Estimada
amiga: Necesitamos una, diez, cien, mil, concentraciones (y más cosas...) contra
el trabajo asalariado, que está matando espiritual y físicamente a las
personas, a los y las trabajadoras.
Necesitamos
una sociedad sin trabajo asalariado.
La
izquierda se dice "anticapitalista" pero no anti-trabajo asalariado,
pues lo admite con mucho gusto cuando está bien pagado, esto es, cuando
destruye con más eficacia la esencia concreta humana.
El
verdadero anticapitalismo, sin comillas, es el que lucha contra el trabajo
asalariado, no el que "lucha" por salarios más altos, mejor pagados.
Quienes preconizan tal cosa, quienes se quedan en la lucha por más dinero, son
los peores burgueses, los más encanallados reaccionarios.
El
trabajo asalariado mata la inteligencia, destruye la voluntad, lamina la
sociabilidad, embota la sensibilidad, anula el sentido moral. Nos hace unos
brutos sin cerebro ni corazón, meros autómatas y monstruos con apariencia
humana.
El
salariado destruye la esencia concreta humana porque hace imposible la
construcción pre-política del sujeto. Ahí esta el gran problema.
No
hay ningún trabajo asalariado "bien pagado", como no hay ninguna esclavitud
aceptable.
La
reconstrucción de la humanidad y la regeneración del ser humano demandan
imperiosamente poner fin al trabajo asalariado.
Es
algo vital. Una humanidad, libre, autogobernada, moral, autogestionada y
asentada en el amor de unos a otros (ayuda mutua) necesita de una sociedad sin
trabajo asalariado, sin burguesía, sin patronal, sin capital.
No
deberíamos dedicar nuestro tiempo y energías a cuestiones que en nada alteran
la esencia del sistema de dominación, mientras casi nadie hace nada contra el
trabajo asalariado, dejando a un lado a la magnífica Simone Weil, esa
maravillosa mujer, y a Harry Braverman. Las cuestiones insustanciales no puede
sustituir a las sustanciales, lo que es de tercer orden no debería ser usado
como medio de distracción de lo decisivo. Cuando hagáis una convocatoria contra
el trabajo asalariado dímelo y estaré en primera fila. Con mucho afecto, quedo
a tu disposición.
Félix
Rodrigo