lunes, 28 de diciembre de 2015

ENGAÑO, FRAUDE Y ECOCIDIO EN LA CUMBRE DEL CLIMA DE PARÍS (I)


Basta con observar de forma autónoma y experiencial la realidad para concluir que el año 2015 ha sido temible climáticamente, en la península Ibérica y en otros muchos lugares. La lista de perturbaciones acaecidas es extensa y calamitosa. Subrayaría tres, un verano inusualmente tórrido y además desprovisto casi del todo de tormentas, de agua de lluvia; un otoño muy seco, en gran medida una continuación del verano, y una entrada de la estación fría tan aberrantemente caliginosa que varias especies de plantas y frutales han florecido en diciembre… como si en vez de ser el principio del invierno estuviéramos al comienzo de la primavera. La situación es tan desasosegante que se teme que las perturbaciones climáticas alcancen a corto plazo una intensidad tal que incluso modifiquen el celo de los animales, lo que tendría efectos impredecibles.

En el caso de que hubiera una decena de años similares a 2015 en el futuro próximo podremos preguntarnos, con aprensión y sobresalto, si los patrones que gobiernan el clima del planeta no están ya sustantivamente alterados y dañados, tal vez de manera irreversible.

Así las cosas, se celebra la Cumbre del Clima de París, precisamente en el mes que hasta hace unos pocos decenios en nuestras latitudes era helador  y hoy “primaveral”, el último del año. Representantes de 195 países más el gobierno de la UE signan un documento “vinculante” que propone mantener el futuro ascenso de las temperaturas por debajo de los 2 ºC, a poder ser en torno a 1,5 ºC, reduciendo paso a paso el uso de combustibles fósiles y desarrollando las energías renovables… y la nuclear. La operación costará unos 100.000 millones de dólares, lo que hace las delicias del capitalismo “verde”, el único capaz, al parecer, de “salvar al planeta”. De nuevo vemos cómo opera el actual sistema, convirtiendo las nocividades en negocio. Pero, ¿por cuánto tiempo podrá hacerlo?

Dicha cumbre establece como causa única de facto del cambio climático el incremento de los gases de efecto invernadero, de modo que reduciendo sus emisiones el problema se resolverá en no demasiados años. Es cierto que se refiere vagamente a los “sumideros de carbono” o grandes masas de vegetación, pero nada creíble ha habido en ella a favor de la forestación. Aquélla ha sido un paso atrás en comparación con diversas tomas anteriores de posición, en las que se apuntaba a una pluralidad de causas del calentamiento global, los citados gases pero también la deforestación y la expansión vertiginosa de la agricultura industrial. Incluso los más perspicaces y audaces (es decir, los más alejados de las instituciones estatales, por tanto, dotados de libertad de juicio) apuntaban además al proceso de urbanización, de concentración de la población en colosales megalópolis. Todo eso ahora ha sido suprimido: el monismo explicativo ha triunfado.

Hechos incontrovertibles son ignorados, por ejemplo, que fue la agricultura a gran escala y las ciudades lo que hicieron del norte de África, primero con los romanos y después con el islam, una combinación de áreas desarboladas, erosionadas, desecadas, pre-desérticas y desérticas, bastante antes del comienzo de la revolución industrial y de la alta concentración de anhídrido carbónico en la atmósfera. O que en España la colosal destrucción de bosque alto, monte bajo y pastizales que resultó de la revolución liberal con las diversas expresiones de la desamortización civil, ya desde finales del siglo XVIII, produjo un cambio climático perceptible, sobre todo crisis hídrica, empeoramiento del clima y desertificación, en lo que fue una alteración climática global demoledora, vivida como tal por quienes eran capaces de observar y pensar por sí mismos. Todo para promover una expansión patológica de la agricultura que pudiera alimentar al monstruoso aparato militar-policial-funcionarial-adoctrinador estatuido por la revolución liberal y a la base física de asentamiento del nuevo mega-Estado, las grandes ciudades[1], además de para permitir la industrialización.

Considerando las causas del cambio climático en curso ha de advertirse que hay muchísimo por investigar y determinar. Deducirlo todo desde el aumento de los gases de efecto invernadero no es aceptable, pues la deforestación es otra causa, posiblemente la principal, primero por sí misma y luego porque la dramática mengua de la cubierta vegetal en todo el planeta impide la absorción del anhídrido carbónico.

La formulación aprobada en París tiene las siguientes ventaja para el statu quo: 1) presenta la alteración climática como contrariedad que pueden resolver los Estados y gobiernos, que de ese modo aparecen como fuerzas protectoras, 2) el capitalismo, en su versión “verde”, es el encargado de obrar benéficamente, con las energías renovables y también, no se olvide, con las centrales nucleares, 3) se manipula a la opinión pública para que ignore y se desentienda de los asuntos fundamentales, los bosques y el arbolado, la agricultura industrial, invasiva y a colosal escala, y las metrópolis, todos ellos situados en la raíz del problema.

Empecemos por los bosques. En la génesis de las lluvias son determinantes los bosques, no sólo los tropicales sino también los de las áreas templadas. Por eso se usa la expresión bosque pluvial, o formación arbórea que atrae las lluvias y que en un sentido literal crea el agua. Utilicemos, por tanto, la formulación bosque pluvial templado, al que Ignacio Abella denomina “la vieja selva europea”, como factor decisivo para la conservación y regeneración de los elementos sustanciales de la vida en nuestras latitudes. Pero los árboles y los bosques no sólo producen agua sino que operan como bombas de calor[2], redistribuyendo la energía del sol y, en consecuencia, enfriando la superficie del planeta. Además, promueven una biodiversidad magnífica, animal y vegetal, generan materia orgánica, proporcionan una enorme cantidad de alimentos, medicinas y materias primas e impiden la erosión de los suelos.

Así pues, aunque las medidas acordadas en París fueran efectivas en la reducción significativa de la emisión de gases de efecto invernadero, por sí mismas y aisladamente no pueden detener y menos aún revertir el cambio climático. Hacen falta bosques.

Pero lo decidido allí va, además, en contra de la cubierta vegetal planetaria. Las eólicas, los aerogeneradores, son una agresión al medioambiente, a la flora al dañar la cubierta vegetal de las áreas en que son situados, y a la fauna, en especial a las aves y a los murciélagos, que mueren al estrellarse contra las aspas. Y ¿qué decir de la temible energía nuclear, convertida en París, a la chita callando, en remedio sanador? La solución está en la reducción del consumo de energía, en su disminución radical y sustantiva. Mantener que se puede detener el cambio climático y al mismo tiempo favorecer un crecimiento casi exponencial del gasto energético es un fraude. Un fraude perpetrado en París por el bloque Estados-UE-ecologistas-ONGs-capitalismo “verde”.

Las ciudades multiplican el uso y derroche de la energía. Es sabido que el consumo energético por persona en las megalópolis es el doble que en las pequeñas poblaciones, de manera que la creciente concentración de la población en ellas lleva al aumento de aquél. La agricultura industrial existe para abastecer a las ciudades[3], por tanto mientras éstas no sean desmanteladas la contaminación calorífica y la producción de gases de efecto invernadero será máximo, y además creciente, al ser creciente la población de las urbes.

Tomemos el sector del olivar. En lo que se conoce como España ocupa 2,6 millones de has, exportándose el 60% de la producción. La creación de lo que con desvergüenza se denomina “bosque olivarero”, desde el siglo XIX hasta hoy, ha sido una agresión brutal al medio ambiente, al descuajar la vegetación natural en enormes espacios, y ha originado un cambio climático de lo más aflictivo, que junto con otras muchas actuaciones similares (verbigracia el pinar artificial, o la cerealización[4], o la remolacha, o las plantaciones de eucaliptos, o el maíz en la Iberia seca, o el viñedo en La Mancha, o los cítricos en el Levante, o la agricultura bajo plástico en Almería, o…) nos está poniendo a las puertas del desierto, cuando no dentro de él ya, situación que se ha agravado desde la entrada en la UE y la aplicación de la PAC (Política Agraria Común). Ahora, además, aquel descarriado monocultivo productivista está amenazado por la bacteria Xylella, procedente de Italia, una plaga hasta el presente sin cura. Mejor no pensar en qué sucedería si en el olivar se repitiera lo que la grafiosis ha hecho con los olmos.

En París se ha argüido que todo eso no es significativo, que basta con sustituir las energías fósiles por las renovables y problema resuelto. De una manera particularmente estólida y mendaz eso ha sido defendido por Kumi Naiddo director ejecutivo de Greenpeace. El ecologismo institucional se centró en señalar lo “insuficiente” de las medidas adoptadas, por tanto de las inversiones a realizar. Aferrado al criterio de lo cuantitativo ignora lo cualitativo, el cambio revolucionario múltiple que es necesario para que los ciclos básicos de la vida puedan tener continuidad. No se trata de más o menos dinero para políticas e inversiones “verdes” sino de proyectar y promover una revolución ecológica y medioambiental, por tanto política, económica, espiritual y convivencial, que modifique cualitativamente lo existente.
(Continuará)


[1] En fechas coincidentes con la Cumbre del Clima de París la nueva izquierda institucional pro-capitalista, Podemos, efectúa un homenaje en Cádiz a la Constitución española de 1812, el fundamento de la revolución liberal, realizada contra los pueblos peninsulares de la península Ibérica y también contra la naturaleza, en particular contra el bosque y el árbol. Ese acto es no sólo una loa de facto del militarismo, el totalitarismo y el capitalismo, el triple contenido de aquel documento político-jurídico, sino además expresión de la mentalidad ecocida que promueven los prebostes de Podemos y sus aliados, entre ellos los ecofuncionarios multi-subvencionados de Equo, y X.M Beiras, agente del Estado español, colaborador con el franquismo, enemigo del pueblo gallego, devoto del capitalismo y notorio ecocida industrialista y desarrollista, como se expone en mi libro “O atraso político do nacionalismo autonomista galego”. Hay que hacer saber que la desamortización civil ha sido la mayor catástrofe medioambiental de nuestra historia, el inicio de lo que se ha denominado “saharización peninsular”, y hay que señalar a sus principales hacedores y a quienes ahora les enaltecen.

[2] Una introducción a esta cuestión en “El libro del agua”, Alick Bartholomew.

[3] En “El suelo, la tierra y los campos” arguye Claude Bourguignon que “un campo cultivado es un sistema en desequilibrio que espontáneamente tiende a empobrecerse”. Eso es verdad para casi cualquier tipo de agricultura pero muchísimo más para la que se practica actualmente, sea convencional o ecológica. Por tanto, se necesita que el espacio cultivado se haga mínimo, para lo que hay que lograr que la alimentación humana con plantas y frutos silvestres sea máxima. El libro citado es una lectura recomendable para quienes deseen comprender más profundamente la estafa perpetrada en París. También, la segunda parte de mi libro “Naturaleza, ruralidad y civilización”, de título “Los montes arbolados, el régimen de lluvias y la fertilidad de los suelos”, del que hay una edición independiente efectuada por la editorial Cauac. La humanidad no tiene futuro biológico si no reduce al mínimo la agricultura (todas las agriculturas, incluso las mejores, o sea, las menos funestas), verdad obstinada que los aterradores fenómenos climáticos observados en 2015 están demostrando. Una actividad benemérita es la de la agricultura regenerativa, que se propone restaurar la fertilidad de los suelos dañados, cada día más numerosos, aunque su obrar debe ser situado también en el contexto de lo antes expuesto.

[4] Desde el siglo XVIII pero especialmente durante el siglo XIX partes decisivas de nuestros bosques y pastos fueron destruidos para cultivar cereal, trigo en buena medida. William Davis, en “Sin trigo, gracias”, explica las negatividades médicas de aquél como alimento humano.

7 comentarios:

  1. En primer lugar, agradecer y felicitar a Felix por la labor investigadora y reflexiva.

    En segundo lugar, marcar la desvinculación del comentario con el ideario de la página en general.

    Y en tercer lugar, el comentario. Es una pena que no se admitan ni si quiera a debate las estelas de los aviones. Ni si quiera la gran mayoría de científicos disidentes o ecologistas tienen un poco de respeto por esta opinión y la contemplen al menos.

    Desde mi punto de vista, como persona de a pie, cercana a la naturaleza, contemplando el cielo cada día, no como las personas de ciudad que viven bajo techo y la pantalla, opino lo siguiente.

    Sin entrar a verificar, porque no está nuestro alcance, se puede contemplar una relación directa entre el clima local y las estelas de los aviones. En cualquier época del año.
    Correlación que a grandes rasgos sería la siguiente. Anunciada alguna masa nubosa, comienzan las estelas, a mas intensidad según el caso. Perpendiculares a la dirección del viento.
    No todos los aviones tienen estelas.
    A veces respetan las precipitaciones y no hay estelas.
    Gracias y felices fiestas.

    ResponderEliminar
  2. Apuntas realidades muy interesantes y de vital importancia. Pasa lo mismo con el tema del cáncer de mama, ovario y endometrio. He leído en autoras ecofeministas culpar como primordial causa de su aumento a los disruptores endocrinos. Sin embargo ya se sabía antes de la revolución industrial que las monjas tenían mayor número de estos cánceres, relacionándolo con la vida sexual reproductiva o la nuliparidad. Esta realidad es silenciada (no está ocultada y los datos están ahí) por parte del discurso feminista hegemónico por ser biopolíticamente incorrecta (en mi blog tengo un post sobre ello). Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Con el planeta se está operando como con el individuo se hace por parte de la sanidad estatal, me explico, Se crea un problema, y se ofrece una solución que solo implica paliar alguno de los efectos menores del mal, esto permite continuar con el daño principal que suele estar asociado a un fin económico. Al no haber parado el problema principal, el daño va aumentando cada vez más y cuando ya no se puedan enmascarar los síntomas, será irreversible.

    Saludos.

    PD: totalmente de acuerdo con el primer comentarista, tiene mucho que ver con la ingeniería ambiental, que al contrario de lo que algunos piensan, no es nada nuevo e incluso está reglamentada, prohibida, para uso militar ¡pero no civil!

    ResponderEliminar
  4. Gracias Félix.

    No se puede reemplazar la erergía usada actualmente por renovable. El plan de sustituir por renovables es a muy largo plazo y técnicamente dudoso. Y, en todo caso, sería un techo insuperable de producción de energía, con lo que habría que inventarse una economía estacionaria. Espero que nos demos cuenta antes de que se produzca un colapso. La solución es compleja pero pasa por decrecer en consumo de energía con todo lo que ello conlleva: localismos en producción y consumo... No me extenderé sólo decir que, básicamente, hay que ir en la dirección contraria de los que nos dice la oficialidad a todos los niveles. Y desde ahí pensar por uno mismo. Un gran problema es la ciudad como dice Félix. Espero que se vayan deshabitando poco a poco aunque sea para buscar la humanidad perdida en la tierra y dejar el asfalto atrás. Repensar absolutamente todo desde la práctica de uno mismo. El momento es cada vez más crítico y, creo, que en el imaginario popular lo sabemos todos. Es un buen momento para cambios radicales y pacíficos.
    Saludos a todos.
    juanra.

    ResponderEliminar
  5. Ya no hay tiempo de reacción, la suma de factores que aceleran el cambio climático retroalimentándolo son demasiadas y no dejan de crecer. Sólo con el tema del metano del permafrost ya estamos prácticamente jodidos del todo...pero los señores del establishment hasta 2020 consideran que mejor tomar daikiris en copacabana.

    ResponderEliminar
  6. A quienes hicieron su CUMBRE ALTERNATIVA sobre el cambio climático en Paris la policía les retuvo durante unas horas por sacar fotos a sus carteles al lado de la entrada del edificio donde se celebró la cumbre oficial, cuyos eslóganes eran "el clima no está loco, lo están manipulando" , "¿Fumigaciones?, no gracias", etc.Y es de la GEOINGENIERÍA de lo que NUNCA se habló, pero eso no quiere decir que siempre vayan a continuar manteniéndola en secreto, pues ya solo con leer la wiki, se deduce que algún día nos la presentarán y lo harán con la EXCUSA de que el AUTOCONSUMO (porque también han defendido el autoabastecimiento mal llamado "autoconsumo", aparte de las energías renovables con megamolinos) NO FUE SUFICIENTE para luchar contra el cambio climático.

    En cuanto a la deforestación, es, como la contaminación, los transgénicos con sus pesticidas, la falta de autosuficiencia, la dependencia del petróleo y la supercontaminante OBSOLESCENCIA PROGRAMADA, un mal en sí mkismo, aparte de la influencia que ello tenga en el clima, ademas de la influencia decisiva que creo que tienen las ondas de telecomunicaciones, pero es que todo es hablar del CO2 y pasar de lo que realmente nos interesa y el CO2 COTIZA EN BOLSA Y SE ESPECULA CON ÉL, lo han convertido en un bien especulativo; luego algo era ello.

    https://joseppamies.wordpress.com/2015/12/11/y-si-el-co2-no-fuera-el-culpable-del-cambio-climatico/

    http://tecnicopreocupado.com/2015/12/09/mensaje-desde-paris-de-josefina-fraile-de-guardacielos/

    ResponderEliminar

  7. A quienes hicieron su CUMBRE ALTERNATIVA sobre el cambio climático en Paris la policía les retuvo durante unas horas por sacar fotos a sus carteles al lado de la entrada del edificio donde se celebró la cumbre oficial, cuyos eslóganes eran "el clima no está loco, lo están manipulando" , "¿Fumigaciones?, no gracias", etc.Y es de la GEOINGENIERÍA de lo que NUNCA se habló, pero eso no quiere decir que siempre vayan a continuar manteniéndola en secreto, pues ya solo con leer la wiki, se deduce que algún día nos la presentarán y lo harán con la EXCUSA de que el AUTOCONSUMO (porque también han defendido el autoabastecimiento mal llamado "autoconsumo", aparte de las energías renovables con megamolinos) NO FUE SUFICIENTE para luchar contra el cambio climático.

    En cuanto a la deforestación, es, como la contaminación, los transgénicos con sus pesticidas, la falta de autosuficiencia, la dependencia del petróleo y la supercontaminante OBSOLESCENCIA PROGRAMADA, un mal en sí mkismo, aparte de la influencia que ello tenga en el clima, ademas de la influencia decisiva que creo que tienen las ondas de telecomunicaciones, pero es que todo es hablar del CO2 y pasar de lo que realmente nos interesa y el CO2 COTIZA EN BOLSA Y SE ESPECULA CON ÉL, lo han convertido en un bien especulativo; luego algo era ello.

    https://joseppamies.wordpress.com/2015/12/11/y-si-el-co2-no-fuera-el-culpable-del-cambio-climatico/

    http://tecnicopreocupado.com/2015/12/09/mensaje-desde-paris-de-josefina-fraile-de-guardacielos/

    ResponderEliminar

Nota: Los comentarios podrán ser eliminados según nuestros criterios de moderación, que resumidamente son: aquellos que contengan insultos, calumnias, datos personales, amenazas, publicidad, apología del fascismo, racismo, machismo o crueldad.