En esta edad neo-oscura, la de los seres
posthumanos, cuando los rasgos definitorios de la condición humana se están
esfumando y la destrucción de la esencia concreta humana alcanza proporciones
espeluznantes, tenemos que reaprender a vivir, si es que queremos recuperar
nuestra perdida condición, que nos ha sido arrebatada casi del todo y que nos
hemos dejado arrebatar.
Para ello la lectura y meditación de los clásicos de
la cultura occidental, la que hasta ahora mejor ha logrado definir lo humano en
tanto que verdad, autonomía del sujeto, libertad, valentía, amor, revolución y
trascendencia, nos es necesaria.
Señala Goethe que “vivir exige un laborioso trabajo, un meticuloso cuidado, un esfuerzo
tenso y angustiante”.
El ente posthumano hoy en circulación sentirá tal
formulación como un latigazo en lo poco que le queda del alma. Ya es mucho para
él/ella expresiones como “laborioso
trabajo” y “meticuloso cuidado”
pero lo de “esfuerzo tenso y angustiante”
le resulta insufrible.
Goethe establece algunos de los rasgos de la vida
humana en su manifestación natural, que son sus elementos constitutivos en
cualquier situación y bajo no importa qué sistema socio-político. Es algo que
no puede ser eliminado, mientras seamos humanos, y que establece una
contradicción entre ello como negatividad en sí y su significación en tanto que
necesario factor de dinamización mejorante de la condición humana.
En el presente la vida apetecida por el sujeto
desestructurado, nadificado y deshumanizado es una suma ilimitada de
experiencias “agradables”, y nada más. Lo supuestamente atractivo de aquéllas reside
en lo que no exigen esfuerzo, no demandan cuidado alguno y no son,
pretendidamente, tensas ni angustiantes. Lo banal, lo meramente sensorial, aquello
que puede ser realizado sin necesidad del cerebro ni de la voluntad ni de los
músculos, un mero pasar el tiempo con la mente vacía, sin pensamiento ni
emociones ni voliciones ni pasiones, una combinación devastadora de ataraxia y
nirvana, una renuncia completa a lo humano, es la noción de “vida buena” propia
de hoy día.
Eso lleva al sujeto a existir en fuga perpetua. La
vida en las sociedades “ricas” es un escamoteo de la vida. El desventurado
“ciudadano” huye empavorecido de deberes, obligaciones, responsabilidades,
compromisos y esfuerzos. Su tosca contabilidad vital se reduce a maximizar lo
agradable y minimizar lo desagradable. Extraviado por el totalitario discurso
placerista, hedonista, felicista y gozador que le llega desde arriba se entrega
a una existencia en permanente escapada, huyendo de todo y huyendo de sí.
Las revistas para mujeres son quizá las que más lejos
llevan la facundia sobre la existencia como demente ansia de placidez vegetal.
Según ellas, todo puede ser resuelto por medio de “trucos”, y cualquier cosa tiene que ser abordada “sin esfuerzo”. Esa letal combinación de
artimañas de baja estofa y renuncia a toda movilización de la energía vital realiza
la destrucción de la esencia concreta humana en las féminas del más eficaz modo
posible. Así se transforma a la mujer en mera cosa, en mujer-objeto neoservil condenada
a venderse en el mercado de trabajo.
La familia a la española, en la que el amor ha sido
sustituido por el paternalismo más destructivo, con muchas madres fabricadas
mitad por mitad por el franquismo y su heredera, la progresía, que se
consideran las esclavas de sus hijos e hijas, la infancia y la juventud son
“educadas” para vivir gozando, para escapar a todo correr de deberes (en primer
lugar del deber de querer y amar, esto es, servir y respetar a sus
progenitores, sobre todo a su madre), obligaciones, esfuerzos y servicios.
Convertidos infantes, adolescentes y jóvenes en
receptores natos a los que se niega el gran bien de dar y darse, se ahoga en ellos
lo mejor de la condición humana, que es el amor como servicio en actos y el
esfuerzo en tanto que realización de la entrega al otro. Eso contribuye a explicar
la infantilización casi general de la juventud hoy así como su baja calidad
humana, tosco egotismo, ininteligencia y torpeza.
Sobreproteger y ser caritativos o bondadosos no es
amar: es destruir, además de dominar. Amar es, también, exigir que nos amen
aquéllos a quienes amamos, que nos sirvan aquéllos a quienes servimos. Una de
las formas más letales de odio al otro es el paternalismo, por lo que dar amor
incluye exigir amor dado que su esencia es el mutuo servicio. La bondad no es
virtud, es una forma específica de maldad.
El “ciudadano” protegido por la muy prodigiosa
Constitución Española de 1978, obra eminente de la derecha y la izquierda,
unidas y hermanadas (lo que prueba que, a fin de cuentas, son lo mismo), ha de
padecer, además, al Estado de bienestar, la entidad que más le deshumaniza y
envilece, le infantiliza y aísla de sus semejante, le embrutece, degrada y priva
de su condición de ser humano. El paternalismo de Estado es el fin de lo humano.
Sometido a la triple servidumbre del adoctrinamiento de masas, la familia
progre-franquista y el Estado de bienestar el sujeto en tanto que ser humano se
está desintegrando.
En la realidad, el ser nada en huida sempiterna conoce
una vida aterradora. Su renuncia a vivir le lleva a la depresión, el gran mal
espiritual de nuestro tiempo, con todas sus dolorosas manifestaciones,
irritabilidad, soledad patológica, angustia, tristeza, pasividad, deserotización
y ansiedad. En particular las mujeres, supuestamente elevadas a una vida
“libre” y “superior” por el Estado, que las “protege” y “discrimina
positivamente”, están al borde del colapso psíquico, por la falta de sentido de
sus vidas, la sobre-opresión, el salariado, el mega-adoctrinamiento, la
despiadada represión de su erotismo (hoy vivimos en la era de la neo-frigidez
de grandes masas) y el paternalismo (neo-patriarcalismo) institucional. Puede
decirse que, ahora, la destrucción de la esencia concreta humana se está
realizando, sobre todo, en las mujeres.
Así las cosas, hay que recuperar la noción seminal
de que la vida es “esfuerzo tenso y
angustiante”, para afrontarla con sabiduría, rigor, fortaleza, valentía y
alegría. Porque el esfuerzo nos vigoriza, la tensión nos llama a la
movilización de todo el ser y la angustia hace que ahondemos en la comprensión
transformadora de nuestra esencia, para hacernos sujetos mejores y superiores,
sujetos rotundamente humanos. Porque no hay lugar donde huir ni tenemos motivos
para desear huir. Por el contario, lo apropiado es afirmar la vida en el
combate, el vigor, el coraje y la entrega a las grandes causas superiores.
Hay muchas mallas, desde la más básica a la más sofisticada. Las sofisticadas deben estar por estrenar o casi intactas, las de tipo básico y tipo medio son las de mayor ajetreo, imagino
ResponderEliminar¿Una vida no da para abrirse paso entre las mallas, porque apenas hay humanos capaces?
Pero los mísmos problemas nos vienen de tan lejos que parece biológico/humano... los clásicos griegos, los maestros del renacimiento, Montaigne -y muchos otros que me dejo y que desconozco- nos lo han explicado.
Venimos arrastrando los mísmos problemas de muy lejos, desde mi real ignorancia, hemos sofisticado la maldad y hemos adulterado la bondad, pero lo sustantivo es muy parecido.
Preparo atacar (positiva como negativamente) esta pieza clave del entramado de las propuestas que se desprenden de una agenda hacia "la revolución integral"... Recién al fin completé la lectura de La democracia y el triunfo del estado y preparo mis comentarios al respecto. No estoy segura de que lo que Félix intuye o deduce de los sujetos-nada sea lo justo y verdadero... Creo que hay un fondo en cada cual atento a descubrir la verdad o las verdades que el sistema nos esconde y la medida de su angustia da cuenta de su ser no-nada... Más cuando logre un espacio para este proyecto que tengo muy presente.
ResponderEliminarJuan Jacobo Rousseau suponía que el conjunto de los que vivimos en un pueblo tiene un alma superior, de jerarquía diferente a cada una de nuestras almas, y que ese yo superior está dotado de una voluntad infalible, capaz de definir en cada instante lo justo y lo injusto, el bien y el mal. Y como esa voluntad colectiva, esa voluntad soberana, sólo se expresa por medio del sufragio conjetura de los más que triunfa sobre la de los menos en la adivinación de la voluntad superior, venía a resultar que el sufragio, esa farsa de las papeletas entradas en una urna de cristal, tenía la virtud de decirnos en cada instante si Dios existía o no existía, si la verdad era la verdad o no era la verdad, si la Patria debía permanecer o si era mejor que, en un momento, se suicidase.
ResponderEliminar»Como el Estado liberal fue un servidor de esa doctrina, vino a constituirse no ya en el ejecutor resuelto de los destinos patrios, sino en el espectador de las luchas electorales. Para el Estado liberal sólo era lo importante que en las mesas de votación hubiera sentado un determinado número de señores; que las elecciones empezaran a las ocho y acabaran a las cuatro; que no se rompieran las urnas. Cuando el ser rotas es el más noble destino de todas las urnas. Después, a respetar tranquilamente lo que de las urnas saliera, como si a él no le importase nada. Es decir, que los gobernantes liberales no creían ni siquiera en su misión propia; no creían que ellos mismos estuviesen allí cumpliendo un respetable deber, sino que todo el que pensara lo contrario y se propusiera asaltar el Estado, por las buenas o por las malas, tenía igual derecho a decirlo y a intentarlo que los, guardianes del Estado mismo a defenderlo.
»De ahí vino el sistema democrático, que es, en primer lugar, el más ruinoso sistema de derroche de energías
http://www.retoricas.com/2009/06/discurso-jose-antonio-primo-de-rivera.html
»El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podríamos decir un antipartido, sépase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas. Porque en el fondo, la derecha es la aspiración a mantener una organización económica, aunque sea injusta, y la izquierda es, en el fondo, el deseo de subvertir una organización económica, aunque al subvertiría se arrastren muchas cosas buenas. Luego, esto se decora en unos y otros con una serie de consideraciones espirituales. Sepan todos los que nos escuchan de buena fe que estas consideraciones espirituales caben todas en nuestro movimiento; pero que nuestro movimiento por nada atará sus destinos al interés de grupo o al interés de clase que anida bajo la división superficial de derechas e izquierdas.
ResponderEliminarPero nuestro movimiento no estaría del todo entendido si se creyera que es una manera de pensar tan sólo; no es una manera de pensar: es una manera de ser. No debemos proponemos sólo la construcción, la arquitectura política. Tenemos que adoptar, ante la vida entera, en cada uno de nuestros actos, una actitud humana, profunda y completa. Esta actitud es el espíritu de servicio y de sacrificio, el sentido ascético y militar de la vida. Así, pues, no imagine nadie que aquí se recluta para ofrecer prebendas; no imagine nadie que aquí nos reunimos para defender privilegios.
ResponderEliminarNo sé el interés en introducir estos textos sobre Primo de Rivera pero al ver la página de la fuente y los tres textos parciales escogidos me he preguntado porqué no has incluído el párrafo más importante por cuanto está destacado en rojo:
Eliminar"La Patria es una unidad total, en que se integran todos los individuos y todas las clases; la Patria no puede estar en manos de la clase más fuerte ni del partido mejor organizado. La Patria es una síntesis trascendente, una síntesis indivisible, con fines propios que cumplir; y nosotros lo que queremos es que el movimiento de este día, y el Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, de esa unidad permanente, de esa unidad irrevocable que se llama Patria."
Como se ve habla de construir un Estado autoritario. Creo que no hay más que añadir en cuanto a lo, diametralmente, opuesto que se encuentra este primo respecto a un servidor y a Félix. Ánimo Félix y gracias por tus comentarios y por tu aguante en tu lucha contracorriente; a pesar de la certeza de que la inmensa mayoría de la gente hoy en día sólo ve blanco o negro, izquierda o derecha y simplezas parecidas.
Creo, anónimo, que tu intención es manipular aún cuando dejas el texto íntegro y sin comentar como si él se comentara sólo, dando apariencia de imparcialidad cuando sólo muestras lo que te interesa, obviamente.
Incluso Primo de Rivera tenía algo en común con muchos de nosotros en cuanto al análisis de la situación; todos tenemos buenas intenciones. Las discrepancias surgen en el camino a seguir.
Por favor más rigor o elaborar un poquito mejor los subterfugios (¿se escribe así?). Vamos a la verdad sin complejos ni prejuicios, lo demás es perder el tiempo.
En el segundo libro de "Sobre el supremo bien y el supremo mal" de Cicerón" te demuestra que dedicar la vida a diversiones y apetencias es el comportamiento propio de un cafre que tira su vida a la basura.
ResponderEliminarEn el libro "Mi jefe es un psicópata" de Piñuel te analiza como es la vida de la gente falsa, narcisista y egotista. Te resumo el libro si te digo que es un completo infierno que se infligen a si mismos y a quienes les rodean.
España está repleta de gente que se creen que la vida es para hacer lo que te apetezca y dedicar todo el tiempo que puedas a divertirte. Y repleta de gente falsa, narcisista y ególatra.
España es un infierno de país. Un país donde nada se hace como es debido, donde las cosas avanzan a trompicones o van para atrás como los cangrejos. Donde la gente se define por sus vicios, miserias y carencias.
Pero lo peor de todo es el cansancio que provoca tratar con españoles.
Voy a comprar arcilla para limpiar el intestino. Acudo a un herbolario y no es que no lo tengan. Es que ni siquiera saben lo que es eso. Nunca han oido hablar de ello.
Me dicen que no pasa nada. Que lo van a buscar y que la próxima semana seguro que está. Pasan dos semanas y sigo con las manos vacias.
Algo que si los españoles fuesen personas normales lo tendría hecho en 5 minutos, estoy viendo que me va a llevar semanas o meses conseguirlo.
En España todo es así. Todo hay que hacerlo dos veces. O tres veces. O 20 veces. O desistir de hacerlo por puro cansancio.
¡Que cansancio de gente! Yo hay días que me tumbo pero no porque esté fisicamente cansado. Me tumbo porque estoy psiquicamente agotado de tener que lidiar con estos paisanos.
Leer esto hace que suene en mi cabeza "Californication", con imágenes de personas separadas por tablets e ipods. Estupendo artículo, solo que en el párrafo 11 se trata de algo tan complejo, tan racional y tan irracional a la vez, que a mi siempre me patinan las neuronas cuando lo trato.
ResponderEliminarHaga usted el favor de dejar en paz a las mujeres, ni es mujer, ni tiene sensibilidad para tratar el tema, más allá de tópicos y lugares comunes.
ResponderEliminarNo quiero q deje en paz a las mujeres, lo digo cono mujer, mujer adulta y ser pensante, q pasaq hay q tratar a las mujeres como si fueran menores d edad?
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