En Barcelona el calor es intenso, y además pegajoso, provocando un
sudor que moja la ropa. Camino entre masas de turistas nórdicos, iguales e impersonales,
de rostros inexpresivos y miradas vacías, que marchan cansinamente a ninguna
parte con la botella de plástico en la mano. Me pregunto si saben dónde están,
si conocen que se hallan en Cataluña, si comprenden algo de lo que ven y se
interesan por algo de lo que les rodea, o si meramente es el suyo un ejercicio
nihilista de consumo visual. Son los seres nada del para algunos modélico
régimen de Estado de bienestar del norte de Europa
Barcelona es hoy una
ciudad triste, gris y descuidada, entregada a un turismo masificado. De su
otrora pujante vida cultural, asociativa, artística y reivindicativa apenas
queda nada. La gente tiene un aire abatido y aturdido. Con el paso del tiempo
las banderas esteladas, independentistas, han ido cayéndose de los balcones, y
las que aún permanecen suelen estar descoloridas. El obrar del ayuntamiento de
Podemos y sus adláteres en nada positivo se manifiesta. Con él progresa la degradación
de la megalópolis.
Me dirijo en catalán a
viandantes con aspecto de autóctonos para preguntar cómo ir a tal o cual sitio,
y me responden en castellano. Entro a un bar con aspecto de ser mas catalán que
otros y cuando pido “un entrepà de truita
amb amanida i un got de vi”, me contestan que no tienen bocadillos de
tortilla, que cómo quiero la ensalada y si deseo vino tinto o blanco… Una amiga
me informa que en los últimos años a la gente de Barcelona “le ha dado por hablar en castellano”. Si, los estudios sobre
hábitos lingüísticos en esta megalópolis lo detectan: el uso del catalán cae
año tras año en ella. En un lustro, si no se hace algo decisivo, Barcelona será
por primera vez en su historia una ciudad española…
He quedado con Jordi y
Montse para la entrevista. A él le conozco desde hace años. En realidad no se
llaman así pero desean conservar el anonimato, por el ambiente imperante de persecución
contra los disidentes políticos. Les propongo que sea en catalán y replican que
la haremos en este idioma pero que luego yo la he de publicar en castellano,
para que la gente de fuera de Cataluña conozca lo que está sucediendo. Les hago
observar lo raquítico de mis conocimientos de la lengua catalana, pero insisten…
El título es también suyo, tomado del célebre libro de Bartolomé de las Casas[1].
Pregunta. ¿Cuál es vuestro balance del llamado “procés independentista”?, ¿en qué etapa
está?
Montse. Muchos opinan que se lanzó para tapar la corrupción, enorme
y general, de los jefes del nacionalismo, lo que es cierto pero ignoran que hay
otro motivo mayor. Ocultar algo aún más decisivo, que el régimen autonómico y
la Generalitat como institución son los factores causales primeros de la
españolización de la sociedad catalana, de la decadencia de la lengua, la
trituración de la cultura y el falseamiento de la historia de Cataluña,
realizada por y desde las instituciones autonómicas. Esto es lo que por encima
de todo se pretende esconder. Dicho de otro modo, están tapando que es la aplicación
durante decenios de la política de la Transición, dirigida y realizada sobre
todo por el PSUC y ERC, la que ha llevado al actual estado de cosas. Se
proponen enmascarar que la responsable ha sido la aplicación de la consigna
central de aquellos años, “Llibertat,
Amnistia i Estatut d’Autonomia”, apoyada por todos, izquierda y derecha,
españolistas explícitos y nacionalistas autonomistas (españolistas implícitos).
Cuando esto se hace evidente, a los jefes del nacionalismo catalán les entra desasosiego,
e incluso miedo, y se lanzan a una colosal pirueta mixtificadora: eso es el “procés”.
Jordi.
La verdadera naturaleza de tal política se pone de
manifiesto en la lengua. Con el Estatuto se hace co-oficial, o sea, lengua del
Estado español para este territorio, y se invierte en su supuesta promoción enormes
sumas de dinero. Los resultados no pueden ser más paradójicos: la conocen casi
todos pero cada vez la utilizan menos personas. En los colegios la enseñanza es
en catalán pero los niños cuando salen al recreo hablan en castellano, lo mismo
al pisar la acera de la calle. Esto no es un efecto indeseado sino que realiza
la meta estratégica formulada por el Estado español: que la conozcan todos y no
la utilice nadie, pues tal es la manera más perfecta de aniquilarla. Eso se
sabía pero no se quiso admitir, pues un idioma oprimido queda esencialmente
dañado cuando se institucionaliza. La Generalitat, la intelectualidad
subvencionada y la partitocracia “independentista” son los agentes principales de
tal calamidad.
Montse. Hoy Cataluña, en lo cultural y lingüístico es un páramo, un
territorio desolado. La estatización de la vida social a cargo de la
Generalitat ha hecho que tengamos miles de intelectuales y artistas
magníficamente subvencionados que casi nada producen que permita ser calificado
de creativo, nuevo y de calidad, al estar entregados a una existencia de goces
mezquinos y servilismo cotidiano. Cataluña está siendo destruida por el Estado
español a través de sus agentes políticos “independentistas” y con las
subvenciones como arma. La solución está en reconstruir la lengua y la cultura,
además de la política, desde la calle, al margen y en oposición al gran
tinglado estatal-español que es el régimen autonómico. En contra, por tanto, de
los partidos que apoyan el “procés”, la
última expresión del viejo autonomismo. Una lengua oprimida no sirve, por su
propia naturaleza, para ser lengua de Estado, sea éste español o “catalán”,
porque lo esencial milenario en ella es lo popular. El catalán hoy, para
remontar su difícil situación, tiene que volver a ser el idioma del pueblo, esto
es, la lengua de la creatividad, la lengua de las innovaciones, la lengua de la
revolución. Ahí sí puede competir con el castellano y no ser devorada con él, e
incluso con el inglés. Téngase en cuenta que, con la mundialización, o
globalización, el idioma verdaderamente rival del catalán será el inglés.
Pregunta. Por favor, explicad un poco más vuestra propuesta para
sacar al idioma catalán del aprieto en que está.
Montse. La cuestión decisiva es si a Cataluña la va a estructurar
el Estado o el pueblo, el pueblo catalán. Pueblo y Estado siempre son
antagónicos porque el primero lo forman los dominados y el segundo la elite de los
dominadores. Los independentistas de pega de la Generalitat lo que proponen es
mantener el actual Estado español haciendo de él un así llamado Estado catalán.
Eso se pone de manifiesto en, por ejemplo, su apego por los Mossos d’Esquadra,
una de las policías europeas más represivas. Tal operación lleva a conservar la
dominación del pueblo catalán por el Estado español, ahora reconvertido en
“catalán” Es una repetición de lo hecho en la Transición, cuando el Estado
franquista es transformado en Estado “democrático”, gracias en gran medida a
los comunistas catalanes, al PSUC, decisivo instrumento de la gran burguesía española
y el Estado central en aquellos años.
Pregunta. Montse, eso es crítica, y yo te había inquirido por la parte
propositiva, constructiva, porque lo que necesitamos es un programa, un
proyecto de acción.
Montse. De acuerdo, Félix, lo dicho es el preámbulo. Para ser
sintética, e incluso esquemática, diré que el futuro de la lengua catalana depende
de que desde ella y con ella sean pensados los grandes problemas de nuestro
tiempo, los de Cataluña y los de toda la humanidad. Esa función de lengua de la
creación y la revolución es lo que puede permitir al catalán volver a ser herramienta
decisiva, mientras que su reducción a lengua co-estatal lo está liquidando. Ese
universalismo y esa voluntad de constituirse como avanzada de lo nuevo es lo
que ahora falta. El pueblo catalán tiene que entrar en efervescencia, retornar
a ser sujeto agente del presente y no mera masa que asiste muda y pasiva a las inocuas
procesiones cívicas de la Diada y a las parodias de referéndums que organiza la
partitocracia de la Generalitat.
Jordi. Lo que se está haciendo con la palabra “independencia” es
banalizarla, vaciarla de contenido y frivolizarla, hasta despojarla de su carga
subversiva. Algo similar hizo, hace ya mucho, la socialdemocracia con el
vocablo “socialismo”, antaño lleno de pugnacidad y hoy inofensivo. En especial
para los más jóvenes “independencia” es un término que manosean en televisión
unos sujetos impresentables, los políticos de la Generalitat, algo que no
interesa. Así, se desautoriza una práctica política a través de la degradación
del vocablo que la nombra. Tras ello hay un hecho político y social, la
apropiación demagógica del programa independentista por la reacción: CiU y
luego sus herederos, ERC, CUP y otros. Con ello deja de ser, objetivamente y
cada vez más en el plano de lo subjetivo, una meta popular en si misma grande y
atractiva, más allá de las codiciosas cohortes clientelares de los partidos.
Esto ha sucedido porque previamente se desvinculó la independencia de la
revolución, lo que hizo posible que la primera haya sido patrimonializada por
la reacción “catalana”, o sea, española en Cataluña. Tal separación entre
independencia y revolución la efectúa el independentismo de hace 30 años, el
MDT, etc. y de un error tan grave han venido los males del presente, esa
descomunal estafa política conocida como “procés
independentista”.
Pregunta. Muy penetrante el análisis, pero, ¿qué debe hacerse?
Montse. La solución es sencilla: volver a unificar independencia
con revolución social, recuperando la condición antisistema de la primera por
su fusión con la segunda. Esto no es forzar la realidad pues los hechos, lo que
ahora está sucediendo, manifiestan que únicamente sobre la base y en el marco
de un proceso revolucionario integral puede realizarse la liberación real de
Cataluña. Se trata, por tanto, de construir un programa que establezca la
naturaleza verdadera de la lucha nacional, por encima de las demagogias en
curso, que prometen lo que jamás podrán lograr ni ofrecer, una Cataluña independiente.
Cuando los hechos vayan dejando esto en claro, y por ese camino ya hemos
avanzado un tanto, la situación puede conocer un gran vuelco, dándose una toma
de conciencia en amplios sectores del pueblo catalán, hoy manipulados por los
políticos profesionales adscritos al “procés”.
Jordi. El primer paso en esa dirección ya está dado, con el “Manifest pel No-SÍ”, la declaración en
contra de un Estado supuestamente catalán y a favor de la independencia.
También tenemos, en esa línea fusionista, “Procés
Constituent o Revolució Integral?”, de Blai Dalmau. Falta mucho por hacer
pero esos son logros de primera, sin olvidar diversos artículos sobre esta
materia que están en tu blog, Félix. Ahora hay que difundir más esos textos y
preparar otros, que traten de la liberación nacional de Cataluña en las
condiciones actuales, de mundialización de la economía, la política, los
transportes y la comunicación, con lo que ello lleva aparejado de uniformidad
lingüística y unificación cultural (subcultural) a escala planetaria, de donde
resulta un inmenso peligro para todos los pueblos del mundo, el catalán entre
ellos. Tengo por particularmente importante el análisis económico, para
comprender cómo es hoy la formación social catalana captando sus diferencias
con hace un siglo, y de qué modo afecta ello a la lucha por la soberanía
nacional. Esto es básico, y conozco una charla tuya en Barcelona, cuyo audio
puede escucharse, en que lo explicas.
Pregunta. ¿Cómo imagináis el camino hacia la liberación del pueblo
catalán?, ¿con qué fases?
Jordi. El “procés” es ya
un fracaso práctico, lo que cada dia es más difícil ocultar o negar. Esto
creará una oleada de decepción y frustración pero también de esclarecimiento y
nueva conciencia. Una parte de los otrora ilusamente esperanzados se
desentenderán, otra pasará a respaldar propuestas claramente españolistas (eso
se anuncia ya en el ascenso electoral de Podemos en Cataluña) y una tercera es
posible que se atreva a emprender el camino apropiado, el que unifica
revolución global y liberación nacional. Eso sería un avance enorme. Sobre él
se tendría que dinamizar la creatividad revolucionaria, para hacer del catalán
una lengua de elaboración de ideas y proyectos revolucionarios, convirtiendo la
cultura catalana en una referencia por su potencial innovador. En el marco de
una situación revolucionaria en Europa (algo ni tan difícil ni tan lejano como
algunos creen, dada su irremediable decadencia) habría que desmontar las
estructuras estatales, todas ellas, y liquidar el capitalismo, estableciendo
una sociedad catalana libre, autogobernada, soberana y autogestionada. Conquistada
la libertad para el pueblo se tendrá que acudir a ejercer el derecho de
Autodeterminación.
Montse. El derecho de Autodeterminación no es, desde luego, una
votación realizada en las condiciones actuales, sin libertad, con el poder
mediático manipulando las conciencias, la partitocracia vomitando inmundicias y
los poderes militares y policiales españoles acechando en la sombra, intimidando.
No es una parodia como la organizada por la Generalitat hace unos años, un
sucedáneo que ha servido para escarnecer la idea misma de independencia, en
concreto, el concepto de derecho de Autodeterminación.
Pregunta, Observo que estáis esperanzados, ¿o me equivoco?
Jordi. En lo que a mí respecta, sí, te equivocas. Una cosa es
diseñar sobre el papel lo que nos gustaría que aconteciera y otra confiar en
que el futuro se deslice por tales vías. Contemplo con dolor a las gentes
catalanas entregadas a la partitocracia, crédulas, pasivas, dóciles y
desmovilizadas. Cataluña como pueblo, como nación, está en el peor y más
difícil momento de su historia, sin que haya fuerzas suficientes para revertir
esa tendencia.
Montse. Yo me aproximo más al tono esperanzado que Félix viene manifestando.
Está claro que la patraña del “procés”
se está desmoronando y que en un año, o como mucho dos, se constituirá en Cataluña
una situación política nueva, en la que los ideales de revolución social
integral y liberación nacional tendrán renovadas y significativas posibilidades
de avanzar. Se trata de establecer una
estrategia y ponerse a trabajar desde ya.
Pregunta, ¿queréis añadir algo más?
Montse. Durante un tiempo he estado afiliada a las CUP en mi
barrio, aunque con dudas y reservas mentales. Lo que me hizo abandonar fueron
las declaraciones de su super-jefa, Anna Gabriel, sobre que, en el futuro, de
los hijos cuidaría la tribu, en referencia a tribus amazónicas o algo así. Me
llevo muy bien con mi abuela y por ella sé que en la Cataluña popular los
vecinos y vecinas atendían a los niños, que eran criados comunalmente, lo que
cuestiona la obsesión por acudir en exclusividad a ejemplos lejanos, dudosos
además. Lo que está en el fondo es el desprecio de Gabriel por el pueblo
catalán, al que denigra siempre que puede, por ser occidental, blanco, etc. Los
jefes y jefas de las CUP tienen una concepción racista, racista anti-blanca, de
los problemas políticos y sociales, de tal modo que presentan a los catalanes
de origen autóctono como pérfidos, agresores, explotadores, etc. y a todas las
gentes del Tercer Mundo como buenos y seráficos. No distingue entre opresores y
oprimidos aquí y allá, juzgando a las personas por el color de su piel, los que
la tienen oscura son los “buenos” y los que la tienen clara los “malos”. Tales
declaraciones han suscitado una ola de indignación, por lo que tienen de
anticatalanas y por lo que les corresponde de racistas. Yo, y no soy la única,
no deseo saber nada de las CUP desde entonces. Soy muy sensible a todos los
racismos y el racismo de la izquierda me ataca los nervios.
Jordi. Pero, ¿qué se puede esperar de gentes que son unos incultos,
con las mentes estropeadas por los panfletos, los dogmatismos y los fanatismos?
Los jefes de las CUP son de una ignorancia descomunal. En particular no saben
nada de la historia de Cataluña, a la que odian por motivos racistas, en
efecto. Hay que conocer con objetividad nuestra historia, y poner como ejemplo
a nuestro pueblo alguna vez, en lo que tenga de bueno por poco que sea, y no
siempre a entidades foráneas. Para ello la lectura de “El comú català”, de David Algarra Bascón, es conveniente. Porque,
si somos tan perversos como ellos dicen, ¿de qué forma vamos a hacer la
revolución y sustanciar la liberación nacional? El autoodio y la vergüenza de
si es una de las muchas artimañas con que España nos quiere poner de rodillas,
y las CUP es uno de los instrumentos de que se sirve. Para sus jefes y jefas Cataluña
es sólo un pretexto, un medio del que valerse para realizar su verdadero fin,
conseguir más poder y más dinero. Sus prebostes son estalinistas, herederos del
PSUC, y eso lo dice todo. Pero no hay que darle mayor importancia porque son el
pasado, un fósil político. Otro asunto a denunciar en su obrar es la colosal
contribución que están haciendo, junto con ERC y Podemos, a desmovilizar y
desorganizar al pueblo catalán. Al parecer, eso es crucial en su pacto secreto
con Madrid.
Félix. Gracias a los dos, y espero trascribir y traducir
correctamente vuestros puntos de vista, Lo haré mejor o peor pero lo hare con
afecto y sin censura.
Absolutamente ridículo y exagerado...como el célebre libro de Bartolomé de las Casas.
ResponderEliminarNo tengo más que decir.
¡Que pena de chicos!tienen Buena empanada mental, resulta que todo lo malo viene de España y todo lo bueno está en la esencia de Cataluña.
ResponderEliminarPues que se enterén la esencia de Cataluña es española, con un poco más de conocimiento y verdad, podrían ser dos buenos carlistas. Como dice Miguel Ayuso un carlista tradicionalista:
sobre el 11 de Septiembre de 1714 escribió Menéndez y Pelayo:
"No es ciertamente agradable ocupación para quienquiera que tenga sangre española en sus venas...ver a nuestra nación...perder hasta los últimos restos de sus sagradas libertades provinciales y municipales sepultadas en los escombros humeantes de la heroica Barcelona"
Y es que el 11 de septiembre de 1714, hay que leerlo en el conjunto de luchas del pueblo catalán contra el liberalismo: el alzamiento en apoyo de la Regencia de Urgell contra la constitución de Cadiz en 1822, la guerra dels agraviats en 1827, la primera guerra carlista 1834-1840, la guerra dels Matiners en 1846 y 1847, la III guerra carlista 1872 a 1876.
Y antes los catalanes habían luchado en Lepanto,como voluntarios con Carlos V y Felipe II en los Tercios de Flandes. Miles de voluntarios catalanes estuvieron en 1682 y 1686 en Viena y en Budapest en las luchas contra los turcos.
O recordar la Guerra Gran, contra la revolución francesa, guerra impulsada desde Cataluña con la participación de miles de voluntarios. Guerra de significación totalmente anti-liberal, para frenar las ideas revolucionarias.
Es evidente que el nacionalismo reniega de la obra de sus padres y antepasados y se funda en una ruptura con su mundo y sus valores. Es anti tradicional y por tanto anti-patriótico.
Esta claro: los catalanes de 1714 no eran ni de izquierdas, ni republicanos, ni anti-españoles.
Su lucha era contra las ideas ilustradas y "modernas" en defensa de unos principios que podemos calificar de tradicionalistas.
De hecho muchos historiadores nacionalistas reniegan de este capítulo de la historia de Cataluña, al descubrir en los catalanes de 1714 una mentalidad "tomista" "medievalizante", antimoderna y antilustrada.
No se puede entender que se siga manteniendo actualmente la manipulación y falsedad de la "DIADA".
https://www.youtube.com/watch?v=hNhaRoxmS10
ResponderEliminarAquí lo explica Miguel Ayuso a partir del minuto 3:45
Y es que cualquier tradicionalista tiene más interés que cualquier nacionalista de postín, por muy desencantado que esté.
Volviendo a la entrevista, lo del español no se entiende en Cataluña, han pretendido arrasarlo y ahora resulta que la gente lo prefiere al catalán. ¿Cómo es posible que el catalán haya sobrevivido a Franco y no vaya a sobrevivir a los propios nacionalistas?
Para empezar es falso que con Franco el catalán estuviera prohibido.
Para resumir la verdad que nos cuentan estos dos chicos no es complete y sigue siendo tendenciosa hacia lo español.
Me quedo con la vision de Ayuso
Muy bien el análisis, pero no la solución.
ResponderEliminarLa revolución política colectiva, es la única que se puede conseguir, pero de todos los españoles, no solamente de Cataluña porque ésta nunca ha sido independiente de España, sino que forma parte de ella. Es un todo, es un hecho histórico. ¿por qué ese afán de separarse del pueblo español? ¿qué os hemos hecho?. Como bien dices en el análisis, no es el pueblo sino el Estado el que oprime. Unámonos todos y salgamos todos de esta. #libertadpolíticacolectiva
Creo que a algunos les vendría muy bien salir de su "burbuja de seguridad", conocer otras ideas, otros comportamientos, valorar lo positivo de otras culturas....esa concentración de que lo bueno está en Cataluña, esas revoluciones siempre pendientes por teóricas y utópicas......¡ qué empanada!....por cierto a lo largo de la entrevista no se dice nada sobre economía......¿quién paga la ronda? ¿quién corre con los gastos de los procesos que están o de los que vengan?. ¡No olviden este peqeño detalle para la próxima entrevista!
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