dinámica natural del sistema capitalista, que se va auto-ajustando a partir de acciones y reacciones perfeccionadoras de su esencia.

         Quienes lo esperan todo de la espontaneidad popular, que hoy no es y no puede ser revolucionaria, se convierten en sostenedores del orden constituido, que existe en permanente adecuación y renovación a partir de sí mismo.

         Intervenciones populares como las de Gamonal son justas, son éticas, son oportunas, se deben realizar, pero no son revolucionarias y no son el camino que lleva a la revolución. Por tanto la cuestión reside en si se cae de rodillas ante ellas o se las considera con fría objetividad, evaluando lo poquísimo que aportan a la causa de la revolución y lo que contribuyen a robustecer el orden constituido.

         Hay dos elementos más. La idealización de aquéllas sirve, sobre todo, para que ciertas personas que podrían aportar a la gestación de las condiciones subjetivas de la revolución pierdan su tiempo jaleando dichas luchas y esperando en vano lo que jamás puede suceder, su generalización y paso a una fase superior. De ese modo tales personas, inicialmente valiosas, se rebajan a activistas socialdemócratas, se degradan como seres humanos y se deshumanizan.

         Los que dedican lo mayor y mejor de su tiempo a las acciones reformistas se construyen a sí mismos como socialdemócratas.
         Otro es que si se arguye que el gran cambio social necesario surge desde actuaciones populares estilo las de Gamonal se está reduciendo la revolución a una suma de operaciones reformistas, lo que equivale a argüir que se está convirtiendo el anticapitalismo en una tanda tras otra de luchas por reformar el capitalismo, vale decir, por mejorarlo, adecuarlo y actualizarlo, a fin de cuentas por refundarlo.

         Hay más. La brega por reformas es más positiva en una sociedad donde el factor consciente sea fuerte que en otra, como el actual, en que éste apenas existe, anegado por todo tipo de formulaciones integradoras, pseudo-radicales y perfeccionadoras del sistema de dominación mientras afirman hipócritamente ser antagónicas con él.

         Ahora la principal, con mucho, actividad revolucionaria es desarrollar el factor consciente. La idea, el proyecto y programa revolucionario se llevan directamente a las clases populares, como tales, sin necesidad de ninguna lucha reformista, tomando la totalidad de la existencia social y personal, sin reducirse a las ínfimas cuestiones que hoy son objeto de demanda en la calle.

         Además, hoy el ideario revolucionario es imprescindible incluso para que haya movilizaciones fuertes de naturaleza no-revolucionaria. Quienes llevan decenios y decenios predicando el culto por la espontaneidad de las luchas de masas, corriendo detrás de esta acción reformista o la otra, han desempeñado una función de primera magnitud en la aniquilación de los movimientos sociales de toda naturaleza que hoy, exhaustos, están en el peor momento de los últimos 150 años.

         Sin la esperanza de la revolución integral, sin su fortísimo poder de esclarecimiento, seducción y organización, ya ni siquiera puede haber actuar popular reformador continuado, pues hoy lo de Gamonal no es la regla sino la excepción. Por eso los socialdemócratas de toda laya son los responsables del gravísimo reflujo de los movimientos de masas que padecemos, que para ser superado necesita del factor consciente y el ideario de una revolución total, a la vez social, personal, espiritual y en los valores.

viernes, 17 de enero de 2014

EROTISMO Y RECUPERACIÓN DE LO HUMANO



Padecemos la destrucción de lo humano y del ser humano real, la aniquilación programada de la esencia concreta humana. Todo eso está siendo devastado, para crear criaturas posthumanas hiper-sumisas a las instituciones y a los amos de la economía.
        
El sujeto medio no sabe pensar, ha perdido casi todo contacto con lo real, es incapaz de emitir juicios autónomos y decidir. Carece de emociones auténticas y de pasiones humanas. No sabe utilizar el lenguaje, estando reducido a una mudez escalofriante. Es inepto para convivir y estar con sus semejantes, hacia los que profesa una espantosa mezcla de afán de dominar, temor y rencor. No posee vida espiritual ni sentido estético. La palabra moral, o virtud, le encolerizan. Resulta experto en odiar e incapaz de amar. Obedece siempre al poder en todo. El epicureísmo de Estado le ha hecho un vegetal y un auto-agresor. Es mediocre, aburrido, previsible, deprimente.
        
No sabe trabajar como ser libre, y ya tampoco como neo-siervo de los oligarcas, por causa del salariado. No conoce la alegría ni sabe divertirse. No tiene conexiones con la naturaleza, salvo las del consumo visual. Ha perdido la capacidad de sufrir y todo malestar le aterra. Es un espantadizo que se acobarda con nada. Resulta inútil para estar consigo mismo, en reflexión y silencio. No sabe alimentarse de un modo humano. Es inhábil para cuidar de sí. Sus facultades corporales están en quiebra. Vive confinado en la cárcel del ego, hecho verdugo de sí. Lo ignora todo al ser un hiper-adoctrinado, por tanto también un fanático. Está dominado por obsesiones, terrores, angustias, ansiedades, maldades, dolencias, dependencias y estados depresivos.
        
En lo intelectivo es una nulidad, en lo conductual un adoctrinado, en lo convivencial un autista, en lo físico un alfeñique, en lo emocional un cadáver, en lo espiritual un bruto, en lo corporal un enfermo, en lo laboral un inútil, en lo ético un pérfido. Esto han hecho de nosotros, y esto nos hemos dejado hacer.
¿Cuál es la vida erótica de esta criatura suma de negaciones y extravíos con aspecto humano que habita en la sociedad aberrante, de este ser nada?
        
Puntualicemos. Los animales tienen sexo y los seres humanos, mientras sigamos siéndolo, erotismo. Es muchísimo más que sexo, y es la forma concreta que adopta éste en la persona. Nos es imposible vivir una sexualidad meramente fisiológica, o simplemente mecánica, o trivialmente cuantitativa, o torpemente solipsista, o neciamente higiénica, o comercialmente sanativa, o tristemente promiscua. Y si lo hacemos, nos dañamos y mutilamos, llegando a sentir repugnancia hacia lo libidinal.

En una proporción u otra, nuestra sexualidad es siempre erotismo, porque va unida a emociones, pasiones, impulso, afectos, cavilaciones, fantasías, ensimismamientos, enajenaciones, encariñamientos, preferencias y técnicas amatorias específicamente humanas. Cuanto más cargada esté el sexo de elementos trascendentes más satisfactorio será.

Pero cuanto más simplificado, fisiológico, mecánico, carente de afectividad y vacio de deseo, cuanto más exento de pasión, empuje, acometividad y ardor, cuanto más sin apego, entrega, proximidad espiritual, amor y efusión, más insatisfactorio será y menos se practicará.

La “revolución sexual” de los años sesenta aunque acertó al enfrentarse con la represión de lo sexual humano falló en la formulación de un nuevo erotismo. Desconoció la dimensión sublime, pasional, espiritual e integral del Eros. Su propuesta, que aún aletea, era cuantitativa (muchos coitos), simplificada (lograr el orgasmo, en tanto que espasmo agradable), hedonista (el erotismo es placer, sí, pero muchísimo más que placer), mutiladora (ignoró la creación de vida), libresca (a menudo se practicaba sexo porque un panfleto decía que era progresista y “liberador”, vale decir, por imposición), sin pasión ni impetuosidad ni afectividad, por tanto, sin lo más decisivo. Con todo ello degradó el sexo en una rutina trivial, frívola, repetitiva, sin grandeza, tediosa e incluso nauseabunda[1].

En la experiencia erótica ha de entrar lo humano en su triple dimensión. Somos al mismo tiempo: 1) hembras y machos, 2) mujeres y hombres, 3) seres humanos. Al ser mamíferos el sexo humano es siempre coito de mamíferos. Nuestra dimensión animal es magnífica y no puede ser ninguneada. Pero al mismo tiempo somos humanos, mujeres y hombres, con necesidad de simpatía, devoción, cariño, belleza, fantasía, compañía, convivencia, cortesía, entrega, éxtasis espiritual y mutuo servicio.

Existen las necesidades sexuales y también las necesidades emocionales y afectivas, espirituales en suma. Ambas se unifican en nuestro existir y se han de unificar en la práctica erótica todo lo posible. Tenemos que vivir el erotismo como una experiencia salvaje y apasionada, dado que sin ardor y enloquecimiento el Eros naufraga. Han de fijarse en los pactos eróticos que hagan los amantes, dos o más, en tanto que adultos responsables, los contenidos y atrevimientos de su hacer amatorio.

Hay que respetar (y hacer respetar a los nuevos represores, ellas y ellos), la inmensa variedad de las prácticas eróticas naturales humanas, que no pueden ser reducidas a una norma única, ni siquiera a unas cuantas. En el erotismo la libertad (con responsabilidad), la variedad y la pluralidad han de ser la norma. Por eso hemos de combatir toda forma de biopolítica, de derechas o de izquierdas, carca o progresista.

No nos dejemos deserotizar, castrar. Esto es una argucia más para aniquilar lo humano y convertirnos en esclavos perpetuos del poder constituido. Mantengamos intacta nuestra feminidad o nuestra virilidad, elevándolas a la categoría de atributos esenciales. Hoy pocas cosas son tan subversivas como el amor, y el Eros siempre es, en más o en menos, amor.

Salvo en sus manifestaciones inferiores el erotismo es un “nosotros”, una fuerza unitiva que atrae y acerca a los seres humanos. Lo erótico nos socializa, nos hace sentir la grandeza y belleza del otro, la alegría de estar juntos, la fuerza de mantenernos unidos, la magnificencia de la fusión interpersonal. No hay asociación mayor entre dos personas que la que se logra en la coyunda, cuando se integran físicamente la una en la otra, desmoronándose las barreras que en condiciones normales separan a los humanos.

Si el encuentro amatorio, además, está bien cargado de elevación, afinidad, devoción, identificación emocional, mutua entrega, olvido de sí, compartirlo todo y éxtasis, si es una fuga de la cárcel del ego para dar y darse, entonces se convierte en una experiencia revolucionaria, al militar contra un orden social sustentado en el egoísmo posesivo, el odio mutuo, la soledad patológica, la impotencia emocional, las relaciones de dominio y la imposibilidad de desplegar el componente colectivo de nuestra naturaleza, un modo de impedir el desarrollo del aspecto individual del yo.   

Una sociedad colectivista y comunal, en la que el horror de la propiedad privada concentrada haya desaparecido para que podamos vivir compartiéndolo todo, no puede conquistarse ni construirse sin afirmar una y otra vez lo colectivo, el nosotros, en todas sus manifestaciones, sin superar las barreras del yo, sin salir de sí mismo y entregarse al otro. Esto es lo propio, también, del acto amatorio, que es o debería ser siempre, en más o en menos, acto amoroso.

La “revolución sexual”, de facto, ha sido la más eficaz ofensiva contra la libertad erótica. Antaño la represión se hacía desde fuera del sujeto, hoy se ha logrado que éste se perciba como criatura desexuada que evita y condena por motivos variados, siempre sofísticos además de autodestructivos, las practicas eróticas. De ese modo se auto-reprime. Así ha sido creada la nueva gazmoñería o pudibundez, una versión perfeccionada de la vieja, impuesta por el franquismo, la Iglesia y la Sección Femenina.

Ahora padecemos lo que se ha llamado el síndrome de la Inhibición del Deseo Sexual (IDS), y el quehacer amoroso es tildado, a menudo, de “aburrido” e indeseado. Desde el Ministerio de Igualdad, las organizaciones empresariales y las corrientes feminicidas por ellos subvencionadas, se nos adoctrina en un nuevo credo represivo, persecutor y mojigato. Vivimos una catástrofe del Eros.
        
El viejo puritanismo victoriano, como descubrió Freud, hizo de las mujeres su víctima principal. Al ser privadas de sexo, afectividad, pasión, intimidad y éxtasis amoroso las féminas de las clases altas de entonces enloquecían, enfermaban del cuerpo y del espíritu. Hoy está sucediendo lo mismo pero a una escala muy superior, al ser muchísimo mayor la ofensiva contra la libertad en lo libidinal y amatorio. Son tiempos de miseria erótica, de lo que se ha calificado como “anorexia sexual[2].

Por eso millones de féminas, esta vez de las clases populares, se sienten desfallecer de soledad física, frustración anímica, fragilidad de los vínculos y necesidades libidinales insatisfechas, desarrollando numerosas patologías, sobre todo la ansiedad depresiva pero también la ruina de su corporeidad. La situación de las mujeres hoy es tan desesperada que se están creando varias ramas de negocios para supuestamente tratarlas, una de ellas la de la “sanación”. Lo necesario es un renacimiento espontaneo y popular del Eros por deseo, del galanteo, cortejo y seducción mutuas, de la afectuosidad erotizada, la cortesía insinuante, el amor-pasión y el amor al amor, pero no nuevos negocios.

Ciertamente, en la sociedad infierno convivencial no puede haber ni sexo ni amor dignos de tal nombre, por tanto no hay lugar para el erotismo. Ésta es una situación gravísima, que está literalmente triturando a numerosas mujeres (también a muchos varones) y que demanda, para ser resuelta, una transformación social y personal integral, una revolución.

Nos corresponde ahora no sólo resistir y denunciar a las nuevas y los nuevos perseguidores del Eros sino hacer algo más, a saber, iniciar la reconstrucción de la vida erótica, ir promoviendo una renovada sensibilidad y una rehecha emocionalidad, para reaprender lo amatorio y amoroso, para recomponernos como seres humanos. Igual tendremos que hacer con otras cuestiones axiales, el acto de alimentarnos, el lenguaje, la convivencia, la salud, la reflexión, la voluntad, la virtud, la afectividad, la belleza, etc.

Por durísimo y dramático que sea, una vez que hemos sido aniquilados como personas, reducidos a meros despojos y parodias, tenemos que iniciar el camino de la recuperación y la reconstrucción. Hoy la propuesta es hacerlo con lo erótico. Por eso trabajo en un libro, que ya he titulado “Erótica”, he acuñado el lema “Estetizar y erotizar la vida” y me afano en cursos, conferencias y charlas con estos contenidos. Porque el erotismo tiene un componente innato y dado pero también otro necesitado de ser reflexionado y aprendido, siendo mi intención ofrecer más herramientas que soluciones, más reflexiones fundantes que recetas de manuales.




[1] Quienes diseñaron tal “revolución”, en verdad una potente anti-revolución, se fundamentaron en la noción de lo sórdido y no en la de lo sublime. Por eso no funcionó. Para aprehender ésta es recomendable leer reflexivamente “Sobre lo sublime”, Longino. Hay comentario en este blog.
[2] Mi compromiso con la libertad del Eros se expresa ya en el libro “Tiempo, historia y sublimidad en el románico rural”, una loa de un tiempo, el del Medievo hispánico, en que lo erótico era libre, no como hoy, demonizada y perseguido con una hipocresía y sutilidad que sobrecogen.

martes, 7 de enero de 2014

PEQUEÑO FLORILEGIO


NACIONALIZACIÓN DE LA BANCA

Es la estatización de la banca, la constitución de un régimen estatocapitalista, con trabajo asalariado y explotación. El Estado, o sea, los altos funcionarios, militares, policías, tecnócratas, políticos profesionales y pedantócratas, se hacen dueños de todo el capital-dinero. ¿Qué tiene esto de “anticapitalista”? Nada, sólo sería el paso del capitalismo estatal-privado al régimen de capitalismo de Estado. En ello está muy interesada la actual burguesía de Estado, de la que forma parte la izquierda. Después de cooperar en el expolio de las Cajas de Ahorro, que ha hecho millonarios a cientos de políticos izquierdistas (y también derechistas), la izquierda “anticapitalista” demanda más capitalismo de Estado. IU en la Junta de Andalucía respalda al gobierno del PSOE, en lo de los EREs y demás corruptelas multimillonarias, y como pago aquél le concede un banco, creado desde la Junta. En unos años los jefes de la izquierda andaluza, la más populista, se harán ricos dejando a esa entidad bancaria “pública” expoliada y en ruinas, para ser rescatada por el Estado. Así sucedió con Caja Castilla-La Mancha. Una banca nacionalizada es el sueño de todos los políticos profesionales, que incrementarían su poder de forma muy substancial, por eso no es coherente denostar a la partitocracia y a la vez demandar la nacionalización (estatización) de la banca, consigna falangista por lo demás.

                            RUDOLF ROCKER
Este pensador anarquista alemán subraya que el Estado es primordial en el desarrollo del capital. Muestra que no hay capitalismo sin ente estatal, y que éste lejos de “proteger” a las clases trabajadoras del capitalismo protege al capitalismo de las clases trabajadoras. En denuncia del izquierdismo burgués posee libros notables, como “La Influencia de las ideas absolutistas en el socialismo”, una exposición sobre que la izquierda estatolátrica concibe el socialismo como un retorno al régimen “absolutista” del siglo XVIII. Rocker, que vivió el ascenso del nazismo, tiene un mérito más, comprender que lo esencial en los fascismos es la noción de “revolución fascista” y que con ella los nazis proyectaban ganarse al pueblo. Por eso Rocker hizo debate públicos con los nazis, en los cuales refutó su programa. Ahora, algunas gentes creen que el fascismo es una tribu urbana a la que hay que “combatir” sólo o principalmente con trifulcas callejeras. Este “antifascismo” de pega, patético en su ignorancia e insignificancia, es otra tribu urbana sin argumentos para rebatir al fascismo. Con tales “antifascistas” el fascismo lo tiene fácil.

                   ARABAKO KONTZEJU ELKARTEA
Pocas cosas son más emotivas que la “Asociación de Concejos de Álava”. En “Naturaleza, ruralidad y civilización” les dedico un capítulo, que redacté teniendo en cuenta la experiencia, milenaria, asamblearia, colectivista, comunal, consuetudinaria y fraternal, de los concejos alaveses, con los que tuve la suerte de convivir, aprendiendo de ellos muchísimo. Pero en un folleto dicen algo con lo que, cordialmente, discrepo, “Egiazko demokrazia gure herrietan badago…” (“la democracia real ya existe en nuestros pueblos…”). No, no, mientras esté el Estado (además, español), gobernando a la sociedad no puede haber democracia. Lo que pervive en muchos pueblos y aldeas alavesas son expresiones asamblearias reducidas hoy a manifestaciones pequeñas e incluso marginales de autogobierno, magníficas en su significación pero raquíticas en sus capacidades reales y poderes efectivos. No nos engañemos. Necesitamos concejos abiertos omnisoberanos, en los que se tomen la totalidad de las decisiones sobre la totalidad de la vida común y colectiva, no pudiendo haber otros poderes, ni políticos (Estado) ni económicos (clase empresarial). La democracia existirá cuando todo se debata, decida, legisle, ejecute, juzgue y fiscalice en el concejo abierto, en la asamblea. Y digo todo. Eso es el meollo del proyecto y programa de la revolución integral.

                   POESÍA ÉPICA
Hoy no hay apenas poesía épica porque la vida es mediocre, ramplona, triste, ruin, miserable y aberrante. Como seres nada estamos desprovistos de elevación, magnificencia, heroísmo, brío, impetuosidad, espíritu de aventura, generosidad, gusto por el riesgo, entrega inflamada, voluntad de servicio, sentido del deber, honor y dignidad. Por eso la poesía épica ha desaparecido, lo mismo que la tragedia en tanto que género dramático, pues hoy todo es comedieta, zafiedad y chistes malos. Por eso atrae la obra poética de Julio Martínez Mesanza. Ciertamente, sus poesías no son perfectas, y su ideario a menudo es recusable, pero escribe con tal pasión que en algo alivia el corazón de quienes creemos que la vida es contienda y batalla. Sin esto no apreciamos la vibración de la sangre ni la tensión del espíritu ni los apremiantes mensajes de ovarios y testículos. La chaladura gris, pacifista, epicúrea, progre, hippie y depresiva ahora promocionada  desde el statu quo no nos deja autoconstruirnos con elevación y poderío. Grandioso es, por ejemplo, el poema “Ceremonia”, y también “Los sueños del guerrero”, incluidos en el poemario “Europa”. Quienes deseen ser, meramente ser, deben cultivar la épica y exigirse a sí mismos/a sí mismas una vida de pujanza, emoción y efervescencia  en pro del bien y la virtud. Sí, recreemos el lado salvaje de lo humano y conquistemos la libertad de expresión para dicho lado, parte decisiva de lo humano.

                   LA “NUEVA ERA” CONTRA LA CULTURA OCCIDENTAL
En las muy confusas mentes de algunas y algunos la ecuación oriental=bueno y occidental=malo funciona a todo gas. Miremos los hechos. Se dice que en las sociedades orientales el sexo era (¿es?) “libre” mientras en la cultura occidental está reprimido. Que esto sea, dicho así, falso hasta el ridículo se pone de manifiesto en algo básico: no puede haber erotismo de calidad, y ni siquiera aceptable, en sociedades donde la mujer sea oprimida, considerada como la mitad del varón (en el Islam, por ejemplo), o confinada en harenes y prostíbulos. Prácticamente todo el erotismo oriental es de harén esclavista, esto es, hiper- patriarcal. Tenemos, para refutar a quienes difaman, el libro “Mujeres mitologías”, de E. Lessing y P. Sollers. Muestra la exaltación del cuerpo femenino en su maravillosa exuberancia en el arte occidental. Está “Venus dormida”, de Giorgino, 1510, una escena de masturbación femenina; “Judith y la cabeza de Holofernes”, de Lucas Cranach el Viejo, 1530, con la heroína espada en mano tras haber decapitado al tirano (no puede haber erotismo sublime sin mujeres capaces de empuñar las armas contra los perversos); la extraordinaria pintura al fresco del rostro de una mujer joven leyendo, proveniente de Pompeya, siglo I (no es posible una sexualidad grandiosa si las féminas no son libres para ejercer la totalidad de las actividades intelectuales, y si no se obligan a sí mismas a hacerlo); la representación de un orgasmo femenino en “Júpiter e Io”, de Correggio, 1530; “La Noche”, escultura en mármol de Miguel Ángel, 1531, (la mujer del Eros ha de ser la fémina fuerte, poderosísima y por tanto soberana de sí, ahí mostrada) o “Las dos amigas”, de Gustavo Coubert, 1867, una hermosa escena de sexo lésbico, sin olvidar “La maja vestida”, de Goya, admirable como expresión de lo erótico más intenso, sutil e inteligente, puro instinto hecho pasión. Por tanto: ¡que calumnien cuanto deseen quienes “escogen” unas culturas que desde hace muchos siglos tratan a la mujer como ser de segundo orden, mero vientre reproductor o simple cosa!
                  
                   VENEZUELA, LOCUACIDAD Y HECHOS
Se dice que “la revolución bolivariana” que está construyendo “el socialismo del siglo XXI” ha asestado golpes decisivos al capitalismo en Venezuela. Por eso la noticia de que la multinacional venezolana Banesco ha comprado NovaGalicia (entidad bancaria gallega en crisis y nacionalizada, esto es, estatizada) por 1.003 millones de euros, puede sorprender. Más aún cuando se conoce que el presidente de Banesco, Juan C. Escotet, era muy buen amigo de Hugo Chávez y ahora de sus herederos. O sea, el chavismo se pone severo con el pequeño empresario pero protege y apoya al gran capital. Esa es la esencia de aquella “revolución socialista” realizada por… el ejército. Pretende acelerar la concentración y acumulación del capital para hacer de Venezuela una potencia emergente, como Brasil por ejemplo. Para ello ha organizado un colosal montaje populista y demagógico, financiado con los ingresos que consigue en el mercado mundial vendiendo petróleo al mejor postor, en especial a EEUU. Banesco, con unos activos de 17.300 millones de euros, es el gran capitalismo en su expresión más tópica, siendo tratada reverencialmente por el chavismo. A quienes creen todavía que en Venezuela está sucediendo algo “revolucionario” les ruego que reflexionen y rectifiquen antes que el ridículo les desacredite del todo.
                  
                   ANARCO-SOCIALDEMOCRACIA
Un comunicado de un colectivo que se llama libertario dice “Peligro. Privatización de la enseñanza… por una enseñanza laica, científica y racional”. El mensaje está claro: la enseñanza privada, en particular la religiosa, es rechazable pero la estatal, la que utiliza el Estado para imponerse, adoctrinar y manipular a las clases populares, esa es excelente. El laicismo es la hegemonía absoluta del ente estatal, y una enseñanza laica es la por completo estatizada. Lo de “científica” y “racional” reproduce los tópicos favoritos del pensamiento burgués en la materia. En nada se diferencia ese comunicado de los emitidos por IU o el PSOE, o de los editoriales de “El País”, el principal portavoz del capitalismo hoy. Una parte del anarquismo es mero izquierdismo, tan devoto del Estado y la burguesía como cualquier otro. Por eso, además, no denuncia esa colosal cacería de seres humanos que es la Ley de Violencia de Género, ni denuncia el Estado de Bienestar, la forma más aciaga del ente estatal. Por eso se reduce a repetir las consignas de los diversos Ministerios y otros entes estatales en los temas de la mujer, la inmigración, el racismo y el islamismo, las llamadas religiones políticas del progresismo burgués. Ha llegado tan lejos que no repudia públicamente el islamofascismo, a pesar de que éste en diversos países (Egipto, Túnez, etc.) extermina a la gente libertaria, y también a los izquierdistas. Quienes obran así se dicen anarquistas pero no lo son. Son socialdemócratas, como Chomsky. Corresponde a los verdaderos anarquistas poner las cosas en su sitio, para evitar que el anarquismo se convierta, igual que lo es ya el marxismo, en una ideología muerta. Cuando se “olvida” la categoría de revolución suceden esas cosas, y quienes lo hacen terminan de misioneros y apóstoles de las religiones políticas, esto es, de agentes del Estado y furgón de cola de la socialdemocracia.

                   VO NGUYEN GIAP
Ha fallecido recientemente, a los 102 años, Vo Nguyen Giap el jefe militar vietnamita que dirigió la guerra contra el colonialismo francés y el imperialismo norteamericano, derrotando limpiamente a ambos, y ya antes al colonialismo japonés. Giap en lo político no era más que un nacionalista burgués pero lo admirable en él fue su domino del arte de la guerra, hasta lograr resultados sorprendentes. Porque la guerra es, en efecto, un arte. Él y su equipo lograron que Vietnam, un país pequeño, débil económicamente y no industrializado, consiguiera derrotar a dos (tres) grandes potencias. A Francia en la decisiva batalla de Dien Bien Phu, 1954, que libró con genialidad, y a EEUU en 1975, logrando expulsarle de Vietnam humillado y derrotado. La lectura de su libro más conocido, “Guerra del pueblo, ejército del pueblo”, es recomendable. Por eso, cuando se afirma que Franco venció en la guerra civil por su pretendida superioridad armamentística (lo que ni siquiera es verdad) es imposible no pensar en el caso de Vietnam y en Giap. Las guerras se ganan o pierden sobre todo por lo acertado o desacertado de la estrategia formulada, que resulta de la aplicación con ingenio y creatividad del arte de la guerra a las circunstancias concretas. Pero en la guerra civil ¿quién se preocupó por la estrategia en el bando antifranquista, dejando a un lado a militares de carrera como el general Rojo, un pésimo estratega de academia por lo demás, o más bien un táctico mediocre?, ¿quién al menos intuyó que el arte de la guerra era necesario, más necesario que el armamento?  Nadie. Y por eso, fundamentalmente por eso, el ejército de Franco ganó. En 2014 se cumplen 75 años de la victoria militar del franquismo, ¿habrá autocrítica de los partidos y sindicatos vencidos (sobre todo, auto-vencidos) en 1939? Seguramente no. El victimismo, la autocomplacencia, la pereza mental y el irracionalismo son más descansados -y ahora mucho más rentables- que la reflexión objetiva y esclarecedora. Hoy y en 1936-1939. Pero quienes deseamos alcanzar la victoria en próximas crisis revolucionarias necesitamos imperiosamente un análisis exacto y riguroso de lo que fue la guerra civil, de sus orígenes y, sobre todo, del porqué de su terrible desenlace.

                   ¿FORESTACIÓN?
Cierta prensa está presentando como modélico el proyecto privado de forestación “El árbol es vida”, vinculado a la patronal de la industria maderera. Lanzan las campanas al vuelo contando que pondrá 10 millones de árboles, sobre unas 10.000 has, en 3 años a partir del otoño de 2013. Insinúa que serán plantadas especies autóctonas como la encina, el roble, el haya y… el pino, con un coste de unos 50 millones de euros. También se enfatiza lo beneficioso que será para resistir al cambio climático. La cosa no puede ser más triste. Significa que en cada comunidad autónoma se forestarán poco más de 500 has, una nadería, siendo además muy probable que el pino se lleve la parte del león quedando las frondosas como meramente testimoniales, lo que equivale a decir que tendremos más plantaciones forestales pero no más bosques. Todo, además, para proporcionar madera a la grandes empresas del ramo, al ser cada día más gravoso importarla. Lo que afirman de detener con tal cominería el cambio climático, una aterradora realidad en la península Ibérica y Canarias, hace reír pues para alcanzar resultados habría que forestar unos 20.000.000 has, o sea, dos mil veces más de las planeadas, plantando al menos 4.000.000.000 árboles de variedades autóctonas, esto es, cuarenta veces más, y una cantidad similar de arbustos como sotobosque. De la mejora de los suelos, en creciente deterioro, y de la salud de los bosques, en estado penoso, nada se dice. Ni la empresa privada ni el Estado harán algo decisivo para remediar la degradación de los suelos, la desertificación, la aridificación, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, y la prueba de ello es que no están haciendo nada significativo desde hace muchísimos años. Eso sólo puede realizarlo la gente, movilizada para ello. Hay que ponerse en marcha pues, y forestar, forestar, forestar… pero teniendo en cuenta que la tarea es de tan colosal envergadura que sólo puede culminarse como parte del programa de la revolución integral.

                   UNA PATRAÑA CUESTIONADA
Siempre satisface constatar que aquello que uno defiende en sus libros frente al parecer de la gran mayoría resulta finalmente admitido por algún erudito. Es el caso del significado en el arte románico de las representaciones de mujeres que son mordidas en los pechos por serpientes. En “Tiempo, historia y sublimidad en el románico rural” niego que aquellas figuras escultóricas sean una condena de la sexualidad femenina, y las vinculo con la maternidad y la crianza, en tanto que advertencia a las féminas de que deben cuidar primorosamente el amamantamiento de su prole. Pues bien, en “Románico. Revista de arte de Amigos del Románico” nº 17, diciembre 2013, se encuentra un artículo de R. Guesuraga, “La mujer con serpientes y sus dudosas relaciones con la lujuria”, que alcanza conclusiones similares, a partir del estudio de numerosos casos de varios países europeos. Empero, este artículo no rompe del todo con la malintencionada engañifa de que la cosmovisión erótica medieval, hasta finales del siglo XIII, fuese represiva de lo sexual, a pesar de las numerosas expresiones de todas las formas de erotismo que aparecen en los edificios románicos. Guesuraga no acaba de entender que la revolución altomedieval se sustentó en la cosmovisión del amor, y que el erotismo, en la mejor y mayor parte de sus manifestaciones, es amor, por lo que no tenía sentido demonizarlo y reprimirlo. En aquellos tiempos el pecado por excelencia era el desamor, no los asuntos del fornicio, así que éste era razonablemente libre, todo lo contrario de lo que hoy acontece. Por eso Ludwig Wassermann, en “Pluralismo sexual”, arguye que “la Edad Media, muy poco conocida, fue sin duda un tiempo de libertad sexual como el ser humano no ha vuelto a conocer”. ¿Tomarán nota de ello los calumniadores mercenarios?

                   DESTRUCCIÓN DEL SUJETO Y CRISIS ECONÓMICA
Los sofistas actuales de la “ciencia económica” ganan muchísimo dinero, con sus libros, conferencias y cursos, elucubrando a calzón quitado sobre la economía, pues hay un público que le fascina tal sub-literatura. Se trata de mercaderes de palabas como S. Niño Becerra, P. Krugman, N. Chomsky o J.E. Stiglitz. Ahora todos son neo-keynesianos, en particular los de izquierda, y todos ofrecen sus recetas milagreras para salir de la crisis económica en que está Occidente pero sobre todo la UE (aunque no el resto del mundo, ¿por qué?). Éstas tienen lo principal en común, que siempre es el Estado el salvador de la economía lo que significa que, según ellos, a más Estado más crecimiento, y que las manipulaciones monetarias y financieras son al mismo tiempo la explicación de todo los males y el remedio a todos los problemas. A ninguno se le pasa por la cabeza examinar la situación de la economía en su base y centro, la actividad productiva, que es la que crea valor. Tampoco se paran a reflexionar sobre la situación del ser humano productor, el único generador de valor. Ellos no lo hacen pero aquí vamos a adelantar alguna idea. Cualquiera que conozca el quehacer productivo asalariado actual, industrial, agrícola o de servicios, sabe que el problema número uno es la ineptitud creciente y múltiple del trabajador promedio así como del directivo o empresario promedio. Al desplomarse la calidad del sujeto con la constitución desde arriba, por motivos principalmente políticos, de los seres nada, se está desmoronando la capacidad como productor del individuo. La ininteligencia, asocialidad, pereza, aculturación, desaparición de la voluntad individual, mala salud física crónica, vacio emocional, sobre-opresión, deserotización, depresión continua, desespiritualización, inmoralidad, mega-ignorancia y ausencia de una existencia con sentido crea un productor sustantivamente más y más torpe, desmotivado, deprimido e incompetente. Por eso en las empresas hay cada día más improductivos, dedicados a tareas de supervisión, vigilancia, control y represión, y menos productivos, asunto crucial. Podemos concluir que los costes de dominación (atención a esta categoría), no sólo en la empresa sino en toda la sociedad, se están incrementando de manera notable a la vez que no asciende la productividad del trabajo a igualdad de calidad, con lo que el sistema se auto-daña e incluso auto-niega. Eso está en la naturaleza misma del capitalismo, estatal o privado, en la condición neo-esclavista del trabajo asalariado y en el carácter tiránico del parlamentarismo. Sin la revolucionarización del orden económico actual, con eliminación del capitalismo y erradicación del salariado, y sin una recuperación integral de lo humano, no podrá haber trabajo libre y autogestionado, por tanto eficaz y de calidad.

         ARROGANCIA PROGRESISTA Y MANIPULACIÓN MENTAL
La teoría del progreso, que da nombre a la inmensa grey de sus creyentes, los progresistas, vale para todo aunque siempre para fines manipulativos y fulleros. Tal es la aserción sobre que desde mediados del siglo XX “los españoles” hemos crecido 11 centímetros de estatura, asunto del que extraen las más  gratuitas y arriesgadas conclusiones. Aducen que eso, un supuesto bien decisivo, resulta de la mejora general de la alimentación y la sanidad por el uso a gran escala de la tecnología, la vida en las ciudades, la nueva agricultura quimizada-mecanizada, y otros prodigios de similar jaez. Pero la estatura es un factor muy poco relevante, un bien de tercera categoría como mucho, si es que es tal. Lo que cuenta es la salud física día a día, la capacidad para afrontar esfuerzos, el buen tono vital, el potencial reproductivo, la energía personal y la jocundez biológica por existir. Además, la estatura puede ser explicada por tendencias cíclicas apenas conocidas que operan en la raíz zoológica de los seres humanos, y que determinan épocas o fases de menor y otras de mayor envergadura. Peor aún, por la acción de los innumerables tóxicos ingeridos hoy en los alimentos, el aire y el agua, muchos de ellos capaces de cumplir funciones hormonales que, muy probablemente, incrementan la altura media y otorgan “buena” apariencia exterior al sujeto a la vez que dañan sustantivamente su salud, como le sucede a muchas plantas con los abonos químicos. Lo que pretende ocultar esa falaz propaganda institucional es que la robustez física de la persona media está en retirada, de manera que ese sujeto más alto que sus abuelas y abuelos suele ser al mismo tiempo un enfermo crónico, poco apto para el esfuerzo corporal, castigado por numerosas enfermedades conocidas o casi desconocidas hace sólo unos decenios, que produce óvulos y espermatozoides en menor cantidad y de peor calidad, que está casi siempre fatigado cuando no agotado, y que tiene una vida psíquica tan desastrosa que afecta de manera significativa a sus facultades corporales. Vamos a una sociedad, si no estamos ya en ella, de enfermas y enfermos permanentes, de ancianas y ancianos prematuros, de seres estériles, de enclenques somáticos, de criaturas degeneradas de manera múltiple. Y eso se intenta ocultar con la historieta sobre la estatura…