sábado, 5 de septiembre de 2020

EVITAR EL REDUCCIONISMO, EL SIMPLISMO Y EL ESPECIALISMO

Escuchamos que nuestros problemas se reducen al bozal y a la vacunas. Eso es todo. No hay nada más, al parecer. Me entero que existen grupos dedicados a combatir el 5G, formados por personas que en lo demás callan. Pero el reduccionismo y el simplismo destruyen nuestras mentes con mayor eficacia que, por ejemplo, las vacunas, porque la realidad es siempre compleja y múltiple, y si nos habituamos a pensar de manera elemental nos convertimos en criaturas desprovistas de entendimiento. Hay que buscar la complejidad porque ésta es atributo perenne de la realidad y una necesidad de la mente humana, de manera que el simplismo nos mutila.

 

En sí mismo, batallar contra el bozal, las vacunas y el 5G es bueno y muy positivo, pero cuando ello se hace desde el especialismo, es decir, desde dar de lado todo lo demás, entonces se convierte en su contrario, en algo negativo. El especialismo es, siempre, reformismo, conformismo, espíritu reaccionario, porque va a resolver un problema al mismo tiempo que "ignora" el resto de los problemas. O sea, pretende mantener el actual sistema de dominación eliminando un asunto, o varios, no-esenciales para él con el fin, al menos objetivo, de declarar bueno, aceptable, positivo, al conjunto del orden constituido. Se reforma lo que se desea conservar, y ahí es donde yo choco con los reduccionistas y especialistas, porque no deseo conservar el sistema sino aprovechar su agonía para sustituirlo integralmente por un nuevo orden social, en donde los problemas esenciales sean resueltos. Y esos problemas son docenas, no dos o tres. Docenas. Cientos.

 

En mi reciente libro "Autoaniquilación. El hundimiento de las sociedades de la última modernidad" me centro en estudiar 20 nocividades y contradicciones decisivas del actual sistema, que son de naturaleza estructural. Digo veinte, pero como expongo en el epílogo podrían ser cien. Por tanto, hay que tener una concepción holística, integral, de lo que está sucediendo

 

Los tiempos de reformismo activista y narcisista han quedado atrás. Ahora estamos no ante fallos o errores puntuales del sistema sino ante su decadencia y descomposición irremediables como totalidad. Por eso el activismo en lo, con todo, secundario, ayuda al sistema a sobrevivir, al privar a la opinión pública de una comprensión completa e integral de lo que está sucediendo.

 

Necesitamos un Programa completo de transformación social y no sólo activismo sin cerebro, ayuno de toda perspectiva estratégica, reformista y puramente burgués. Lo estamos haciendo: es más, lo tenemos muy avanzado. Así pues, los próximos meses serán, entre otras cosas, de batallas de ideas intensas con el reformismo radical (pseudo-radical), para que éste no frustre la gran oportunidad de cambio social holístico que madura. Pido, por tanto, ruego incluso, que comiencen las criticas a ese reformismo, a ese activismo, a ese ver 3 problemas para no ver 997, pues 1000 son, más o menos, los decisivos, los que están poniendo en peligro no sólo la libertad sino el futuro biológico de la humanidad. En los próximos años la polémica y la controversia van a estar por todas partes. Seguro.

 

Este era uno de los objetivos del IV Encuentro de Transformación Integral, que ha sido realizado con enorme eficacia y logros hace unos días. Para sumarse al proyecto de modificación total del régimen actual, liberticida y genocida, hay que dirigirse a él, unirse a los grupos de trabajo y fraternidades, leer sus Resoluciones. Lo podeis hacer en la web revolucionintegral.org

 

Ahora es el momento de poner toda la carne en el asador, de ir a por todas, de no contentarse con cositas chiquititas. La única respuesta a un orden que se desploma, que se autoaniquila, es la revolución integral. Y, no seáis ingenuos, pues más pronto que tarde, los ahora activistas de lo parcial y puntual a tiempo completo, aparecerán al lado del poder constituido ofreciéndose a salvarlo.

 

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