En una sociedad
como la actual, donde el epicureísmo, actualizado y puesto al dia, es una agobiante
estructura de creencias, deberes y prácticas impuestas a la persona desde las
instituciones, en particular desde el Estado de bienestar, conviene fijar la
atención en una obra olvidada de Plutarco, cuyo título, en traducción libre,
podría ser “No es posible vivir con plenitud siguiendo la doctrina de Epicuro”.
Va al grano.
Repudia la interpretación epicúrea sobre que la delectación sensual es “el supremo bien” recomendando “la virtud y la honradez”. Añade que es errado
considerar al cuerpo como receptáculo de placeres pues también lo es de dolores,
con las enfermedades, de manera que “la
voluptuosidad de los cuerpos y de la carne es débil y pequeña”.
No sólo se sufre,
arguye, con la enfermedad sino también con los padecimientos del espíritu, en
particular con el temor. Para Plutarco “el
provenir es siempre incierto” ya que la existencia humana resulta, por naturaleza,
“cambiante, inestable, inconstante e
insegura”, lo cual ocasiona tensión anímica e imposibilita llevar una vida
de deleites y dicha, pues “la duda sobre el
porvenir”, connatural, no permite gozar por mucho tiempo ni con mucha
intensidad ni muchas veces.
Apunta que “no hay en modo alguno seguridad de que el
ser humano puede pasar su existencia sin dolor”. Así es, pues todo sucede
como si cada vida humana tuviera incorporada, de manera ineludible, una cuota
de sufrimiento, físico y psíquico, que cada persona ha de padecer haga lo que
haga. No hay modo de escapar al dolor. Éste sólo puede ser afrontado.
Plutarco, en
oposición a las delectaciones del vientre preconizados por hedonistas y
epicúreos, atrae a las satisfacciones del espíritu, en primer lugar la
adquisición de conocimientos, a través de la reflexión y la lectura, así como la
realización del bien a los otros, lo que depara satisfacción moral.
Vitupera a los
moradores en “el jardín del placer”
(referencia al célebre “jardín de
Epicuro”) por olvidar las grandes acciones y hechos gloriosos, citando a
los héroes de la Antigüedad griega, Pelopidas, Miltiades o Epaminondas, pues “según mi entender hay en la vida activa de
los que hacen tantos hermosos actos heroicos mayor alegría y satisfacción que
gloria y honor”. Para Plutarco es en las situaciones límites y más arriesgadas
donde se realiza mejor el sujeto. Esto ocasiona un contento incomparablemente superior
al que puedan ofrecer los goces sensuales.
Tiene a los
placeres del estómago como propios de esclavos, y recusa a los epicúreos por centrarse
en ellos. Alega que eso lleva a “limitar
y reducir” las alegrías y agrados a los sensuales, ignorando los que
resultan de servir al bien público, consagrarse a causas superiores, obrar
según imperativos del deber autoimpuesto y “ejecutar
algún acto memorable”. Culmina el razonamiento señalando que “la voluptuosidad que procede de los actos
honorables y virtuosos oscurece y arrincona, con sus formidables emociones y
grandezas, la que proviene de lo corporal”.
En consecuencia,
es la realización de “loables y virtuosas
acciones” lo que otorga la satisfacción máximo y el contento mayor. La vida
humana buena y superior tiene que estar dirigida a, sobre todo, su práctica.
Hasta aquí la
diatriba plutarquiana contra el epicureísmo. En realidad, en el trabajo citado
Plutarco se dirige más contra la parte hedonista de aquél que contra sus
elaboraciones más sutiles y por eso más deletéreas.
Lo esencialmente
desafortunado de Epicuro no es las exhortaciones al placer, que existen pero que
no son lo principal en él, sino el pánico al sufrimiento, su irrealista
formulación sobre que la vida humana debe destinarse a soslayar el displacer, el
padecimiento físico y, sobre todo, la tensión psíquica junto con los demás
modos de sufrimiento espiritual.
Al presentar al
dolor como absolutamente nocivo, al rehusar considerarlo como, en efecto, un
mal pero al mismo tiempo fuente de sabiduría, fuerza, madurez, solidaridad,
afectos profundos y realización personal, por tanto, también como causa de
bien, desintegra al sujeto. Al rebajar a la persona a criatura saturada de
pánico al sufrimiento le hace un lunático, un desequilibrado, puesto que el
miedo es siempre padecimiento, con lo que Epicuro enseña a sus sectarios a
sufrir para no sufrir, algo tan ridículo como mentecato.
gran articulo!
ResponderEliminarEpicuro era un hombre religioso de forma natural. Recuerda estas palabras: religioso de forma natural. La religión surgió en él. Por eso, la gente nunca se fijó en él, porque nunca buscó. El proverbio "Come, bebe y sé feliz" surgió de Epicuro. Y ésta se ha convertido en la actitud del materialista.
ResponderEliminarPero en realidad, Epicuro vivió de la forma más sencilla en que nunca nadie haya vivido.
Epicuro vivía en un pequeño jardín. El jardín era conocido como el "Jardín de Epicuro". No tenía una academia como Aristóteles, ni una escuela como Platón; tenía un jardín. Es sencillo y hermoso. Un jardín parece más natural que una academia. Vivía en el jardín con unos cuantos amigos. Ésa fue probablemente la primera comuna. Simplemente vivían allí sin hacer nada en particular, trabajando en el jardín, teniendo lo suficiente para vivir.
Se dice que una vez, el rey fue a visitarles; él creía que aquel hombre estaría viviendo ostentosamente porque su lema era: come, bebe y sé feliz. "Si éste es el mensaje" --pensó el rey-- "me encontraré con gente viviendo lujosamente, en la auto-indulgencia". Pero cuando llegó allí se encontró con gente muy sencilla trabajando en el jardín, regando los árboles. Habían estado trabajando durante todo el día; poseían muy escasas pertenencias, sólo lo suficiente para vivir. Al anochecer, en la cena, no había ni siquiera mantequilla; tan sólo pan seco y algo de leche. Pero lo disfrutaron como si fuera una fiesta. Después de la cena, bailaron. El día se había acabado y daban gracias a la Existencia. El rey se puso a llorar porque en su mente siempre había condenado a Epicuro. Le preguntó, "¿Qué quieres decir con: come, bebe y sé feliz?". Epicuro le contestó, "Lo has visto. Aquí somos felices las veinticuatro horas. Si deseas ser feliz, has de ser simple, porque cuanto más complejo eres, más infeliz te vuelves. Cuanto más compleja es tu vida, más sufrimiento crea. Somos sencillos, no porque estemos buscando a Dios; somos sencillos porque ser sencillo es ser feliz". Y el rey le dijo, "Me gustaría haceros un regalo. ¿Qué os gustaría tener para el jardín y vuestra comunidad?". Epicuro no sabía qué contestar. Lo pensó y pensó y le dijo, "No creo que necesitemos nada. No te ofendas. Eres un gran rey, puedes dárnoslo todo, pero no necesitamos nada. Si insistes, puedes enviarnos un poco de sal y mantequilla". Era un hombre austero.
En esa austeridad, la religión surge de forma natural. No piensas en Dios; no hay necesidad de hacerlo. La vida es Dios. No rezas juntando las manos al cielo; es una estupidez. Toda tu vida, desde la mañana hasta la noche, es una oración, una celebración con la Existencia.
Recuerda:
Si deseas ser feliz, has de ser simple, porque cuanto más complejo eres, más infeliz te vuelves. Cuanto más compleja es tu vida, más sufrimiento crea.
Dos cosas:
ResponderEliminarPrimero: voy a poner un ejemplo ficticio.
Supón que a un hombre de 40 años lo hipnotizan y le dicen que es un bebé. Y tú ves como el hombre va gateando hasta la esquina, se sienta en el suelo, y se chupa el dedo. ¿Tú intentarías razonar con un sujeto así?
El 95% de la población tiene la cabeza llena de ideas locas y autodestructivas. Y no tiene caso ni que intentes razonar con ellos. Han llegado a unos niveles de degradación que son irreversibles. No distinguen la verdad de la mentira. Ni el bien del mal. Ni al amigo del enemigo. Están totalmente idos.
La pregunta es ¿y que hacemos?
A mi la única solución que se me ocurre es emigrar. Ir a Rusia o a algún país donde la gente sea menos autodestructiva que aqui.
Segundo: Lo que cuentas sobre Plutarco lo explica bien Cicerón en Sobre el supremo bien y el supremo mal. La pena es que el 95% de la población no va a leerlo jamás. Y si lo leyeran de poco les serviría porque sus mentes están demasiado dañadas.
Al comentario de arriba; podías haber elegido otro sitio para emigrar. Rusia tiene una tasa de suicidios bastante alta. Tambien tiene un problema de alcoholismo, sobre todo en varones, tremendo. Borracheras no.
ResponderEliminarCreo que fue bastante mejor filosofo y persona Séneca.Por otra parte,si tenemos en cuenta los esclavos y el respeto por la libertad individual,Zenón les daría vueltas a ambos,pues es conocido el dicho de Séneca que dice :"Homero tuvo un esclavo,Platón tres,y ninguno Zenón,con quién se inició la rígida y viril sabiduría de los estoicos."En este aspecto,Zenón recogería lo mejor del pensamiento de los cínicos,incluyendo la renuncia a la esclavitud como algo contra natura.
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