La
"reelaboración" de la pretendida declaración del jefe indio Seattle, repetida un número infinito de
veces por colectivos y sujetos de toda naturaleza, es una expresión más de
racismo anti-blanco y odio a lo positivo de la cultura occidental que los poderes
constituidos de Occidente, en su fase de máxima abyección y destructividad,
promueven. Su meta es alentar el auto-odio entre los pueblos occidentales, para que sus mentes se caoticen y ellos se
desplomen en un estado de confusión pasividad. Se trata de hacer trizas la
cultura occidental que, en sus aspectos positivos, populares y revolucionarios,
tiene tanto derecho a existir como cualquier otra.
Quienes
se suman a esa empresa son genocidas culturales. Hoy tal derecho se le niega,
para imponernos indigenismos falsificados, como el del jefe Seattle, y orientalismo de bazar, a menudo
ultra-reaccionarios.
El
asunto es otra expresión más de que el ecologismo legicentrista, parlamentarista
y subvencionado no se detiene ante nada, llegando a atentar contra la verdad
cuando le conviene. Es un instrumento de que se sirve el Estado y el
capitalismo. En realidad, este fraude tiene mucho más trasfondo de lo que
aparece en el texto que sigue a continuación, pero por el momento basta con lo
en él expuesto.
Nadie
es El Bien, los pueblos indígenas americanos, tampoco.
Su
historia tiene tantos elementos negativos como la occidental. Lejos de ser
comunidades idílicas y en armonía con la naturaleza eran formaciones sociales
que muy a menudo incurrían en el esclavismo, el militarismo, el genocidio, las
guerras de agresión y conquista, que oprimían a las mujeres y, por supuesto,
que atentaban de muchos modos contra la naturaleza. Buena parte de los pueblos
indígenas de las praderas, como muestran libros excelentes que se están ahora publicando,
son tan responsables de la casi extinción del bisonte y de la deforestación
como los colonizadores europeos. Por supuesto, fuera lo que fuera la realidad
del Nuevo Continente antes y después de 1492, las elites y los Estados europeos
cometieron un acto atroz de agresión con la conquista, que debe ser denunciado.
Pero ello no significa incurrir en el racismo anti-blanco ni cometer genocidio
cultural, pretendiendo demonizar todo lo occidental. Si nadie es El Bien nadie es tampoco El Mal. Todas las culturas y todos los
pueblos han de saber diferenciar en su pasado lo positivo de lo negativo, con
espíritu autocrítico, sin chovinismo cultura y, por supuesto, sin masoquismo.
Los
pueblos indígenas necesitan de la autocrítica tanto como los pueblos europeos.
Negar esto es contribuir a su destrucción. Tenemos que ampliar la denuncia del
racismo anti-blanco, que ahora está en auge, y reforzar la defensa de lo
positivo de la cultura e historia de Occidente, sintiéndonos los europeos
legítimamente orgullosos de lo bueno, revolucionario y universalista de nuestro
pasado y presente. Si nos destruyen culturalmente nos aniquilan como sujetos
agentes de la revolución integral, que es necesaria para poner fin a todas las formas
de racismo, a todas las manifestaciones de la mentira "políticamente correcta" y a todas
las expresiones de chovinismo e imperialismo".
Félix
Rodrigo
Leer artículo: EL FRAUDE DEL JEFE SEATTLE
Me gusta mucho mas la versión original.
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