Los juicios al juez Garzón y varios acontecimientos
coincidentes están proporcionando base para importante reflexiones sobre el
significado y naturaleza real de las fuerzas que se proclaman de izquierda y
“anticapitalistas”.
Éstas, de la manera más vehemente, se ha lanzado a
defender a Garzón, olvidando que el libro “Garzón, la otra cara”, Pepe Rei,
editorial Txalaparta, expone que siendo aquél juez de la Audiencia Nacional
(nuevo nombre del Tribunal de Orden Público del franquismo) operante en Euskal Herria
nunca admitió ninguna denuncia de detenidos y detenidas por tortura, incluso en
casos que ello era tristemente obvio y clamoroso.
Por eso, unificando dicha impunidad para torturar
que Garzón estableció con su patochada más sonada, el supuesto procesamiento a
Pinochet, Pepe Rei hace una frase tan lapidaria como cierta, “Garzón y Pinochet
deben estar en el mismo banquillo”. Pocas cosas son más fascistas que la
tortura y quienes la aplican, defienden, amparan o permiten, o sea que…
Un comunicado de 25-1-2012 de
AFAN (Asociación de Familiares de Asesinados Navarros) dice que Garzón jamás
atendió, como juez, a los cientos de personas que en Euskal Herria alegaron ser
torturados. Tampoco prestó atención a los estremecedores expedientes
presentados por Amnistía Internacional, Comisión Europea de Prevención de la
Tortura y otros, con pruebas de sevicias y torturas, así protegidas por Garzón,
ahora metido a “juzgar al franquismo”.
Ahí está, pues, la izquierda “anticapitalista”,
saliendo a la calle a defender a quien más ha hecho para que la rutina
torturadora del fascismo se mantenga en el parlamentarismo.
Además Garzón es agente de la banca y las
multinacionales españolas, que le premian, que se sepa, con 1,2 millones de
euros. Cuando se reciben esas cantidades de los sátrapas financieros del país
hay que concluir que quien se lo embolsa es un engranaje más del sistema
capitalista y un capitalista él mismo. También en Latinoamérica ha procurado el
“juez estrella” atrapar todos los dólares y euros que ha podido. Por tanto, la
izquierda que le otorga apoyo es como él, pro-capitalista y capitalista. Ya lo
mostró al recibir IU cerca de 2 millones de euros para la campaña electoral del
20-N.
Igual que el ínclito super-juez manifestó su vena de
histrión con lo de Pinochet tiempo después se inventó una nueva mascarada
destinada a tapar sus vergüenzas, la llamada “ley de memoria histórica”, para
pretendidamente juzgar los crímenes del franquismo y localizar los restos de
sus víctimas. Pero eso lo ha de hacer el pueblo, los pueblos, no un juez, y la
localización y traslado de enterramientos ha de ser asimismo una tarea popular,
autónoma, no institucional.
Es intolerable la cara dura y maldad de quienes
pretenden que sea el aparato judicial personificado en Garzón quien haga eso,
pues equivale a decir que el verdugo ha de ser ahora el que juzgue y rescate.
En efecto, la izquierda “anticapitalista”-capitalista ignora lo obvio, que la
guerra civil fue un levantamiento del Estado español contra el pueblo, que los crímenes
los perpetró el Estado y que ahora es una burla que éste aparezca impartiendo
justicia.
Por lo demás, ¿cuándo va a hacerse responsable el
PCE-IU de sus crímenes en la guerra civil, no menores ni menos odiosos que los
del franquismo, comenzando por el del secuestro tortura, asesinato y
enterramiento clandestino de Andreu Nin?
Pero una izquierda que está convertida en una fuerza
más del capitalismo, ¿qué va a hacer si no lo que hace? Veamos el caso del
diario “Público”, portavoz del ala zapaterista del PSOE y valedor de la
feminista y ex-ministra de defensa Carme Chacón, responsable primera de los
crímenes cometidos por las tropas españolas desplegadas en el exterior en los
últimos años. Las reyertas en curso dentro de ese partido nos han permitido
saber que el director de “Público”, el trotskista Jaume Roures, es un
acaudalado empresario, con inversiones de millones de euros en diversas
empresas, por ejemplo en la fallida Spanair, y en el vil mercadeo de las obras
de arte. Su núcleo de poder es el conglomerado empresarial Mediapro, que ha
hecho negocios colosales con Zapatero y Carme Chacón.
Esto es, Roures es un capitalista que hace
“anticapitalismo” periodístico, con el apoyo de una turba de memos y memas que
celebra “asambleas” para refinanciar a “Público”. Desde luego, creer que las
atrocidades y mentiras que expone un diario dirigido por un empresario
multimillonario pueden ser “anticapitalismo” muestra hasta qué grado de
abyección intelectual y moral ha llegado el izquierdismo. Los mismos que
respaldan a Garzón, sin importarle que sea el santo patrono de la tortura como
rutina y que esté financiado por la gran banca, son los que leen de rodillas
“Público”, engordando la cuenta de resultados de Roures y Mediapro.
Dado que ahora hay feroces peleas por más poder
político y económico en el seno de la izquierda “anticapitalista” nos hemos
enterado lo que se embolsa al año el capitoste de Izquierda Unida y el Partido
Comunista de España, J.A. Moral Santín, antiguo aficionado a la escolástica
marxista, con libros penosos que mucha gente se tomó en serio. Como integrante
de la “representación social” en Bankia (Caja Madrid hasta hace poco) este
“anticapitalista” se embolsa anualmente 526.000 euros, unas 35 veces más de lo
que gana el asalariado medio con empleo, unas 80 veces lo que ingresa el parado
medio[1].
Pero Moral es sólo una muestra de los miles y miles
de jerarcas y cuadros medios de la izquierda, PSOE, PCE, IU, CCOO y UGT, que
tiene unos ingresos de lo que son, burguesía de Estado, al estar presentes por
ley en un sinfín de cajas de ahorro, empresas estatales (en sus tres niveles,
central autonómico y municipal), ONGs, Fundaciones y un entramado que ni la
Divinidad puede conocer dado su colosal extensión y complejidad. Desde allí
explotan al pueblo trabajador, no sólo con lo que ganan sino con el sinfín de
negocios que hacen con el dinero “público”, a través de familiares, testaferros
y demás. En efecto, según lo tantas veces conocido, empiezan como capitalistas
estatales y continúan como capitalistas estatales y privados.
Las peleas dentro de IU ahora son tan fuertes, con
el fin de repartirse el poder y el capital anejo al poder, que está saliendo a
la luz lo que esta izquierda “anticapitalista” es. En Madrid, en Málaga y en
otros lugares estamos asistiendo a auténticas reyertas tabernarias dentro de la
formación, que no tienen ningún contenido, ninguna ideología, sólo son
miserables pendencias por poder dentro de la estructura burocrática como vías
hacia el enriquecimiento personal.
Desde su manejo del 15-M han lanzado incluso una
consigna “anticapitalista” en su propio beneficio como capitalistas, la
“nacionalización de la banca”, que sería poner todo el poder financiero en
manos de los politicastros, por lo tanto, también en manos de la izquierda. Eso
sería su Eldorado realizado, gracias a la bobería de quienes por pura
ignorancia repiten tales atrocidades dentro del 15-M.
Un ejemplo más de incoherencia y estulticia de los
defensores de lo estatal como “anticapitalista” lo estamos observando, también,
en relación con el movimiento “Yo no pago”, que se ha afianzado en varias
ciudades donde hay metro. Porque si “lo público” es el bien, como preconiza la
izquierda “anticapitalista”, y las empresas del capitalismo estatal son
igualmente “públicas”, ¿cómo explicar que dicho movimiento se proponga no pagar
en ellas, esto es, tratarlas como lo que son, capitalismo puro y duro?
El buen hacer de dicho movimiento está poniendo en
evidencia a las y los devotos del capitalismo de Estado, al mostrar lo que éste
es. En Madrid llevan ya más de media docena de detenidos por negarse a pagar en
el metro, con cargas violentísimas de las fuerzas represivas. Metro de Madrid
es una empresa estatal al 100%, esto es, modélica según la izquierda, pero en
realidad explota a sus trabajadoras y trabajadores y da un servicio caro y
malo. Su meta no es servir a la gente sino ganar dinero, y así, ¿cómo puede ser
“pública”?
Hay que decir que en el Metro también hay
“representación social”, y en ella asimismo están los chupópteros de la
izquierda, aunque por el momento no sabemos sus nombres ni ingresos, aunque no
deben diferir mucho de los del marxista Moral, o de los del trotskista Roures
al comienzo de su fulgurante carrera como empresario, también ligada a “lo
público”, al parecer. Eso sin olvidar a los inefables Méndez (UGT) y Toxo
(CCOO), entusiastas de los restaurantes más exquisitos, los viajes de placer y
las joyas.
La izquierda es corrupta por causa de su ideología.
Si ésta preconiza que la riqueza es buena, que la moralidad es “burguesa” o
“clerical” y que lo único que cuenta es el propio interés, no hay modo de
evitar la corrupción.
Retornando a Moral y a sus compadres hay que señalar
su vileza e hipocresía en una cuestión, la de los desahucios. Como es sabido
Bankia es una de las grandes corporaciones bancarias de España, y una de las
que más desahucios mandan ejecutar. Pues bien, los jerarcas del PCE e IU en
ella apoltronados por las mañanas dan la orden de expulsar a la gente de las
viviendas con impago y por la tarde se van al 15-M a menear pancartas contra
los desahucios. Lo mismo acontece en todas las cajas de ahorro, dado que en
todas ellas está, engordando el bolsillo, la izquierda
“anticapitalista”-capitalista.
Izquierda Unida no puede concebirse, y no podría
existir, sin el capitalismo de Estado. De él vive. Por eso toda su política es
la apología de “lo público”, de su negocio, chollo y chanchullo particular, o
dicho rigurosamente, de la forma como el capital privado se crea y acumula a
partir del capital estatal, según lo habitual en el capitalismo desde hace
siglos.
Todo ello se entiende dado que un inspirador del ala
alcornoque del 15-M es José Luis Sampedro, galardonado con el Premio Nacional
de las Letras, 40.000 euros, lo que en realidad no es nada al lado de los
cientos de miles o quizá millones que ese premio le va a proporcionar por
sobre-ventas, conferencias (¿a cuánto las cobra, a cuántos meses de trabajo de
una-un asalariado medio equivalen?) y demás canonjías.
Claro que después de desgañitarse a favor de la tasa
Tobin, institucionaliza por el gobierno de Sarkozy en Francia, y del
robustecimiento financiero del Estado, realizado por el gobierno de Rajoy en
España subiendo los impuestos, ¿qué otras boberías le quedan por hacer al sector
de la izquierda del 15-M para desacreditar completamente el Movimiento y
destruirlo?, ¿terminarán invitando a Sarkozy y a Rajoy a hablar en sus actos,
como han hecho con Sampedro, Hessel y Stiglitz? Y si a estos sí, ¿por qué no a
Botín?
Por eso no son de recibo libros como “Hablando de
Izquierda Unida” de Carlos Taibo 1997, una defensa “crítica” de esta formación
política. Ha llegado el tiempo de llamar capitalistas a los que engordan
gracias al capitalismo de Estado y apologetas de los capitalistas a quienes los
publicitan y exculpan. En estos momentos de inicio de una crisis social
pavorosa tenemos que luchar, a toda costa, por la claridad, la exactitud y el
rigor en las ideas. Lo estatal no es lo público y eso es línea divisoria. Lo público
es lo del pueblo, lo que se realiza a través de una revolución integral, no en
las urnas. Quien defiende a la izquierda es parte de ella, parte del entramado
capitalista, una porción de la burguesía de Estado.
La distinción
izquierda/derecha es trivial y repudiable, pues ambas son expresiones políticas
del capital. La izquierda está completamente corrompida en lo político y moral,
es una fuerza para la degradación y la desintegración de la sociedad y los
individuos, y se trata de oponer a la izquierda-derecha una política
revolucionaria dirigida a la regeneración integral de nuestra sociedad, por
completo hundida en el fango por la izquierda y sus apologetas.
Quienes estén de buena fe en la izquierda
se han de atrever a dar allí la batalla de las ideas, contra el mito de lo
estatal como “público”, contra la miserable alabanza obsesiva del Estado,
contra la fe en el parlamentarismo, contra la creencia en que la izquierda es
diferente a la derecha, contra el culto al dinero, la corrupción sin límites,
las riñas internas por acaparar puestos para enriquecerse, la inmoralidad
extrema y el servilismo hacia lo burgués en todas sus formas. Tales son las
señas de identidad de la izquierda que hay que denunciar, para crear una
alternativa revolucionaria. Ahora esto puede hacerse.
[1] Sobre
este sujeto, en tanto que representante de la izquierda que vive incrustada en
el capitalismo de Estado al mismo tiempo que hace gorgoritos con la logomaquia
marxista, trato en mi libro “El giro estatolátrico. Repudio experiencial del
Estado de bienestar”, editorial Maldecap. La única diferencia es que entonces
no conocía sus ingresos, que son mucho pero mucho más que los aireados, pues
desde su alto puesto en Bankia puede hacer, y hace, negocios fabulosos, él y el
resto de los izquierdistas “anticapitalistas” de boquilla y capitalistas
vulgares y corrientes de facto.
Muy bien Sr. Rodrigo. Después de despotricar sobre partidos, periódicos, personas, etc.. todas vinculadas con la izquierda, esperaba al final de su artículo que nos explicara cual es según usted esa verdadera alternativa revolucionaria pero veo que todo es soltar improperios sin llegar a dar ideas, soluciones o alternativas viables (o no).. Eso es lo que suele ocurrir con la izquierda, que echamos basura sobre nosotros mismos porque cada uno piensa que su matiz, su ideario o su modo de ver la izquierda es el verdadero y el resto se equivocan de pleno o al menos tendrían que corregir muchas cosas. Así les va a la derecha, recto y seguidito a la casilla donde están todos los premios, nadie de la derecha se plantea nada salvo que hay que apoyar a los suyos y que la izquierda son peligrosos comunistas a los que hay que frenar.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, me gustaría dar mi opinión sobre esa antigualla, ese estereotipo desfasado y absurdo hoy día de "la izquierda ha de ser pobre de solemnidad, no puede llevar americanas sino chaquetas de pana ni llevar un mercedes sino un Skoda o cualquier otro fabricado la Europa del Este, para que no sea vilipendiada o para que siga teniendo credibilidad o siendo considerada verdadera izquierda". Ser de izquierdas es mucho más que todas esas chorradas. Es mirar por el bien común y no el individualismo como promueve el capitalismo. Por poner un ejemplo. Es una actitud, un modo de ver la vida. Y si ahora resulta que porque yo gane con mi trabajo 5000 euros, y pueda conducir un buen coche (nada de lujos), tengo que renunciar a ser de izquierdas y volverme de derechas.. porque según la ortodoxia izquierdista ambos son parte de este sistema capitalista, pues no me extraña que estemos tan divididos y acabemos siendo unos parias. O peor aún, que estemos tan desencantados que vivamos al margen del juego político.
A todos nos encantaría cambiar de sistema, pero si para ser totalmente coherente con mi ideología, y si quiero ser ecologísta, animalista, etc resulta que mi única opción para no ser una hipócrita o que no me tachen de incongruente, sería irme a una cueva a comer raíces y alumbrarme con un cirio, pues apaga y vámonos.
Por favor, no seamos tan radicales. Primero consigamos sacar de sus poltronas a todos los corruptos y parásitos en universidades, en el sistema judicial, en el gobierno central, autonomias y aytos, (eso en cuanto a lo estatal, luego iremos a por lo privado) hagamos que se exilie o que al menos no perciba prebendas la monarquía y quitémosle todo el poder a la iglesia católica y luego ya si eso, pensamos qué sistema sería el perfecto para el bienestar de todas las personas y del mundo.
SAludos
Querida amiga Maya:
EliminarMi intención respecto a la izquierda es ejercer la crítica, lo que es legítimo. Dado que la izquierda se considera el Bien, no acepta las críticas y de ahí resulta, por un lado, el totalitarismo y, por otro, el estancamiento. A causa de su negativa rotunda a aceptar críticas es una fuerza en desintegración, alejada de la juventud y que probablemente desaparezca de la escena política en una generación o dos.
Mi propuesta existe y encuentra cada día más partidarios, es la revolución integral con desaparición completa del estado y el capitalismo.
Lo que tú propones es una sociedad capitalista sin monarquía y sin iglesia, o sea una sociedad capitalista más perfecta y más agresiva que la actual. Puedes entender, Maya, que no esté de acuerdo.
Para mí las cuatro causas principales de mal social son el gran capital multinacional, el ejército, la casta intelectual y los poderes mediáticos.
Bien, Maya, te agradezco tu sinceridad y añado que me gustaría conocerte y departir un rato. Quedo a tu disposición.
Félix
Gracias Félix, una vez más, por escribir lo que a nosotros nos hubiera gustado escribir como tú sabes hacer. Pones tan brillantemente los puntos sobre las íes que no vas a dejar indiferente a casi nadie. Lo acabamos de publicar en free-news.org. Éste es el enlace directo al artículo: Garzón, la tortura, la izquierda y el dinero.
ResponderEliminarAgradezco mucho a free-news.org que me haya colgado este texto y quedo a vuestra disposición.
EliminarFélix
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstoy bastante de acuerdo con tu visión de las cosas. Gracias por tus reflexiones.
ResponderEliminar