Si la fortaleza es una virtud la debilidad
es un vicio. Ahora la maldad en todas sus formas es fomentada desde las
instituciones, promoviéndose sujetos débiles, destinándose medios y recursos inmensos
a evitar que se constituyan individualidades fuertes. Los seres endebles, dependientes,
pasivos, acobardados, sin confianza en sus capacidades, son los más apropiados
para que el poder/poderes se haga máximo.
Está,
en primer lugar, la fortaleza interior, o fortaleza espiritual, que hace
autónoma y capaz por sí a la persona, en consecuencia, libre. No hay libertad,
ni individual ni colectiva, sin soberanía del yo sobre sí mismo, sin
autodominio y voluntad de ser desde lo que se es, en tanto que realidad pero
sobre todo como potencial. Si se sitúa lo exterior por delante de lo interior el
sujeto queda sometido a fuerzas ajenas a él mismo.
La
persona es libre cuando es fuerte. Y la fortaleza es una virtud que se
autoconstruye.
Fuerte
de manera múltiple, integral. Debe haber una fortaleza de la inteligencia, que
se manifieste como indagación y formulación de la verdad, operando con una
epistemología adecuada. Una fortaleza de la voluntad, que permita marcarse
metas sublimes y cumplirlas con constancia y perseverancia, sin reparar en esfuerzos
y sacrificios. Una fortaleza del amor, que lleve a estar con el otro y los
otros por encima de conflictos, egotismos y desencuentros. Una fortaleza de la
justicia, que impulse a combatir lo injusto, tiránico, explotador. Una
fortaleza de la templanza, que minimice los goces sensoriales para situar a la
persona por encima de ellos, dominándolos. Una fortaleza de la vitalidad, que
no tema al dolor y acepte el sufrimiento, admitiendo que éste es una parte natural
de la existencia y que tiene su función positiva, a saber, vigorizarnos y
hacernos más sabios. Una fortaleza de lo corporal, que nos constituya como
seres poderosos también en lo físico y somático. Una fortaleza de la
revolución, que se atreva desafiar al orden constituido para crear otro superior.
¿Cuáles son hoy los
enemigos de la fortaleza? El trabajo asalariado que desestructura, lamina y
desguaza a la persona. La industria de la diversión, que convierte el ocio en
un ejercicio de abyección y asocialidad. El Estado de bienestar, que nos hace
necesariamente dependientes de las instituciones estatales, nuevos esclavos
“felices”, meros guiñapos subhumanos. El sistema educativo, que amaestra y alecciona
para la ignorancia, el no-pensamiento, la debilidad física y mental, el
individualismo burgués, la sumisión y la cobardía. En efecto: el moralismo, que
ignora la decisiva negatividad de lo institucional en la génesis del mal moral,
no es admisible.
En
consecuencia, para ser autónomos y autoconstruidos, seres hechos desde el
propio yo, por tanto fuertes y con ello soberanos de sí mismos, se hace
necesario un gran cambio institucional, no menos que una revolución. Una sociedad
del trabajo libre asociado. Un orden lúdico autogenerado a partir de la
creatividad popular. Un sistema de ayuda mutua y servicio amoroso de unos a
otros. Unos procedimientos para el aprendizaje que pongan en el centro la vida
y no la escuela. Nada de esto puede
conseguirse desde dentro del sistema ni por medio del dinero, de modo que hay
que actuar en lo más hondo de la sociedad.
No
sólo están las trabas institucionales a la fortaleza de la persona. Existen las
ideologías que la niegan. El hedonismo, con su principio del placer, la fe de
los esclavos de ayer y los neo-esclavos de hoy. La búsqueda de la felicidad, o
felicismo (en lenguaje culto eudemonismo), una forma de demagogia discursiva
que promete lo que no puede ser y es mejor que no sea, la felicidad como supuesta
substancia de la vida, negando los valores y las virtudes, la fortaleza y
autonomía del sujeto entre ellas. Peor incluso es el epicureísmo, esa enfermiza
concepción que prima la cobardía, la huida, el esconderse, para preservar “la
paz interior” y “evitar el sufrimiento”, que es la ideología dominante en todos
los órdenes sociales en putrefacción, hoy muy apreciada por los seres nada.
Tenemos,
también, los letales elementos directos que niegan la autonomía de la persona,
su soberanía, dignidad y grandeza. El alcohol, las drogas legales y
supuestamente no-legales. La psiquiatrización de la existencia. Las religiones
fanáticas y totalitarias. La politiquería partitocrática. La necesidad de jefes,
gurús, maestros y santones. Porque la persona, si lo es o si desea serlo, debe
encontrar dentro de sí lo necesario para organizar su propia existencia,
superar los momentos difíciles, encarar el dolor por uno mismo y desde uno
mismo. Debe y puede hacerlo, puesto que tales capacidades están en el interior
de cada cual. La naturaleza nos ha dotado de ellas. Se trata de confiar en sí mismo
y aprender paso a paso a utilizarlas. La destrucción de la autoconfianza
personal, por múltiples procedimientos, es uno de los mecanismos esenciales del
sistema de dominación para perpetuarse.
Quien
no cree en sí mismo, quien se entrega a lo externo, es un esclavo con alma de
esclavo.
Contra
ello está las herramientas para la persistencia en la lucha por la libertad
ideológica, la planificación del propio esfuerzo para la mejora moral, la
conquista -entre otras- de la virtud de la fortaleza. Lo apropiado es examinar
periódicamente (una vez a la semana, por ejemplo) nuestros actos, en un
contexto de silencio, integridad y autoexigencia. Para revisar nuestro
comportamiento a la luz de metas previamente establecidas y localizar en él,
con el fin de reafirmarlos y ampliarlos, los actos de fortaleza, valentía,
generosidad, ascética, autonomía del yo, amor en obras, enfrentamiento con los
poderes constituidos, disposición para el esfuerzo, el servicio, la
responsabilidad, el deber autoimpuesto, el dolor con sentido, el heroísmo y el
sacrificio. Además, para localizar los momentos de debilidad, vileza,
placerismo, cobardía, deshonor, delegacionismo, servilismo, huida. Para
determinar sus causas e ir corrigiendo lo negativo sobre la base de afirmar lo
positivo. Porque el sujeto se autoconstruye más desde lo positivo que desde lo
negativo.
Sin sujetos fuertes
ni es posible el cambio personal ni es posible el cambio social.
Justo ayer conversaba con un kompañero de trabajo sobre el círculo cerrado donde aparentamos estar,una vez descubierto el anarquismo, el movimiento libertario,en definitiva,el amor, de manera natural( a mi me llegó esto a muy temprana edad,él lo descubrió recientemente ),y sin embargo, tanto uno como otro,como supongo que deben sentirse tantas personas como nosotros,andamos en esa consciencia real de quienes somos , qué mundo nos rodea y qué deseamos,debido a la propia experiencia vital (laboral,social,familiar...),así como a las lecturas de los padres del anarquismo y del mundo libertario,como Carlos Taibo o tú mismo,Félix. Éste, tu artículo,viene muy a tenor de lo dicho en la conversación con mi kompañero, ya que cada uno tiene sus miedos propios;él,teme que solo se quede encerrado en el círculo intelectual del tema,es decir,no basta con leer a Bakunin, comprenderlo,para después permanecer inactivo,lo que le lleva a una gran frustración. Yo procuro hacerle entender que al tiempo de que está en constante evolución personalcon las lecturas,también es permanente su acción al formarse como individuo para alcanzar cuando menos la libertad espiritual,la libertad de conciencia, para después pasar a la acción revolucionaria. En cuanto a mí, una de las obras que me han influido profundamente es tu libro sobre la revolución integral.A partir de ella,la cual leí hace un año,nació en mí la idea de abrir un local de la C.N.T. en la ciudad donde vivo con la doble firme intención de llevar a la acción todo aquello que llevo dentro,y de acercar el mundo libertario,el anarquismo,el anarcosindicalismo, y la teoría del decrecimiento y el de la revolución integral (no creo que sean antagónicos dichos terminos),a todas las personas que pueda,por amor y por una obligación moral.Mis miedos son que por cobardía,por comodidad o por circunstancias, no sea lo suficientemente fuerte para llevarlo a cabo.Sin embargo, cuento con todo el apoyo logístico y humano de mi kompañero Emilio y de algunas personas más. Sólo espero que en un plazo máximo de dos años podamos estar invitándote a la inauguración del local y podamos disfrutar de una de tus charlas.Un gran abrazo.
ResponderEliminar¡Fuera fascistas de la CNT!
Eliminar¡Fuera gente del Estado de nuestras vidas,dejadnos vivir en paz y cobrar por vuestro trabajo no por hacer la vida imposible a la gente,parásitos!
EliminarGracias Felix.
ResponderEliminargracias...
ResponderEliminarSoy neófito en estos temas.
ResponderEliminarEncontrar una salida a la aparente encerrona de los pueblos daría de bruces con la evidente falta del interés de las masas populares.