viernes, 30 de julio de 2021

PERSPECTIVAS ESTRATÉGICAS


Ante el V Encuentro Transformación/Revolución Integral, agosto de 2021, lo primero es afirmar la voluntad de quienes en ello estamos de luchar para vencer. No nos quedaremos en críticos vociferantes[1] más o menos conformistas, a la espera de ser “recuperados” con un cheque sustancioso y/o con un empleo de funcionario en el ente estatal. No, deseamos difundir unas ideas que originen un movimiento popular revolucionario capaz de, cuando maduren las condiciones objetivas (esto es, cuando la putrefacción del régimen vigente alcance un máximo), sea apto para poner fin al actual sistema por la vía revolucionaria y establezca una nueva sociedad, de la libertad, la virtud cívica y virtud personal, la democracia directa, lo comunal, la centralidad de la persona, el final de todos los sexismos y la convivencialidad.


Esto lo han de entender quienes se aproximen a nosotros.

El componente objetivo de toda revolución verdadera es la descomposición del sistema por sus propias contradicciones internas. Si esto no sucede, o no sucede todavía, o no sucede lo suficiente, no puede darse una situación revolucionaria y, en consecuencia, no puede haber revolución. Pero si tales condiciones, que son independientes de nuestra voluntad y se forman por sí mismas, se realizan, maduran, pero para ese tiempo no está ya preparado y activo el factor subjetivo, no habrá revolución y el sistema se recuperará de su crisis, al menos parcialmente.

¿Qué son las condiciones subjetivas? Una suma de logros y realizaciones en el terreno de la conciencia, las ideas y la organización.

1) Una cosmovisión, formada por un ideario y unos ideales lo bastante desarrollados.

2) Un programa, a la vez general y en cada una de las principales cuestiones, que exponga lo que va a hacer la revolución, qué transformaciones sociales estructurales se propone efectuar.

3) Todo ello tiene que ser dado a conocer a un sector significativo de la opinión pública, minoritario[2] pero decisivo, para lo que se necesita un documento compendiado, sintético, como el MANIFESTO DE LA REVOLUCIÓN INTEGRAL, a preparar lo antes posible, que sea no sólo leído sino estudiado y debatido intensamente.

4) Hay que articular formas y modos de efectuar la formación personal, proporcionando conocimiento y habilidades que permitan a nuestra gente explicar, exponer, mostrar, organizar, persuadir, movilizar.

5) Es necesario idear, planear y realizar procedimientos de difusión masiva, como una revista digital, un sistema de videos y audios, unos equipos de estudio y trabajo, etc.

6) Se necesita entrar en polémica, a veces fuerte, con otras corrientes, para esclarecer los asuntos y denunciar a los serviles, a los charlatanes, a los carcas de uno y otro tipo.

7) Necesitamos una ética del esfuerzo, de la dedicación, del optimismo, de la alegría y del combate, que sea remedio al ambiente de pesimismo, apatía, desmovilización, tristeza y depresión hoy prevaleciente, o sea, un sistema moral que niegue el hedonismo, epicureísmo y felicismo.

8) Hay que formar personas de calidad, pues de la valía del sujeto depende casi todo.

9) Es necesario estar en las luchas y acciones en la calle.

10) Hay que introducir elementos muy fuertes de convivencialidad y ayuda mutua que se extiendan por todas las clases populares.

11) Debemos prestar atención particular a la juventud, captando toda la complejidad que ello lleva aparejado y admitiendo el reto.

12) Conviene organizar, en equipos, en grupos, a más y más personas, para que se formen, difundan el ideario RI y nos permitan obrar unificadamente[3], convirtiéndonos en una fuerza social transformadora de peso, a tener en cuenta.

13) Cuando el feminismo de Estado, o feminismo fascista, está cada vez más enredado en sus propias contradicciones y cada vez más en evidencia, se necesita un movimiento en positivo que lleve un programa de acción afirmativa y revolucionaria a las mujeres.

Hagamos un balance. En la actualidad, nuestro movimiento se compone de unas decenas de personas activas. Pero lo que vamos produciendo (libros, videos, artículos, actos públicos, etc.) los siguen habitualmente unas 5.000 personas, que tiene un conocimiento bastante bueno de nuestras propuestas, ideario y formulaciones, aunque por el momento estas personas no se comprometen, no pasan a la acción. Hay otras 30.000 que están informadas de un modo parcial y relativamente escaso. Y, finalmente, unas 100.000 personas que han oído algo, mirado algún video, manifestando un interés muy débil, vago y puntual, aunque no nulo.

En total son 135.000 personas (una parte no pequeña de ellas en Iberoamérica y otra en Europa, esta menor pero no desdeñable), eso en una situación no revolucionaria, caracterizada por unos niveles extraordinarios de desmovilización, resignación, confusión, retirada a lo privado y apatía[4]. Bastaría con esto cambiase, con que la sociedad se dinamizase por algún motivo o algunas circunstancias, para que se produjera un corrimiento de las personas en una dirección precisa, hacia nosotros. De los 5.000 bien informados, al menos la décima parte pasaría a la acción consciente y organizada, lo que daría 500 personas, y quienes están más o menos informadas saltase hasta las 150.000, haciéndolo las que algo saben y algo conocen hasta las 500.000. Esto haría que el movimiento RI (Revolución Integra) alcanzaría a ser hegemónico. Eso será motivo de gran disgusto para el poder constituido.

Hay un hecho a destacar. Ahora existe una desproporción enorme entre el escaso número de personas RI activas y la influencia y presencia ya logradas en la sociedad. Esta situación es un excelente punto de partida, por un lado, siempre que nos pongamos como meta tirar hacia la acción y el compromiso de esos miles de personas que nos sigue a diario, o casi.

Las dinámicas de las sociedades son complejas e impredecibles, y en formaciones sociales muertas, como es hoy la nuestra, puede suceder, y sucede muy a menudo que, de repente, estalla la tensión acumulada con movimientos de rechazo y protesta social fuertes. Tenemos que estar preparados para eso, tener disponible, bien desarrollado y acabado, además de suficientemente difundido, el ideario, el programa, los manifiestos, las estructuras y las personas formadas, pues cuando tal acontece, cuando las sociedades entran en ebullición, ya no hay tiempo para hacerlo.

Porque un movimiento triunfa por dos motivos, por los méritos propios y por la falta de méritos de los otros. Y los otros, los izquierdistas procapitalistas, el feminismo de Estado guardiacivilero[5], matón y fascista, los conspiracionistas cada vez más neonazis, los “indepes” financiados desde Madrid, los ecofuncionarios entregados a aniquilar lo que resta del comunal, los intelectuales atrapaeuros y similares, se están hundiendo en el caos, la pasividad y la confusión, además de en el descrédito y el repudio popular. Se les ha agotado el discurso. Se ha creado ya un vació político que nos favorece, y que con una estrategia adecuada tenemos que saber utilizar para nuestros fines.

Porque vencer por virtud es cultivar las propias capacidades y, al mismo tiempo, aprovecharse de la falta de ellas que padecen los adversarios políticos y sociales.

Tendremos unos tres años de vacío político, producido por la desintegración autogenerada de los reaccionarios y vasallos del sistema. Y este es nuestro momento. También porque, como he dicho antes, partimos de una buena base.

Hemos vivido el movimiento contra la política sanitaria del gobierno en relación con el covid-19 el año pasado y el presente, y tenemos que examinar eso. Nuestra actuación allí ha sido deficiente, no hemos sabido enfrentarnos a los conspiracionistas que han liquidado el movimiento, algunos enviados a hacerlo por los mismos servicios secretos. Este asunto lo tenemos que estudiarlo, hay que incluirlo en el Orden del Dia del V Encuentro. Pero, con todo, estamos estado en la pelea, hemos aprendido, hemos combatido.

Por todo ello el V Encuentro de Revolución/Transformación integral tiene que servir para dar un paso más en la resolución de estos problemas.

La victoria nos pertenece.

 

Félix Rodrigo Mora

[1] A estos demagogos hay que decirles, si, ya sabemos lo mal que está todo, pero tú, ¿qué propones como solución?, ¿cuál es tu programa? Ahí mostraran que son meros reformadores del sistema. A veces ni eso, simples charlatanes, como los conspiracionistas.

[2] Las grandes transformaciones sociales siempre las hacen minorías, y la preparación de los factores subjetivos de la revolución es tarea de minorías. A toda sociedad la dinamizan y mueven sólo minorías. Esto es así, nos guste o no, más bien lo segundo. Por eso, el afán numérico es contradictorio. Por un lado, hay que llegar al máximo de personas, atraerlas, organizarlas, movilizarlas. Pero por otro, hemos de saber que durante mucho tiempo seremos una minoría, en particular si las condiciones objetivas no son revolucionarias, si la crisis del modelo social vigente no ha alcanzado un máximo. Pero lo que si podemos y debemos hacer es formular nuestro ideario y programa y hacerlo conocer a cientos de miles de personas, ahora ya, de manera que cuando la putrefacción de la sociedad se vaya profundizando, más y más personas que ya ahora lo va conociendo pero que todavía no se siente convencidas, que están escépticas, dudosas y desmovilizadas, se ponga en pie y pasen a la acción, con nosotros.

[3] En esto hemos sido excesivamente ingenuos y “buenistas”. Una parte es la meta final, el punto de llegada, y otra el punto de partida, y nosotros estamos en este, con la intención de llegar a una meta, pero ésta todavía no es posible de realizar.

[4] Esta situación se ha creado a través de dos hechos. Uno, el derrumbe del 15-M, en 2013-2014, que llevó a que cientos de miles de jóvenes, desencantados, abandonasen incluso el país como emigrantes (estos son, según datos oficiales, 2,5 millones entre 2011 y 2020). Otro, el auge teledirigido de Podemos en 2014-2018, con su carga formidable de demagogia salvaje, omnipresencia televisiva, violencia brutal, específicamente fascista, contra los revolucionarios o los meramente disidentes y llamamientos a la desmovilización social (todo por el voto/nada por la acción autónoma, era su lema).

[5] Esto lleva a mi artículo “Feministas con tricornio”, en mi blog, Esfuerzo, Servicio y Combate. No hay que olvidar que el día del movimiento LGTBI de 2020 la guardia civil se sumó a la “celebración” e incluso adornó con los colores de aquel su web durante todo el día, lo que confirma mi análisis, contenido en dicho artículo, más de un año anterior. O sea, el feminismo de Estado es ya a las claras una mera banda parapolicial y fascista financiada por la guardia civil. Y como tal debe ser tratada.