Félix Rodrigo Mora
Nota Previa. Antes, o después, o al mismo tiempo, de leer el artículo
que sigue sugiero se estudie mi libro “Erótica
creadora de vida. Propuestas ante la crisis demográfica”, 246 páginas, 14 euros,
Potlatch Ediciones.
Lo cuento como me lo cuentan. En una empresa del Ibex 35 una jefa
abronca ferozmente, ante otros trabajadores, a una empleada por haberse quedado
embarazada. Uno de los compañeros de la agredida sale en su defensa y los
resultados son los que siguen: la futura madre es despedida, naturalmente con
otro pretexto (hay una ley que “prohíbe (sic, ¡jajaja!)” despedir a mujeres por
embarazarse…), y al compañero varón que, valerosamente, se ha solidarizado con
ella no se le renueva el contrato, al caducar unos días después.
Acuden a los sindicatos, a UGT, y les mandan a la una y al otro a freír
espárragos. Se comprende, dado que este sindicato neo-vertical, neo-falangista
por tanto, farfolla un día sí y otro también que el destino de las mujeres es
el trabajo asalariado hasta la extenuación y la depresión, hasta la locura y el
suicidio, pero no la maternidad, jamás. Y lo proclaman las liberadas y los
liberados de dicho sindicato, unos avezados pícaros y gandules que no trabajan
desde hace decenios. Todo ello sucede en setiembre de 2019 en Madrid.
En otra empresa, también grande aunque no del Ibex 35, cada cierto
tiempo uno de los jefecillos se dirige al personal femenino joven para
decirles, “¡Cuidado con lo que hacéis, ya
sabéis a que me refiero!, ¡la que “pinche” va a la calle sí o sí”. Al
parecer, es función de ese cabestro realizar tal advertencia, a grito pelado una
vez cada dos semanas. Se rumorea que con ello consigue un sustancioso
sobresueldo. Todas las mujeres de dicha compañía entienden lo que se les está
diciendo, perfectamente. Esto sucedió en mayo de 2018, en Gipuzkoa.
Mientras, el número real (no la falsificación del INE, por orden del
gobierno feminazi del PSOE) de hijos por mujer sigue cayendo, estando ya, en el
otoño de 2019, probablemente por debajo de un hijo por fémina. Algo
catastrófico, salvo para los racistas antiblancos, que desean exterminar a la
raza blanca para imponer la hegemonía de la nueva “raza superior”, la negra
africana, y los neo-negreros, que se están haciendo de oro trayendo emigrantes.
Tal práctica está aniquilando a los pueblos europeos, que desaparecerán en dos
generaciones. Eso es un crimen contra la humanidad, el peor genocidio de los
últimos dos siglos en todo el planeta. Quienes lo están perpetrando, y quienes
los defienden y justifican, todo el feminazismo, todo el feminismo de Estado y
la gran mayoría del feminismo[1],
además de toda la izquierda fascista, deben ser derrotadas en la calle a través
del combate y llevadas ante Tribunales Populares de Justicia.
Los escépticos arguyen que los arriba citados son “casos aislados”. Pero
tales escépticos, más que otra cosa, se manifiestan como unos bien-adoctrinados,
siempre al lado del poder constituido. Veámoslo. En la India son docenas de
miles, y quizá cientos de miles (no hay estadísticas fiables), las mujeres que se
extirpan el útero cada año, para hacerse contratar y para que luego sus empleos
fabriles sean estables, al advertir con ello a los empresarios que nunca se
embarazarán[2].
Ciertamente, el capitalista, aquí y allí, desea que sus empleadas dediquen
todas sus energías, tiempo y emociones a la empresa, a la producción, para
lograr máximas ganancias. Por tanto, no desea embarazos entre sus empleadas,
porque estos acarrean descensos notables de la eficiencia laboral en aquéllas
que los “padecen”[3].
Por tanto, el sistema estatal-capitalista, con su obsesión por los
rendimientos y los beneficios, hace muy indeseable que las féminas trabajadoras
sean madres. Es algo estructural, que está en la esencia misma del orden
salarial, y que se impone a las mujeres, saltando por encima de los deseos de
éstas que, como es natural, no cuentan para los empresarios. El capitalista
sólo tiene en consideración dos factores: 1) la productividad del trabajo, 2) los
beneficios monetarios.
De todo ello se deduce que no pueden ser “casos aislados”. Si no se
conoce que son algo que afecta a cientos de miles de mujeres de nuestro país es
porque los medios de comunicación, entidades empresariales ellos mismos y
dependientes de la gran banca y el Estado, ocultan la verdad en esta materia. Sucede
masivamente pero no se saca en los telediarios. No es noticiable. Está
prohibido hacerlo y los muy escasos periodistas que se atreven arruinan su
carrera profesional, pues con los beneficios y el dinero de los empresarios no
se juega…
Así pues, insisto, no pueden ser casos aislados sino generales, no son
la excepción sino la norma. ¿Cuántos al año? Podemos admitir que por cada tres
nacidos hay un no-nacido porque los empresarios, es decir, los tiranos de las
empresas, que poseen un poder omnímodo sobre sus empleadas, un poder que es del
todo intolerable, impiden y prohíbe a éstas que se embaracen. En total serían
unos 150.000 no-nacidos sólo por ese motivo. Una cifra aterradora. Una parte de
ellos porque las féminas no se atreven a embarazarse y otra parte porque cuando
eso sucede son forzadas por sus empleadores a abortar. Si tal monto fuera de
nacidos, nuestra desesperada situación demográfica resultaría radicalmente
mejorada, aunque no del todo normalizada.
Llama la atención que los testimonios conocidos muestran que son las
mujeres empresarias y las mujeres con cargos directivos las más agresivas
contra las féminas a sus órdenes, en lo de la preñez y en todo. Eso manifiesta
que hoy el principal enemigo de las mujeres son, en muchas ocasiones, otras mujeres,
no los varones.
El Estado, ¿qué hace? Pues es el primer interesado en que las
desventuradas féminas trabajadoras rindan en las empresas y produzcan
ganancias, para que crezcan sus ingresos fiscales, para que los tributos
percibidos por él se incrementen. Así pues, mientras por un lado promulga leyes
demagógicas, embusteras hasta lo indecible, que “prohíben” los despidos en caso
de embarazo, por otro alienta frenéticamente tales despidos. Obviamente, ningún
empresario es tan memo como para echar a la calle a sus empleadas haciendo
constar que lo realiza por embarazarse aquéllas, pues tiene docenas de
pretextos para hacerlo sin que conste en ningún lugar la verdadera causa…
¿Qué hace la derecha? Nada, aceptar de muy buena gana las cosas como
están. ¿Qué hace la iglesia? Lo mismo o peor. En abstracto “condena” el aborto,
en concreto lo acepta de facto y lo promueve, en su versión de aborto forzoso y
obligatorio impuesto por la clase empresarial. Así de hipócrita y miserable es
el clero, y lo mismo la derecha, otrora meapilas. ¿Qué hace el ejército,
guardián de las esencias patrias, adalid de la raza española y blablablá? El
ejército es el principal promotor y organizador de la sustitución étnica, de la
limpieza racial en nuestro país, el que planifica entre bastidores toda la
política de genocidio y exterminio en curso, valiéndose de esos sórdidos
títeres suyos que son la izquierda y el feminismo. No se puede olvidar que
actúa lo mismo que la patronal, reclutando emigrantes, si son musulmanes mejor
(a estos, al parecer, les financia la peregrinación a la Meca[4]),
que constituyen ya el 40% de la tropa. Lo hace porque son mucho más obedientes
que los aborígenes, y mucho más leales a sus amos. Se conduce, como era de
esperar, igual que su idolatrado Francisco Franco, quien ganó la guerra en 1939
gracias a las tropas moras, musulmanas, y mantuvo a la Guardia Mora, musulmana,
como su policía particular principal hasta el año 1956[5].
El ejército español es tan patriota, tanto y tanto y tantísimo, que está
edificando lo que algunos han denominado “una
España sin españoles”…
Hoy, la situación ha llegado tan lejos que ya no basta con la palabra. A
la despiadada cuadrilla fascista-marxista-empresarial-estatal-feminista, que es
genocida y exterminacionista, hay que vencerla por el combate. Y luego juzgarla
en Tribunales Populares.
Añadido.
Sugiero que, en relación con estas materias, se visionen mis videos, editados
en el Canal mío de YouTube, “¿Por qué
están exterminando a los pueblos europeos?”, “Crisis de nacimientos y genocidio programado. Hacia un programa
revolucionario de acción natalista”, “Abusos
contra las mujeres en las empresas”, “Represión
institucional del Eros heterosexual y aniquilación de los pueblos europeos”,
“Necesitamos un debate libre sobre
natalidad y emigración”.
[1]
Leo en el libro de Casilda Rodrigáñez “Pariremos
con placer” que “la verdadera
maternidad no es esclavitud, ni carga ni enfermedad, sino una opción gozosa de
desarrollo de nuestra sexualidad y de nuestras vidas”. A esto replican
furiosamente las neo-nazis feministas con un torrente de insultos y agresiones,
a fin de justificar las enormes sumas de dinero que les entrega la gran
patronal capitalista para disuadir, por
el adoctrinamiento y el terror, a las mujeres de ser madres. Son tan
monstruosas que se atreven a tildar a tal frase de “machista” y “patriarcal”,
ellas que por rotundamente fascistas son hiper-machistas y neo-patriarcales. El
feminismo maternalista, empero, del que Casilda es la portavoz más conocida y
respetada, no puede mantener más tiempo su silencio ante los problemas,
gravísimos, de la hora presente: tiene que aceptar el reto y bajar a la
arena y combatir.
[2]
En Europa, otras tantas mujeres se hace la ligadura de trompas o se autoimponen
ser lesbianas, lo que se apresuran a hacer constar en el lugar más visible de
sus demandas de empleo. Eso explica, también, el paso masivo de mujeres,
perfectamente hetero, al lesbianismo. Que las lesbianas no denuncien esta
demencia muestra hasta qué punto están al servicio del poder constituido y se
han fascistizado en masa. ¿Cuántas lo hacen, presumiblemente, cuántas mujeres se
mutilan tan atrozmente? Es imposible saberlo, no hay ningún estudio ni lo
habrá, es tabú, lo prohíbe el régimen semi-fascista español. Pero por lo que
parece son cientos de miles ya, y crecen a velocidad de vértigo…
[3]
Eso explica que la gran patronal española exige imperiosamente más y más
emigrantes, para que las mujeres nativas se concentren exclusivamente en hacer
más y más ricos a los perversos multimillonarios y plutócratas de la clase
empresarial. Por ejemplo, Iñaki Garcinuño, presidente de la Patronal Vizcaína,
en mayo de 2019 declaró que se necesitan “más
inmigrantes”, hasta un total de 300.000 anuales. Es decir, se ha formado ya
el bloque pro-inmigración, en el que van del brazo la izquierda fascista, el
feminazismo, la patronal, la Iglesia, el ejército, la intelectualidad
progresista, los abertzales vascos, los “indepes” catalanes y, por supuesto, la
Unión Europea. Su jefa, la neo-nazi Ángela Merkel, que es la dueña efectiva de
Europa, hizo saber al mundo, también en mayo de 2019, que “el futuro de Alemania depende de la emigración”. Véase qué nivel
alcanza en ella el racismo: de la emigración, no de la población nativa alemana,
arguye que depende su país... de donde se deduce que ésta ha de ser
exterminada, que es lo que está haciéndose.
[4]
Ello es a imitación de lo que hizo Franco, que fletaba lujosos barcos de
pasajeros, en algún caso cedidos por la Alemania nazi, para llevar cómodamente,
en lo que eran verdaderos cruceros de placer, a miles y miles de musulmanes a
la Meca. Mientras los aborígenes de los pueblos de Iberia pasaban hambre y
calamidades en la postguerra, a los musulmanes de Marruecos no les faltaba de
nada. Los datos en mi libro “Investigación
sobre la II república española, 1931-1936”.
[5]
Así pues, ¿a quién quieren engañar los obtusos neo-franquistas de Vox?
Emitiendo embuste tras embuste y trola tras trola, este engendro de los
servicios de contrainsurgencia del ejército y de los desvelos del CNI, quiere
hacer creer a la población, que ya no soporta mucho más su exterminio
programado, que está “en contra de la emigración”. Luego resulta que no, que no
está, que sólo de la ilegal, como todos… Y que se sitúa “en contra del islam”.
Pero si Franco era un pro-islam entusiasta, aunque no tanto como Hitler y la
gran mayoría de los jerarcas nazis, ¿cómo es posible que estos necios, que
peroran a favor, nada menos, de los tercios de Flandes, se opongan a él? Y así
en toda su política, un calco de la del fascio-progresismo y el
fascio-feminismo. Porque quien más ha financiado y apoyado al feminazismo en
los últimos 8 años no ha sido la izquierda sino la derecha, el PP en el
gobierno con Mariano Rajoy. Y ahora le corresponde a Vox hacer eso mismo,
aunque desde la oposición.
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