Tal es el lema que aparece en una camiseta hecha por un grupo de
amigos de Cataluña. Es la versión en catalán de la consigna que utilizo a
veces, en escritos, grabaciones y actos públicos, “árboles, niños y
concejo abierto”.
Antes que nada manifiesto mi agradecimiento ilimitado a tal colectivo
de amigas y amigos que han tenido la solicitud de tomar esa idea para la
inscripción en la camiseta.
Aquélla recoge las tres cuestiones más decisivas. Los “árboles”
son el gran símbolo de la naturaleza prístina e imperecedera, la fuente de la
vida y la belleza. Los “niños” expresan el ideal de la humanidad que es
creada por el amor unido al ímpetu libidinal genital. El “concejo abierto”
es la revolución, el pueblo que se auto-gobierna. Sin árboles feneceremos por
el espanto de los suelos degradados, la escasez de agua y los desiertos. Sin
niñas y niños no tendremos a quien querer y servir de la forma más pura, más
desinteresada, considerando que el servicio por amor otorga la condición de ser
humano. Sin concejo abierto seremos esclavos sobremanera miserables y
aherrojados.
Por tanto, la expresión une y amalgama energía vital, amor apasionado,
rehumanización y revolución integral. Con ella, la vida humana, mezquina y
trágica por naturaleza, se hace llevadera, se eleva y dignifica.
El nacionalismo burgués y politicista catalán, que por serlo se hace
españolista, sigue ocultando la existencia del comunal y, sobre todo, del
concejo abierto en Cataluña. Quienes, bajo su influencia, se ocupan de lo
comunal suelen velar que no hay tal sin asamblea vecinal, “olvido” que
desnaturaliza la noción misma de bienes comunales.
Hay que acudir a algún texto en castellano, que estudia el concejo
abierto en “España”, para conocer algo al respecto[1].
En el libro “Democracia directa municipal, concejos y cabildos abiertos”,
Enrique Orduña Rebollo, incluye varios apartados dedicados a Cataluña. Comienza
uno diciendo que “la existencia del Concejo Abierto o Asamblea General
de Vecinos en Cataluña… era una costumbre muy enraizada en los municipios
rurales, e incluso en los de mayor entidad”, aserción que fundamenta con
los trabajos de J.M. Font Rius y otros autores.
Añade que tuvo particular arraigo la institución concejil en los
núcleos habitados de las que luego fueron las provincias de Lleida y Girona,
esto es, en la
Cataluña primera, la
que se constituye y forja con la gran revolución de la
Alta Edad Media,
colectivista, concejil y amorosa, que todavía hoy es el espacio donde los
patrimonios comunales de las pequeñas poblaciones siguen siendo más importantes.
Por tanto, el concejo abierto forma parte del alma misma del pueblo
catalán, mal que le pese al nacionalismo burgués, hipócrita y politicista,
españolista y servil hacia lo anglosajón, hoy tan activo. Una futura Cataluña
libre, autodeterminada, soberana, plenamente dueña de su historia, lengua y
cultura, tendrá que basarse en la asamblea omni-decisoria, no en estructuras
parlamentaristas, partitocráticas y estatales que son siempre tiránicas y que
por ello mismo traicionan la esencia misma de lo catalán, que es el amor a la
lengua, la tierra y la libertad. Y su vida económica, social y convivencial
será una nueva versión de lo comunal y colectivista, que entroncará con la más
auténtica, por milenaria, tradición catalana.
Por tanto, plantemos millones de árboles autóctonos, engendremos hijas
e hijos y hagamos asambleas todo-soberanas, para realizar en Cataluña la
revolución integral. Así, las fuerzas de la vida prevalecerán sobre las de la
barbarie, la mentira y la destrucción, y el pueblo catalán, hoy en riesgo
inminente de dejar de ser y desaparecer, sobrevivirá y resurgirá.
[1] Es posible que existan estudios que no
conozca sobre la materia, pues no es fácil estar al tanto de la bibliografía
que va apareciendo. Si alguien sabe de trabajos nuevos sobre el concejo
abierto, en Cataluña y en catalán, me daría una gran alegría si me
enviara las referencias. Textos como “Béns comunals als Països Catalans i a
l’Europa contemporània”, Joan J. Busqueta i Enric Vicedo, no prestan la
atención debida al concejo abierto, a causa de las obsesiones economicistas,
productivistas y consumistas que dominan las mentes, para nuestra desgracia, lo
que hace que el bienestar fisiológico se valore muy por encima de la libertad.
Se dice que la CIA financiaba el expresionismo abstracto:
ResponderEliminarhttp://www.voltairenet.org/article168136.html
Creo que es muy importante que el amor a una tierra, a una identidad, no pase por la delegación a unos políticos que durante décadas y décadas no se han dedicado a nada más que hacer suya la frase "la patria es el último refugio de los canallas".
ResponderEliminarEl amor a una tierra y a una identidad tiene que elevarse por encima de instintos crematísticos, visceralidad mediática, de odio entre hermanos, historia y costumbres falseadas y manoseadas.
El amor a una tierra y a una identidad pasa por querernos sentir libres y autónomos dentro de ella, ser seres humanos realizados dónde nuestro cuerpo (niños), alma (árboles) y espíritu (concejo abierto)sean las raíces, la corteza y la sabia por las que nuestro universo todo transite.
http://catalunya-bol.blogspot.com.es/
Un abrazo desde el Lluçanès.
Eduard.
Aunque me parece una opción muy recomendable y de futuro sobre todo para pequeños municipios, creo que si no se produce antes la revolución interior en las personas, con los tiempos que corren, casi podría decir que no terminaría pareciendose mucho a una Comunidad de Vecinos en Propiedad Horizontal; y tal cambio me temo solo vendrá tras algún desastre económico-social, porque por "las buenas" no ocurrirá así como así.
ResponderEliminarY eso que ya hemos visto como las gastan -en general- nuestros ediles...
Enhorabuena por tu blog. Un abrazo.
Béns i usos comunals a Agullana (segles XVII-XX)
ResponderEliminarhttp://www.raco.cat/index.php/AnnalsEmpordanesos/article/view/93363