Cuatro rasgos definen la actual campaña electoral,
la tensa pasividad popular, su concentración en los espacios de la telebasura,
las ofertas de más dinero para la plebe como principal argumento de todos los
partidos y la institucionalización de la nueva casta, Ciudadanos y Podemos, al
lado de la vieja casta, PP y PSOE.
En ella todo es politiqueo y politiquería,
espectáculo y farsa, ausencia de ideas y sobreabundancia de promesas patrañeras.
Los nuevos politicastros se codean con los veteranos formando un bloque en que
unos y otros son indistinguibles, pues la izquierda es igual que la derecha y
los “independentistas” indiferenciables de los españolistas. Únicamente
interesa el dinero y el consumo, en lo que es una universalización del espíritu
burgués. Ni ideales ni ideas y ni siquiera propuestas puntuales inteligentes.
Lo trivial y lo mostrenco, lo chabacano y lo ramplón, lo mendaz y embustero, determinan
el hacer y obrar de todos los políticos, seres clónicos e intercambiables.
La actual campaña electoral muestra el nivel de
envilecimiento y degradación de nuestra sociedad, ayuna de ideales y valores
pero sobrada de codicia y pulsiones adquisitivas. El “más para mí”, el “dame a mí”
y el “¿qué hay de lo mío?” dominan,
con el Estado como gran agente supuestamente benefactor, en un universo de
pedigüeños y pancistas, de criaturas infantilizadas y pasivas, que renuncian a
hacer las cosas por sí mismas (lo que equivale a un vivir inauténtico) para transferir
todas las responsabilidades a “sus representantes”, los políticos
profesionales, y a los cuerpos de funcionarios.
El PP es la derecha clásica pero en cuatro años no
ha derogado ni dejado de aplicar ninguna de las leyes que hizo la izquierda, el
PSOE, en 2004-2011. Es una derecha que hace la política de la izquierda.
Anteriormente, la izquierda, en todo lo importante y dejando de lado algún
gesto demagógico, llevó a efecto lo legislado por el gobierno de Aznar, que a
su vez fue continuista con el de González.
De igual modo, gane quien gane el 20-D hará desde el
gobierno lo que le ordene hacer el Estado y la gran banca. Ni los partidos ni
el parlamento ni el gobierno son instituciones sustantivas, pues el poder real
no reside en ellas. Son meros instrumentos. De ahí que sea lo mismo quien
triunfe y quien pierda el 20-D.
Lo peligroso para el poder constituido es la
oposición consciente a votar, pues incluye un rechazo del actual orden de
dominación, un negarse a participar en las actividades legitimadoras del régimen
de dictadura política, diciendo no al sistema y trabajando por la maduración de
la revolución. No votar de forma consciente es abofetear a los poderes del
Estado, situarse en contra del capitalismo, ocupar un puesto de combate por la regeneración
integral de la sociedad y el individuo.
Todos los partidos y formaciones políticas son lo
mismo. Todos unidos forman el partido único de partidos del régimen vigente.
Todos cobran del Estado y todos son financiados por la banca para realizar las
costosas campañas electorales, que les entregan créditos que luego no son
devueltos… Eso es igual en la derecha capitalista que en la izquierda
“anticapitalista”. Todos están al servicio de los dueños del dinero, de los
amos de los medios de producción, de los poderes totalitarios de este mundo.
Quienes se dejan tentar por la demagogia populista que recuerden la Venezuela
de los bolivarianos, la Grecia de Syriza, el Brasil del Partido de los
Trabajadores… sin olvidar a Corea del Norte ni al régimen fascista-clerical-capitalista
de los ayatolas iraníes…
El sistema de dominación tiene su propia lógica,
poseyendo un poder múltiple y descomunal. Nadie puede ni podrá usarlo con fines
buenos (por pequeños que éstos sean) y él, por el contrario, se sirve de todos
los que se integran en su seno, de todos los que votan en las elecciones, de
todos los que acuden al parlamento y al resto de las instituciones. Utiliza a
quienes lo hacen de mala fe y también a quienes actúan de buena fe.
El espacio para la recuperación de lo popular, para
convertir al populacho en pueblo, para crear una fuerza agente de la
transformación social capaz de realizar la revolución, es la calle. De ahí la
idea vertebradora: abstenerse de votar para estar y actuar en la calle, no en
el parlamento, desafiando al orden constituido.
Relanzar la conciencia y las movilizaciones
populares, en particular aquéllas que tienen metas trascendentes y
civilizatorias, es el objetivo. Hay que hacer como en 2011, tomar las calles
asambleariamente aunque esta vez con una estrategia y un programa
revolucionarios. Hay que desarrollar la autoconciencia popular. Hay que efectuar
una construcción innovadora de la persona. Revolución significa estar fuera y
estar en contra con un proyecto constructivo para el futuro. No votar. Impulsar
las luchas, derribar el sistema de dominación, poner fin a la dictadura
partitocrática, desmantelar el Estado, liquidar el trabajo asalariado y el
capitalismo, construir una sociedad fundada en valores, en criterios éticos, en
la recuperación de lo humano, en bienes espirituales, en la convivencia, la verdad,
la libertad, el autogobierno por asambleas y la autogestión.
Amiga, amigo, haz un enorme corte de mangas al actual
sistema de dominación el 20-D. No votes. Manifiesta tu voluntad de hacer el
bien y hacer la revolución absteniéndote. Súmate al esfuerzo global por la
revolución integral planetaria.
Cada día que pasa te veo más perdido, Félix... Bien se ve que te ha faltado comprender la mayor parte de lo que explicó Simone Weil en su día... Te quedaste en su libro sobre su trabajo en la fábrica... El libro que te regalamos, si lo leíste y no te gustó di por qué y si no lo has leído o léelo ya de una vez o devuélvelo para regalárselo a alguien que si lo pueda apreciar... Tus recomendaciones me parecen baldías... y tu abuso del uso de la palabra revolución, patético... Te interesa ser "figura" por encima de cualquier cosa y no nos llevas a nada muy prometedor que digamos. Esto me ha quedado claro. Divagas en una ensoñación sin rumbo, desconectado de muchas cosas que habría sido bueno que conocieras... Lástima que tu abundante información e inteligencia se vaya a la deriva por una falta visible de conocimiento de la vida y de la realidad. Tu ateísmo lleva irremisiblemente al endiosamiento de conceptos vacíos, carentes de realidad-- abstracciones fútiles... Lo bueno es que tus investigaciones históricas sí serán útiles para hacernos un camino menos errado que los ya andados.
ResponderEliminarY usted pretende arreglarlo todo con su lema ¿paz y amor? ¿ha leído usted Las 120 jornadas de Sodoma? no creo que sea suficiente su amor contra el Duque..
EliminarEs usted muy buena poniendo adjetivos, pero yo no he sido capaz de imaginar siquiera, en concreto, cuál es su acusación.
Espero que Félix no la conteste, nunca.
Votar es legitimar el sistema de dominación.
ResponderEliminarEl 20, una buena quenelle.
Saludos.
Estamos de acuerdo,Félix,no hay que seguir el juego a esta farsa,no votar y seguir denunciando a estos desalmados.
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