miércoles, 5 de septiembre de 2012

FRAUDE DE LA CARTA DEL JEFE SEATTLE


La "reelaboración" de la pretendida declaración del jefe indio Seattle, repetida un número infinito de veces por colectivos y sujetos de toda naturaleza, es una expresión más de racismo anti-blanco y odio a lo positivo de la cultura occidental que los poderes constituidos de Occidente, en su fase de máxima abyección y destructividad, promueven. Su meta es alentar el auto-odio entre los pueblos occidentales,  para que sus mentes se caoticen  y ellos se desplomen en un estado de confusión pasividad. Se trata de hacer trizas la cultura occidental que, en sus aspectos positivos, populares y revolucionarios, tiene tanto derecho a existir como cualquier otra.

Quienes se suman a esa empresa son genocidas culturales. Hoy tal derecho se le niega, para imponernos indigenismos falsificados, como el del jefe Seattle, y orientalismo de bazar, a menudo ultra-reaccionarios.

El asunto es otra expresión más de que el ecologismo legicentrista, parlamentarista y subvencionado no se detiene ante nada, llegando a atentar contra la verdad cuando le conviene. Es un instrumento de que se sirve el Estado y el capitalismo. En realidad, este fraude tiene mucho más trasfondo de lo que aparece en el texto que sigue a continuación, pero por el momento basta con lo en él expuesto.

Nadie es El Bien, los pueblos indígenas americanos, tampoco.

Su historia tiene tantos elementos negativos como la occidental. Lejos de ser comunidades idílicas y en armonía con la naturaleza eran formaciones sociales que muy a menudo incurrían en el esclavismo, el militarismo, el genocidio, las guerras de agresión y conquista, que oprimían a las mujeres y, por supuesto, que atentaban de muchos modos contra la naturaleza. Buena parte de los pueblos indígenas de las praderas, como muestran libros excelentes que se están ahora publicando, son tan responsables de la casi extinción del bisonte y de la deforestación como los colonizadores europeos. Por supuesto, fuera lo que fuera la realidad del Nuevo Continente antes y después de 1492, las elites y los Estados europeos cometieron un acto atroz de agresión con la conquista, que debe ser denunciado. Pero ello no significa incurrir en el racismo anti-blanco ni cometer genocidio cultural, pretendiendo demonizar todo lo occidental. Si nadie es El Bien nadie es tampoco El Mal. Todas las culturas y todos los pueblos han de saber diferenciar en su pasado lo positivo de lo negativo, con espíritu autocrítico, sin chovinismo cultura y, por supuesto, sin masoquismo.

Los pueblos indígenas necesitan de la autocrítica tanto como los pueblos europeos. Negar esto es contribuir a su destrucción. Tenemos que ampliar la denuncia del racismo anti-blanco, que ahora está en auge, y reforzar la defensa de lo positivo de la cultura e historia de Occidente, sintiéndonos los europeos legítimamente orgullosos de lo bueno, revolucionario y universalista de nuestro pasado y presente. Si nos destruyen culturalmente nos aniquilan como sujetos agentes de la revolución integral, que es necesaria para poner fin a todas las formas de racismo, a todas las manifestaciones de la mentira "políticamente correcta" y a todas las expresiones de chovinismo e imperialismo".

Félix Rodrigo

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