En Philondenx (Estado francés) tuvo lugar los días 11 y 12 de junio de
2016 el encuentro “Revolución/Iraultza/Revolució Bagaude”, donde fui ponente al
lado de varios amigos y amigas. Las intervenciones y los debates se grabaron en
video, de manera que pronto estarán en la Red. No deseo volver sobre lo que
allí expuse sino situarlo en el contexto de una reflexión más general, que
conecte este asunto, lejano puesto que se refiere a acontecimientos que
tuvieron lugar a mediados del siglo V, con los rasgos más decisivos de nuestro
tiempo.
Hasta hace muy poco las revoluciones políticas,
sociales y económicas dignas de ser citadas eran la francesa de 1789, la rusa
de 1917 y las “revoluciones
antiimperialistas” posteriores a la II Guerra mundial (china, cubana, argelina,
vietnamita, sudafricana, etc.). Todas están ya irremediablemente desprestigiadas,
al haber sido causa de totalitarismo, sobre-opresión, deshumanización y mega-capitalismo.
A ese bloque se han ido sumando, para algunos, movimientos populistas burgueses
como la “revolución bolivariana”, y
la nueva forma de fascismo clerical, la “revolución
islámica”. Otras, como la “revolución
española” de 1936-1937, con las colectivizaciones, etc. han perdido casi
toda su anterior credibilidad[1].
La idea de revolución
está hoy muy gravemente manchada y desacreditada.
Es lógico que así sea,
después de todo lo que ha ido sucediendo, pues las revoluciones citadas han
creado sociedades incluso más estratificadas y no-libres que las precedentes. En
todos los casos, han sustituido el capitalismo por el hiper-capitalismo, con
unos resultados económicos deplorables. Se comprende, por tanto, que las
personas más reflexivas se resistan de buena fe a la noción de revolución.
Pero, al mismo, tiempo,
la revolución se hace cada día más necesaria, en vista de la evolución mundial
y europea. No sólo por la caída sin final que en lo económico padece Europa, y
en particular nuestro país, sino por el conjunto de transformaciones horrendas que
estamos sufriendo, la mundialización (globalización), la concentración de la
propiedad y la riqueza en cada vez menos manos, el crecimiento patológico de
los aparatos estatales, la conversión de la persona en ser nada, el ascenso de
las nuevas enfermedades físicas ocasionadas por el insano modo de vida que se
nos impone, la devastación ambiental con cambio climático, la pérdida de
valores y referentes morales, la expansión desde arriba del conflicto
interpersonal en todas sus formas de donde está resultando un individuo
solitario que se realiza en las dolencias psíquicas, la erosión de las
libertades formales y la ausencia creciente de libertades reales, la conversión
del sistema educativo en un procedimiento para arrasar el pensamiento creador y
la integridad ética del alumnado, la general falsificación de la historia, la
constitución de una casta partitocrática de derecha e izquierda que no es nada
sin la televisión y que usa sus cargos para enriquecerse, y así sucesivamente.
Dolorosa es ver que las
generaciones de menos 40 años no logran, en una buena proporción, encontrar
empleos medianamente remuneradores, por lo que dependen de sus padres y
abuelos, sin posibilidades de vivir por sí mismos y tener hijos. Cuando este
sector piensa en el futuro se estremece, con razón: sin empleos, sin autonomía,
sin pensiones, sin hijos, sin proyecto de vida…
Lo expuesto establece la
necesidad de cambios fundamentales, y no meramente en lo secundario y lo
sectorial, que vayan a la raíz del problema sin quedarse en sus manifestaciones
superficiales. Cambios que no se propongan únicamente lograr “mejoras” bajo el
actual orden sino ir estableciendo las bases para su sustitución. Cambios que
sean en el todo de los problemas, que afecten al conjunto de la vida colectiva,
la persona y el sistema de valores, de ahí que han de ser totales, integrales.
Cambios que deben venir exclusivamente de la base popular y no de la presencia
o participación en las instituciones.
Para ello conviene
buscar ejemplos de revoluciones en el pasado, que nos proporciones enseñanzas[2],
aunque sin olvidar nunca las diferencias en las condiciones de lugar y tiempo.
Tal es la revolución bagauda.
Acaecida al final del
orden romano, en las Galias y en Hispania, fue una sucesión de levantamientos
armados populares. Iniciada al sur de los Pirineos hacia el año 443 su momento
culminante fue el 449, cuando toman Tarazona (Zaragoza), dando muerte a la
guarnición visigoda y al obispo. Posteriormente, en el 454, se supone que
fueron aniquilados, pero algunos indicios y, sobre todo, el análisis histórico,
parecen probar que se replegaron a los Pirineos y allí crearon un nuevo orden
social, que perduró durante siglos.
Probablemente, lo
hicieron en la comarca de Sobrarbe, dando lugar a un mito, el Derecho de Sobrarbe[3], legislación
universalmente admirada en el Medioevo, aunque de ésta nada directo nos ha
llegado, salvo alguna falsificación posterior. De ella proviene el Derecho
pirenaico, propio del pueblo de Euskal Herria.
Las transformaciones
revolucionarias que los bagaudas impulsan son: 1) el gobierno por asambleas, en
el batzarre o concejo abierto, juntas populares que se solían reunir bajo
enormes árboles, 2) los terrenos y otros medios de producción, pecuarios y
artesanales, se hacen comunales, 3) el trabajo libre y asociado comunitario en
pro del bien común, auzolan en euskera, 4) la autonomía, mismidad y soberanía
de la persona, 5) concepción de una sociedad enteramente convivencial, en la
que el amor de unos a otros sea el elemento motor, sin ente estatal ni
propiedad privada concentrada.
Los bagaudas son la
parte fundamental de los inicios de la revolución de la Alta Edad Media. Ésta
arranca con ellos, extendiéndose por todo el norte peninsular, en lucha contra
los godos, los francos y los musulmanes andalusíes, las tres potencias
anti-revolucionarias de esos siglos. Hicieron una revolución positiva, que
contrasta con las revoluciones perniciosas, indeseables, antes citadas.
De gran significación
fue la presencia del cenobitismo cristiano revolucionaria en el movimiento
bagauda[4],
cuestión mantenida durante siglos por la historia oral. El único autor
contemporáneo que defiende la justicia y razón de los alzados en armas es
Salviano de Marsella (390-460, aproximadamente), en “De Gubernatione Dei”. Salviano estaba integrado en el monasterio
de Lerins, cenobio que sostenía la versión verdadera del cristianismo, en
oposición al aparato clerical a las órdenes del papado. Su obra es una denuncia
objetiva del sádico Estado romano y de la crueldad de los terratenientes
esclavistas. Expone que los bagaudas estaban luchando para regenerar la
sociedad, también en el sentido moral.
El significado
contemporáneo, para el siglo XXI, de todo ello se irá estableciendo en el
futuro inmediato. Mientras, es necesario recordar las revoluciones del pasado
que no sean dañosas e insanas como las hasta hace poco tan irracionalmente idolatradas,
y que además triunfaron, creando sociedad estables y activas durante siglos.
Porque, a fin de cuentas, la historia es maestra de la vida.
[1]
El video “¡Qué trabaje Federica!” (por Federica Montseny, jefa de CNT y
ministra de la II república española en la guerra civil) es una contribución a
aclarar lo que sucedió durante 1936-1937. En ese tiempo, la gran mayoría de los
procesos supuestamente colectivizadores en la industria, la agricultura y los
servicios, fueron la vía para constituir un nuevo capitalismo, vinculado al
Estado burgués republicano, del que formaron parte como funcionarios civiles,
policiales y militares, decenas de miles de anarcosindicalistas, devenidos una
facción de la nueva burguesía antifranquista. Mi libro “Investigación sobre la II república española, 1936-1939”, examina esta
cuestión, mostrando sus bases políticas, ideológicas, teóricas y organizativas.
[2]
La primera vez que hablé en público sobre el movimiento revolucionario de los
bagaudas fue en una charla en Capdesaso (Huesca) organizada por Rurales
Enredados, la sección campesina del 15-M, el 7 de abril de 2012. El acto, de
temática agraria, estuvo muy concurrido. La casi totalidad de la asistencia era
la primera vez que escuchaban tratar sobre esta materia. Me animó a hacerlo que
la zona había sido el área de combate de los bagaudas, como expresión de
respeto y admiración hacia ellos.
[3] En este blog, “Los Fueros de Sobrarbe y los orígenes del
pueblo aragonés”.
[4]
Mi intervención en Philondenx tuvo por título “El movimiento bagauda y el monacato, o cenobitismo, cristiano
revolucionario”.
¿Te he entendido bien? ¿Acabas de decir que tú modelo a seguir son unos tipos que no eran capaces ni de proteger sus propias vidas y tuvieron que escapar a la montaña para evitar que los aplasten como a cucarachas? ¿Es eso lo que acabas de decir? ¿Pero de verdad has dicho eso?
ResponderEliminarY ya de paso estaría bien que explicaras cuantos tanques, aviones y buques tendremos los españoles cuando hagamos realidad tu proyecto de dividir España en varios trozos e imponer el comunal en cada uno de ellos.
El cansino de los tanques.
EliminarCuando alguien hace una pregunta lógica (¿como vamos a conservar la vida si hicieramos lo que propone felix?) en vez de responderle se le insulta. Y con eso crees que has demostrado que él no lleva razón. Pero no es así.
EliminarEs una vergüenza que Felix muestre los mensajes de miserables como tú.
Pero hombre, reconoce que eres un cansino. Y no te hagas ahora la victima.
EliminarPor cierto, ¿no serás tu el del blog Haciaelcolapso?
https://www.youtube.com/watch?v=FRkEG0f0bo4&t=0s
ResponderEliminarMe gusta el documento. espero visionar en breve. gracias por compartir
ResponderEliminarRepensando el cristianismo a estas alturas? Heriberto, cada vez se te ve más el plumero.
ResponderEliminarHola Félix, sobre esto me gustaría comentar algo: "Dolorosa es ver que las generaciones de menos 40 años no logran, en una buena proporción, encontrar empleos medianamente remuneradores, por lo que dependen de sus padres y abuelos, sin posibilidades de vivir por sí mismos y tener hijos. Cuando este sector piensa en el futuro se estremece, con razón: sin empleos, sin autonomía, sin pensiones, sin hijos, sin proyecto de vida… " Yo, al contrario, pienso que la reunificación de las familias en la familia extensa bajo un mismo techo es algo positivo ya que precisamente para criar a un niño hace falta ese apoyo. Lo de la parejita que se independiza para tener un hijo en la realidad más práctica del día a día se convierte en algo patológico y artificial. No puede ser natural que una persona adulta pase tantas horas al día solamente con el contacto de un niño, ni para el adulto ni para el niño eso puede ser sano. Es una rareza histórica fruto de la atomización de las ciudades, el trabajo asalariado, de la emigración del pueblo a la ciudad o de las provincias a la capital, de las neocolonias a las metrópolis, etcétera... Un abrazo.
ResponderEliminarSí, claro, pero no es lo mismo hacerlo por elección personal, con acuerdo de todas las partes y por ganas, que por la necesidad imperiosa a la que lleva la falta de recursos. Yo también lo valoraba positivamente en el texto para el I Encuentro, puesto que quizá una vez juntos se vean las ventajas y comprendamos la fuerza que tenemos cuando hacemos el esfuerzo de convivir... si no estamos ya demasiado maleados como para aguantarnos... lo primero a nosotros mismos...
EliminarUn beso, Tania.
http://conspiracionabierta.blogspot.com.es/2016/06/elecciones-espanolas-2016-el-open.html
ResponderEliminarLos Bagaudas y el rey suevo fue aplastado, pero inmediatamente roma quedo controlada por el hermano del rey suevo donde aparecía en una cara de la moneda. La dinastía de los borbones esta puesta por gente de los pirineos no eran más que mayordomos casados con suevas. Militarmente moralmente y políticamente la victoria fue suya. Y si están ocultos depende de por quién se decante la iglesia católica y su afán de protagonismo.
ResponderEliminarHay bastantes indicios que relacionan a Prisciliano con el movimiento Bagauda, pues él estudió y se formó en Burdeos y estableció su primera comunidad ascética en la zona a mediados del siglo IV. Su influencia en el área pirenaica debió ser notoria para una sociedad hastiada por el imperio romano. Entre otras cuestiones doctrinales no estaba de acuerdo en la unión entre iglesia y Estado, una de las principales causas de su persecución y ejecución en Trieste por parte de las oligarquías eclesiásticas. Esto motivo quejas ante el emperador Máximo de San Martín, que no estando de acuerdo con sus posiciones doctrinales y de unión entre iglesia y Estado,no admitía como solución la pena de muerte de aquel. San Martín compareció en el concilio de Zaragoza del 378,convocado por Hidacio e Itacio, contra el priscilianismo...Pues,interesante personaje este Prisciliano para estudiarlo.
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