A Jordi Cuixart i Navarro, agraint-li la seua enteresa
Parece ser que Jesús de Nazaret, rabino galileo de procedencia popular, independientemente de la creencia político-religiosa propia, o que algunos le atribuyen, sobre la necesidad de liberar al pueblo judío de la dominación romana ( Mesías) y también del proceso de deificación posterior ( Hijo de Dios), fue capaz de sintetizar, a pesar de las numerosas y diversas corrientes de pensamiento existentes en su época, una forma idónea de entender las relaciones humanas, una visión doctrinal dirigida a la raíz del problema suscitado por la necesidad de conformar una sociedad sobre la base de principios éticos y no estructurada en torno al poder, el dinero y la dominación de unos sobre otros. Es decir, una sociedad que mereciera el calificativo de verdaderamente humana.
Cosmovisión difícil de entender cuando la sociedad está construida de manera que la supervivencia exige competir y destacar en la capacidad por dominar y esclavizar al prójimo. No obstante muchos de los que escucharon al rabino Jesús consideraron esta cosmovisión viable por lo que se suscitaron esperanzas de justicia e igualdad en el pueblo, pero también animadversión en aquellos que conformaban el poder político, religioso y militar en el Israel de aquel tiempo.Una concepción de las relaciones humanas fundamentada en la verdad, la igualdad, la justicia, la solidaridad, el equilibrio entre la persona individual y la social-comunal, el reparto de la riqueza generada con el trabajo colectivo, etc. Es decir, una cosmovisión de las relaciones humanas que se resumen en un concepto y en una realidad convivencial: el amor.
Autor: Rafael Rodrigo Navarro
Autor: Rafael Rodrigo Navarro
Querido amigo: como breve reflexión tras el farragoso ensayo que expones, espero tengas tiempo de leer (que no parece haya habido anterior lectura) las Cartas autenticas de Pablo (49-56dC)y que exponen de forma suficiente la fe en la Resurección de Jesus de Nazaret de los primeros testigos. Los demás escritos del Nuevo Testamento, todos ellos anónimos, aunque atribuidos a diversos autores, parten del Evangelio de Marcos( hacia 70 dC) a 2 Pe (Pedro) (hacia 120 dC). Así pues elevar a dogma que los escritos del N.T. pertenecen a la segunda o tercera generación cristiana es aplicable a este segundo bloque. La llamada "conversión de Pablo", descrita por él mismo en su Carta a los Gálatas (hacia 51dC) dice refiriéndose a su pasado en el judaísmo en los años inmediatos a la muerte de Jesús de Nazaret (hacia 30 dC) en Gal 1, 13ss: "Porque habéis oido hablar de mi pasada conducta en el judaismo: con qué saña perseguía a la iglesia de Dios y la asolaba...pero cuando aquél que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, se dignó revelar a su Hijo en mí para que lo anunciara entre los gentiles". No voy a prolongar esta invitación a una lectura que debe iniciarse en estricto espíritu histórico-crítico, basada en el hecho de que dos o tres años después de la muerte del Rabbí judío Jesús de Nazaret, uno de sus seguidores el maestro fariseo Pablo de Tarso, encabeza ya la confesión de Hijo de Dios en el sentido fuerte de Dios mismo.
ResponderEliminarNo se puede acceder a tu otro blog rodrigomora,org. Salen unas vacas y unas nubes. ¿Te lo han censurado estos fascistas? Un saludo.
ResponderEliminarHola. Quisiera exponer mi pensar acerca de lo que considero una visión excesivamente simplista, por centrada únicamente en la dimensión humana (terrenal), del menaje sobre el Amor de Jesús de Nazaret, a pesar de emplear el término "cosmovisión", que sugiere de por sí una dimensión más allá de lo terrenal, no contemplada en el texto, y sin embargo, fundamental.
ResponderEliminarHe recuperado este fragmento de su exposición que creo resume, a mi entender, la visión del Amor en su artículo:" puesto que predicó con claridad la necesidad del amor como elemento esencial y estructural de la sociabilidad del ser humano, tendríamos que concluir que fue precisamente la práctica de esta cosmovisión la considerada verdaderamente atentatoria contra el poder, hasta el punto que éste último reaccionó acusando a Jesús y a sus seguidores del delito de sedición, por tanto equiparables en la práctica a personas armadas en un intento de toma de poder, cuando en realidad se trató de un movimiento intencionalmente pacífico aunque ciertamente revolucionario. Lo cierto es que de la misma manera que la formulación de la cosmovisión del amor como fundante de lo humano no era algo nuevo en la historia de la humanidad, tampoco lo fue la reacción del poder militar, político y religioso de su tiempo, en Jerusalén y en Roma.
Con esta visión creo que olvida la manifestación del amor denominada ágape (Amor de Dios) que contrariamente a lo que la Iglesia nos ha contado para "despistarnos" (ágape sería esa semilla del amor que Dios ha depositado en lo más profundo de nuestro ser, con el cual Dios espera ser correspondido por el hombre y la mujer*), es la faceta trascendental del Ser Humano, más allá de la manifestación fraternal del Amor: fileo, que entiendo es el término referente al amor fraternal al que se refiere su artíclo. No quiero decir que el amor fraternal no sea fundamental para que la sociedad pueda vivir en (relativa) paz, pero no es ni mucho menos suficiente para que un ser Humano pueda vivir en paz consigo mismo. Y únicamente en paz consigo mismo podrá el ser humano crear un mundo de Amor a través de la expresión de fileo. Nuestra naturaleza trascendente (divina) es la única que siente y expresa esa forma de Amor llamada ágape, y nuestra conexión con esta naturaleza trascendente es la que nos permite posteriormente manifestar fileo.
El Amor, como toda otra verdad personal, debe poder definirse de forma sintética, sencilla y concisa para que pueda ser manifestada unidireccionalmente y así reconocida al experimentarse. Si una verdad personal comprende múltiples aspectos o matices (como por ejemplo la definición multifacética y casi siempre contradictoria que sobre el amor tiene la gente actualmente), esa persona las podrá vivir todas, y en especial vivirá aquellas que le hagan sufrir más, por la sencilla razón de que únicamente así podrá ser consciente de que esa versión de su verdad la ha creado ella y la atrae a su experiencia vital para que pueda recordar que es ella quien la creó y así tener la oportunidad de reconocer que es un ser creador, creador a través de lo que considera sus verdades. Y únicamente a través de este proceso de identificación y “recuerdo” de su verdadera naturaleza creadora podrá cambiar aquellas