ME QUIEREN CALLAR

Yo le llamo “toquetear”. Mis videos, misteriosamente, crecen a paso de tortuga en la cifra de visualizaciones, y mis subscritores se quedan encallados, en lo numérico, días y días en dígitos inverosímiles. Al principio de todo ello, hace unos meses, me reía, no me lo tomaba en serio, pero ahora ya sí. Me está siendo imposible editar un video sobre la matanza de ancianos que el gobierno y el Estado están perpetrando con el covid-19. Eso es censura, todo lo demás también, pero está ya es un tipo basto y burdo de censura que en nada se diferencia de la que efectuaba el régimen de Franco. Hoy lo hacen con robot, al parecer. Nos vigilan con robots, nos censuran con robots, nos cierran la boca con robots… Ahora entiendo mejor el sentido y utilidad de la tecnología, esa cosa maravillosa según algunos. Claro que a estos cabestros no les censuran, al contrario, para ellos todo es libertad… y muy jugosos emolumentos. A nosotros nos reservan los estacazos, la condena a la marginalidad, la pobreza decorosa y a veces indecorosa, los insultos y los robots. Pufff, la verdad es que somos uno pupas, aunque lo llevamos con mucha alegría, fortaleza e ímpetu.

Me han prohibido un libro, me han descolgado un video, veo mi canal en peligro, me voy a otros sitios de videos y allí, pues… tampoco. Han cerrado los canales de amigos y amigas, la cosa cada vez se pone más tensa. Y eso que yo me autocensuro, todos nos autocensuramos, con la esperanza de que nos dejen decir. Y esto es sólo el comienzo. Luego, ¿qué pasará luego?, por ejemplo, en un año…

Así que, amigos y amigas, os voy a pedir ayuda.

Si tenéis canal, hacedme una entrevista, a ver si así burlamos a la censura, y luego otra y otras. Si no tenéis canal, abríos uno cuanto antes, aunque no penséis utilizarlo, por si acaso me lo podéis prestar con alguna artimaña, o me podéis acoger en él.

Pero como todo ello tiene la fecha de caducidad puesta, como el ascenso del fascismo en este país llamado España va a más, tenemos que sustituir los medios cibernéticos por el contacto personal, porque a medio plazo ya no será posible comunicarnos a través de la Red para nada que sea importante y merezca la pena. Tendremos que retornar a conocernos, quedar, escribirnos cartas, utilizar panfletos, actuar desde la clandestinidad. Esto, todo esto, es estupendo, y necesitamos comenzar a ponerlo en marcha ya. Escribidme, contactadme.

Eso sí, tened por seguro que no nos callarán. Menos aún nos van a asustar. De un modo u otro, con cibernética o sin ella, vamos a vencer a las fuerzas del totalitarismo y el fascismo, del exterminio y de la criminalidad, de la mentira y el adoctrinamiento. Lo que están haciendo, ordenar a sus robots de m… que no nos pierdan de vista en todo el día, manifiesta su inseguridad, su inquietud, su temor, su nerviosismo. Y tienen motivos fundados para padecer esos estados psíquicos, porque son los perdedores, en lo estratégico, de esta historia. Lanzaron, muy chulitos, la “plandemía” y ahora comienzan a vislumbrar que, en realidad, ellos mismos se han dado un tiro en el pie. Y si nosotros les pisamos con fuerza el otro pie, me parece que se van a dar un gran costalazo. De eso se trata.

Y, se me olvidaba, denunciad con todas vuestras posibilidades y capacidades la censura implantada ya, el ataque a las libertades, el mundo de pesadilla que el poder constituido está construyendo contra nosotros. Denunciad, denunciad, denunciad: eso les parará primero y les derribará después.