CHILE
La jefa de las luchas estudiantiles corporativistas, Camila Vallejo,
ha sido elegida parlamentaria. Apoyará a la presidenta chilena, la socialdemócrata
Michelle Bachelet, que ha hecho aprobar leyes ultra-represivas contra los pueblos
indígenas de Chile, en particular contra el pueblo mapuche. Camila, del PC
Chileno, se suma a la política de aniquilación de los indígenas. En Latinoamérica
es la izquierda en el gobierno quien lleva adelante el genocidio contra los
pueblos indígenas: Evo Morales en Bolivia, el Partido de los Trabajadores en
Brasil con la violenta Dilma Rousseff al frente, la alianza
socialdemócrata-comunista en Chile, etc. Las mujeres mapuches,
extraordinariamente combativas en defensa de su lengua, cultura, tierras
ancestrales y modos de vida, ahora son agredidas por orden de dos féminas,
Camila y Michelle, jefas de la casta política de izquierdas. Camila Vallejo,
como toda la burguesía de Estado en todos los países, denuesta sin descanso al
neoliberalismo, dado que ella y la gente como ella anhelan enriquecerse a la
sombra del ente estatal, con los negocios que ya tienen y los que emprenderán
desde el parlamento. Hoy los partidos de izquierda, y los sindicatos, son meras
corporaciones empresariales que buscan maximizar sus ganancias a la sombra del
Estado. Y la gente como Vallejo son vulgares y desvergonzados negociantes que
aspiran a hacerse ricos y poderosos lo antes posible, en especial si son
mujeres, pues al parecer se “liberan” como tales haciéndose capitalistas y
explotando a otras mujeres, además de a hombres.
CATALUÑA: “INDEPENDENCIA” Y CAPITALISMO (Y, ADEMÁS, ESTADO)
Hubo un tiempo que el nacionalismo revolucionario catalán se
organizaba desde la consigna “Independència
i Socialisme”. Es cierto que tal “socialismo” estaba muy mal definido pero la
fórmula manifestaba la voluntad de unir liberación nacional y revolución
social, haciendo a la primera depender de la segunda. Hoy se dice que es
posible alcanzar la liberación de Cataluña en el marco del capitalismo, y
además se identifica dicha liberación con la conquista de un Estado propio. O
sea, una Cataluña estatizada y capitalista es, según dicen, la apropiada para
la “independencia”. Esto es una contradicción en términos, pues el pueblo
catalán jamás será libre con capitalismo y con ente estatal, y así las cosas,
¿cómo puede lograr la independencia sin comillas? La gran operación política en
curso, dirigida por la casta política catalana, no alcanzará la liberación de
Cataluña pero sí está sirviendo para afirmar el capitalismo y la veneración por
el Estado. Respecto a la cuestión nacional, cuando se evidencie que todo lo
llevado adelante por Mas y por Junqueras es una colosal estafa que creará una
situación de decepción y desmovilización tremendas, que reafirmará la opresión
del Estado español sobre Cataluña, con daños muy graves para la conciencia
nacional, la cultura y, sobre todo, la lengua. Y tal operación es apoyada por
cierto “anticapitalismo”, que sale en las fotos como patética comparsa de CiU y
ERC. Por lo demás el derecho de Autodeterminación sólo es ejercido como tal
cuando el pueblo que se autodetermina es previamente soberano, al haber
conquistado por sí la capacidad para gobernarse a sí misma a través de un
régimen de asambleas omnisoberanas en red. Cualquier votación bajo un régimen
parlamentarista no es libre y no puede, en consecuencia, expresar la voluntad
nacional de un pueblo oprimido desde hace siglos, como es el catalán. Sin
revolución integral jamás habrá en Cataluña liberación nacional.
EL ESTADO ES LO DECISIVO
La
lectura del libro “El ejército romano”,
de Yann Le Bohec, 2013, sería útil para aquellos que “olvidan” al Estado, pues
les permitiría entender algo que es política e históricamente básico, que en
Roma y en el presente ¡existe el Estado!, que éste es la estructura social
determinante y que su componente primordial es el aparato militar. Quienes
incurriendo en el bien conocido dislate economicista definen a la sociedad
romana como “esclavista” yerran al relegar
al Estado y a su columna vertebral, el ejército. El autor, Le Bohec, muestra no
sólo la centralidad del ejército en la sociedad romana sino que además desempeñó
una función determinante en la monetización de la sociedad, por delante de la
economía. El libro enumera y analiza las actividades estratégicas del ejército
romano: aparato de conquista, fuerza de policía en el interior, integrante cardinal
de la actividad económica, entidad vital para el adoctrinamiento, aculturación
y latinización de los pueblos ocupados, primer agente de las grandes
infraestructuras, elemento definitorio de la biopolítica, factor número uno de
tecnologización y, desde el siglo I antes de nuestra era, forma política
gubernativa, por cuanto con el derrocamiento de la república se instaura una
dictadura militar de facto que va a durar hasta el final de Roma. En suma,
ninguna sociedad clasista dividida en dominadores y dominados puede entenderse,
y menos aún transformarse, sin comprender lo decisivo del Estado/ejército en
ella. Los que hoy se “olvidan” de este par manifiestan su mentalidad socialdemócrata.
La reflexión sobre el Estado lleva directamente a la noción y la experiencia de
la revolución, mientras que el economicismo desvía hacia el reformismo, el
parlamentarismo y el conformismo “crítico”.
ERE EN TRAGSA
Tragsa, la empresa “pública” modélica y utópica por antonomasia de la
izquierda española, se propone despedir 723 de sus trabajadores con un ERE. Al
ser el 100% de su capital de naturaleza “pública”, o sea estatal, es el tipo de
capitalismo que PCE-IU, ERC y toda la izquierda “anticapitalista” a su zaga, hasta
la secta anarco-socialdemócrata, presentan como ideal, preconizando en sus
programas un “sector público” formado
por empresas parejas a ella. Cualquiera que conozca Tragsa por dentro sabe que
es la empresa más brutal y explotadora, que con más desprecio, inhumanidad y despotismo
trata a sus trabajadores, un tipo de capitalismo estalinista que tritura a quienes
han tenido la desventura de ser sus trabajadores. El ERE que demanda su dirección
es rigurosamente capitalista, pues aduce que sí en años pasados logró
beneficios en 2013 tendrá perdidas y necesita despidos. La izquierda, la
expresión más ruidosa del capitalismo de Estado, apoya y apoyará engendros como
Tragsa porque con ellos se enriquece y lucra, como tal izquierda y como
individuos de la izquierda, al formar parte de los equipos de dirección de las
empresas estatales, o sea, “públicas”, como hace en las Cajas de Ahorro. Que la
izquierda afirme al hiper-capitalismo de Estado en “España” hay que situarlo en
el contexto de su proyecto totalitario y estalinista (fascista de izquierda),
que tiene en el régimen político de Corea del Norte su modelo. Por cierto, éste
ha ejecutado recientemente a uno de sus jerarcas máximos, Jang Song-thaek: así
es como opera allí la competencia entre capitalistas de Estado y las pugnas por
el poder. Todo en ese mundo es pura barbarie, genocidio, derramamiento de
sangre y sobre-explotación. La crítica de la izquierda al capitalismo actual es
porque desea sustituirlo por un mega-capitalismo, enormemente más letal,
devastador y destructivo, como el de Corea del Norte, cuyo elemento definitorio
ha de ser su íntima conexión con el ente estatal. Eso ha hecho en todos los
países donde ha tenido el poder, desde la URSS a China, y eso hará donde lo
logre en el futuro, aunque dada su decadencia y descomposición es muy
improbable que pueda hacer otra cosa que respaldar a cambio de prebendas
monetarias, muchas y muy jugosas, al capitalismo actual, y sobre todo al ente
estatal. Ello convierte a la izquierda en el enemigo principal de la revolución
integral, que por naturaleza es anticapitalista, esto es, hostil hasta el
final, hasta su completa aniquilación, al capitalismo estatal tanto como al
capitalismo privado.
¿QUÉ
FUE DE LAS “LUCHAS”?
Si algo ha caracterizado al otoño de 2013 es el colapso de las “luchas
de masas”. Ya desde comienzos del año se venía observando un descenso grande de
las movilizaciones, cada vez menos y cada vez menos frecuentes y numerosas pero
en el otoño las “luchas”, incluso las más elementales, sencillamente se han
evaporado. Que eso se dé cuando en “España” hay más de 6 millones de parados,
el porcentaje de pobres supera el 20% y el poder adquisitivo de los
trabajadores está en franco descenso necesita ser explicado. Por lo pronto, tal
manifiesta que la noción burguesa del “homo
oeconomicus”, central en el pensamiento de la izquierda, es falsa, pues
nunca antes han coincidido condiciones materiales tan duras con una docilidad,
pasividad y desmovilización mayores. Al centrarlo todo en lo económico, en las
luchas por mejores condiciones de vida, por más dinero en definitiva, la
izquierda y sus esbirros destruyeron hace ya mucho al movimiento obrero, al
aniquilar en su seno las ideas e ideales que le eran propios. Esas masas
desideologizadas, sólo atentas a las pulsiones de su estómago, asombrosamente
degradadas en todos los aspectos, sin convicciones ni ética ni valores,
imbuidas de un individualismo patológico, ayunas de toda noción de lo colectivo
y lo cívico, son creación ante todo de la izquierda, que lleva decenios
proponiendo el consumo y el placer fisiológico como metas. La izquierda nos ha
destruido como sociedad y como seres humanos, nos ha convertido en seres nada, y
dentro de esa labor terrible de demolición entra la liquidación del movimiento
de masas, la liquidación de las luchas, la liquidación de las formas de
autoorganización popular. Eso lo ha hecho tan a conciencia que ahora se
encuentra que el capitalismo ya no necesita de la izquierda, pues dada la
desmovilización existente no requiere de sus servicios como apagafuegos de las
audacias populares. En este panorama de desolación y ruinas la salida reside en
romper con la política y la cosmovisión perversas de la izquierda pro-capitalista,
que otorga respaldo a la Constitución de 1978, financiada por la banca y el
Estado (el PCE-IU en primer lugar), para ir construyendo una estructura nueva
del pensamiento y la acción que tenga por meta la revolución integral, Ésta se
propone crear una sociedad sin capitalismo y sin ente estatal, una sociedad
revolucionaria, y rechaza toda alternativa dentro del sistema, para vivir
“mejor” bajo él, así como cualquier expresión de reformismo y posibilismo.
AGRICULTURA ECOLÓGICA Y
GRANDES SUPERFICIES
Hace sólo un lustro la agricultura ecológica parecía ser una “alternativa
al orden constituido” que iba a cambiar la sociedad de abajo a arriba.
Presentada como el no va más de lo “antisistema” y de lo “radical” suscitaba
mucho entusiasmo. Mi libro “Naturaleza,
ruralidad y civilización” tuvo que salir al paso de tanta demagogia
demostrando que sus productos están tan contaminados como los de la agricultura
convencional, aunque con otros tóxicos, que no protege mejor los suelos ni
salvaguarda de manera más efectiva la fauna y flora silvestres, ni preserva con
más eficacia los ecosistemas y que además “olvida” lo más decisivo, la
reforestación. Digo en él que lejos de ser “natural” o “tradicional” la
agricultura ecológica es simplemente neo-química, y que su meta es constituir
una nueva expresión del capitalismo agrario muy ligado al Estado, por tanto,
una forma nueva de capitalismo de Estado para el campo, bajo la tutela de altos
funcionarios, agrónomos hiper-subsidiados y otros tecnócratas, todos ellos más
o menos ignorantes y más o menos arrogantes. Han pasado unos años y la
impostura de la agricultura ecológica se ha puesto de manifiesto. Ahora, una de
las mayores cadenas de grandes superficies del país informa que “tiene a disposición del público más de
cincuenta productos de la agricultura ecológica”, eso sí, al doble o triple
del precio de los de la agricultura tradicional. La inmensa “revolución”
preconizada por los Naredo, González de Molina, Martínez Alier y ecologistas
institucionales ha quedado en un nuevo negocio, en una novísima parodia. Así
acaban, y así acabarán, todos los proyectos, sean del tipo que sean,
encaminados a lograr algo importante o valioso bajo el actual orden, en las
condiciones de mega-dominación del Estado, nulificación del sujeto, conversión
del pueblo en populacho e hiper-pujanza del capital. No hay revoluciones dentro
del sistema o bajo él. Si se desean realizar cambios categóricos en la
agricultura y el medio ambiente, o si simplemente se quiere introducir
innovaciones realmente beneficiosas, la precondición es la revolución. Quienes anhelan
transformaciones de peso sin revolución terminan militando en las filas de la
anti-revolución, como sucede con los promotores de la agricultura ecológica.
Algunos, además, se han hecho ricos con ésta: para ellos mi conmiseración y mi
desprecio.
SERES NADA, O SERES
HUMANOS SIN ATRIBUTOS
Robert Musil escribió “El
hombre sin atributos” entre 1930 y 1942, dejando la obra inacabada por
causa de su muerte. El antihéroe de la novela es Ulrich, sujeto desustanciado o
ser sin capacidades ni facultades humanas, mera entidad fisiológica con
apariencia de persona. Musil se propone mostrar lo que es la obra esencial de
la modernidad en el siglo XX, la aniquilación de lo humano, la trituración del
sujeto con cualidades, saberes, capacidades y virtudes para poner en su lugar
una marioneta, un autómata, un ser nadificado, no-humano y anti-humano. Aunque
el libro tiene idas y venidas, logros y desfallecimientos, en lo sustancial
acierta en el diagnóstico. En efecto, el principal problema de nuestro tiempo,
el más espinoso y dramático de todos, es la destrucción de lo humano y
destrucción del ser humano. Sin resolver éste, aunque sea mínimamente, es
imposible acometer con éxito la solución de los otros problemas, tantos y tan
graves. Vivimos pues una edad dramática en extremo ya que está en juego la
continuidad o la eliminación, posiblemente definitiva, de lo que hasta ahora
han sido considerados como atributos, cualidades inmanentes o características ontológicas
de la condición humana. Yo trato este asunto en “Crisis y utopía en el siglo XXI”, un pequeño libro en donde formulo
la noción de seres nada, para calificar a los aparentemente humanos que hoy
vagan por los desolados desiertos de la última modernidad como entes sin
esencia ni sustancia, despojados de todo, meras sombras de la nada, la
desespiritualización y la muerte. Señalo que las causas de tal catástrofe han
sido el trabajo asalariado, las mega-estructuras de dominación propias del
hipertrofiado Estado actual, o Estado de bienestar, la vida en las ciudades, la
pérdida de toda transcendencia y espiritual haciendo de la persona un mero ser
zoológico, la liquidación de las categorías de amistad, convivencia, amor y
Eros, sustituidas por las de enfrentamiento, odio, egotismo y deserotización,
el confinamiento de la juventud en la enseñanza obligatoria y la universidad,
la tecnificación totalitaria, los poderosos aparatos de aleccionamiento
machacando las mentes segundo a segundo, la aculturación programada de los
pueblos europeos a quienes se presenta su propia cultura como una suma de
monstruosidades a la vez que se les imponen subcultura mercantilizadas e
infra-productos foráneos, la perversa y vandálica industria del ocio, la
extinción de las cualidades de belleza, estética y sublimidad, la liquidación
de la noción de verdad y el triunfo de la categoría de engaño, propaganda y
mentira, las infra-ideas de felicidad y placer epicúreas en tanto que metas
no-humanas impuestas desde arriba, la escenificación de “la guerra de los sexos” a cargo del Estado neo-patriarcal
feminicida, el sistema parlamentario y partitocrático, el triunfo de los
dogmatismos proletaristas en tanto que meras concreciones y desarrollos de la
Ilustración, el anticlericalismo estatolátrico, el racionalismo burgués y el
liberalismo, la demolición de las nociones de ética, virtud, esfuerzo, épica,
heroísmo, honor y servicio, y la imposición de la categoría de “homo oeconomicus”. El sujeto sin
atributos, o ser nada, conviene muchísimo a los poderes constituidos porque es
una desventurada criatura privada de capacidades para disentir, resistir y
rebelarse, y ahí está la clave de todo. Cómo recuperar ahora lo humano es la
gran cuestión.
MANDELA
El funeral de Mandela ha superado, por su pompa,
duración, lujo, gastos y asistencia de jerarcas, monarcas (la familia real
española también) y oligarcas de los cuatro rincones del planeta, todo lo
imaginable. Mandela, el supuesto gran héroe que puso fin al “apartheid”, concita el entusiasmo de
todos los poderes constituidos del mundo, y también de desinformados,
alucinados e infelices que gozan siendo adoctrinados y engañados con la labia
del “antirracismo”. Pero, ¿por qué le atiborraron de honores y premios, de
títulos y beneficios, de millones y millones de dólares, en vida?, y, ¿por qué
le han hecho un funeral costosísimo, faraónico, interminable? Para empezar a
comprender hay que exponer que el señor Nelson Mandela ha muerto
multimillonario, poseyendo acciones y participaciones en numerosos negocios y
empresas, entre ellos ciertas minas en las que no hace mucho una huelga de
trabajadores (negros) fue ferozmente reprimida por la policía del régimen de
Mandela (formada por negros y blancos) con la consecuencia de una docena de
trabajadores (negros) muertos y muchos más heridos graves. Esto es, “liberó” a
los negros del “apartheid” pero sólo
para condenarles al trabajo asalariado más envilecedor, a fin de que enriquezcan
a la nueva burguesía negra surgida de la extinción del muy ominoso régimen racial
segregacionista, que es la que ahora, junto con la burguesía blanca, tiene todo
el poder en Sudáfrica. En realidad, la aberración racista del “apartheid” llevó a la sociedad
sudafricana a una situación tan explosiva que era pre-revolucionaria, pues amenazaba
con derribar todas las estructuras de poder existentes además de dicho sistema
de dominio de los negros pobres por los blancos ricos. La movilización popular,
negra pero también blanca (se ruega no olvidar esto, para evitar el racismo
anti-blanco), contra aquél amenazaba con
liquidar el capitalismo, abatir al Estado y realizar una revolución popular en
Sudáfrica. Y ahí es cuando entra en escena Mandela. Convertido en una mezcla de
mártir abnegado, caudillo mesiánico, santón carismático y gurú milagrero por el
aparato de propaganda del Estado sudafricano (el mismo que había ideado y
creado el “apartheid”) fue utilizado
por aquél para encauzar la furia popular hacia metas compatibles con el óptimo
desarrollo del sistema capitalista. En suma, Mandela frustró la revolución
popular que la crisis final del régimen segregacionista anunciaba. Por eso ha
sido, literalmente cubierto de oro, él, su familia y sus allegados, pues salvó
al Estado y al capital de Sudáfrica en una situación límite, cuando muchos oligarcas
y altos funcionarios se temían “lo peor”, o sea, la revolución. Por eso, por
anti-revolucionario taimado, astuto y hábil, además de cruel, despótico y
pérfido con la gente trabajadora (como se pone de manifiesto en la citada
matanza de mineros negros) ha sido exaltado hasta los cielos por el aparato de
propaganda del poder mundial constituido. Además, el sistema de “apartheid”, por sí mismo, era lesivo
para el capitalismo, impidiendo su más rápido desarrollo en Sudáfrica, de
manera que su liquidación resultó ser también una exigencia del sistema
económico imperante. Quienes sueñan con un capitalismo sin racismo tienen, en
efecto, en Mandela, a su héroe, algo maltratado, eso sí, por el peso colosal
del oro y los galardones, y por lo aparatoso de sus cuentas bancarias. Quienes
queremos una sociedad sin capitalismo y sin ninguna forma de racismo vemos en
Mandela un farsante, un enemigo de los pueblos y un vendido.
CITARISTAS Y MUJERES EN EL MADRID DE 1202
Habituado
a leer textos deleznables, el artículo “El cedrero del Fuero de Madrid (Articulo 94)”,
de Josemi Lorenzo Arribas sorprende por su calidad, rigor, elegancia y alegría
(está en el libro “Madrid en el tránsito
de la Edad Media a la Moderna”, VVAA, 2008). El Fuero municipal de 1202,
elaborado y promulgado por el vecindario de Madrid y sus aldeas, varones y
mujeres, reunidos en concejo abierto, en tanto que ley suprema de la Villa y
Tierra, regula los modos de contratar y remunerar a las y los tocadores de
cedra, o cítara. Por tanto, ya de entrada sabemos que en el Madrid del Medioevo
había una gran afición a la música de cítara, igual que en otros lugares de
Europa. Pero el autor llega más lejos y demuestra que citaristas eran
indistintamente hombres y mujeres. Aquí la cosa se anima bastante, pues es un
dato más que niega que aquella sociedad asamblearia, consuetudinaria,
miliciana, pluralista y comunal fuera sexista o patriarcal, lo que ya queda
expuesto en el libro “Feminicidio, o
auto-construcción de la mujer”. Nos habla de juglares y juglaras, o
juglaresas, o cantaderas, que tañían con la cítara a la vez que cantaban.
Señala que cuando al cedrero se le presenta como “cabalero” en el Fuero no ha
de interpretarse como miembro de algún estamento noble (en 1202 muy débil y de
hecho inexistente en Madrid) sino como persona que va a caballo. Después entra
el autor en harina y señala que en el latín medieval en que está escrito el
fuero la palabra “homo” no significa
hombre sino ser humano, pues para hombre, para varón, se utiliza otro término, “vir”, lo que nos informa de que tañían
la cítara varones tanto como mujeres, dato que se conoce también para otros
lugares. Por tanto, el Fuero de Madrid de 1202 ofrece una imagen deliciosa de
la villa del Manzanares (que en ese tiempo se llamaba rio Guadarrama), de unos
3.000 habitantes entonces, con mujeres a caballo que recorrían Castilla tañendo
la cítara, y que eran recibidas por el concejo abierto de Madrid con mucho
honor, devoción, respeto y entusiasmo, hasta el punto de dedicar el Fuero uno
de sus artículo a esta materia. El texto habla de “la amazona juglaresa”, o mujer prototípica dedicada a cantar y a
tocar, que en aquella sociedad se movía de allá para acá cítara en mano,
mostrando la neta superioridad civilizacional de los pueblos libres del norte
sobre al-Ándalus, una cárcel para las féminas. Quizá se podrían añadir algunas
reflexiones sutiles referidas al vocablo “homo”,
que amplían y precisan lo expuesto por Lorenzo, pero es mejor dejarlo para otra
ocasión.
Muchas gracias Félix, por tu dedicación infatigable a la noble causa del pueblo, libertad y verdad.
ResponderEliminarDoy fe de lo que has expuesto en tu comentario acerca de Tragsa.
En el invierno de 2000 tuve la mala suerte y necesidad de tener que realizar trabajos forestales, en la zona de Abantos (Madrid), empleado en régimen de peonadas agrícolas para la empresa estatal Tragsa.
El salario escuálido que recibíamos tras las extenuantes jornadas de trabajo, las condiciones en general de extrema precariedad para los peones (no para los ingenieros de montes ni capataces), la falta flagrante en materia de seguridad laboral (utilizábamos herramientas peligrosas como motosierras, sin una mínima formación inicial), su total falta de respeto hacia la naturaleza, el trato constante de humillación y totalitarismo que recibíamos a diario los peones por parte de los anteriormente mencionados, que superaba con creces a las vejaciones propias de la empresa privada (al menos esa es mi experiencia), y por muchos otros motivos que callo para no extenderme, hizo de esa experiencia algo para olvidar, y desde luego, a no repetir nunca más.
Recuerdo con cariño, eso sí, los momentos pasados con mis compañeros de trabajo, en el incomparable marco de la Sierra del Guadarrama, en especial las risas que nos echábamos a costa de nuestro capataz (un ser mediocre y un trepa como pocos he conocido) al que apodamos "el cabeza rodante" dado que para forzarnos a producir cada vez más y más, nos amenazaba continuamente con su expresión favorita a la hora de dirigirse a sus compañeros, "aquí van a rodar cabezas", olvidándose de las más elementales normas de respeto y afecto debidas en el trabajo.
En especial destaco la piña que hicimos los de mi cuadrilla, en torno a las pocas chicas que se atrevieron con tan dura faena (nieve, temperaturas bajo cero, esfuerzos físicos muy intensos, etc) ayudándonos mutuamente en todo, pero sobre todo evitando que fueran el objetivo preferido del tipo aquel hipermachista y trepa del estado. Rememoro en este momento, y ya acabo, un día en que el cabeza rodante hizo llorar al fin a una de nuestras compañeras, y como todos dijimos basta, y que de seguir con esa actitud, literalmente le íbamos a romper la cabeza, y así se lo hicimos saber.
De ahí en adelante hasta que terminó la campaña, nuestro día a día fue algo más grato y relajado.
Un saludo.
Muy buen aporte, Luis. Emotivo leer tus/vuestras vivencias. Que grandes lecciones con lo de ese mal curro.
EliminarGracias.
Fantástico aporte de Felix en esta ocasión, tratando varios temas tan contundentemente.
Un saludo y feliz 2014 para todos/as.
Gracias Félix por estos textos, ahora somos un poco más cultos... y tu un poco más odiado. ;)
ResponderEliminarSalud!
¿No os recuerda lo de Mandela a la transición? Nos venden un cuento modélico que es ejemplo por todo el mundo y al final sólo sirve para atajar el "problema" -para ellos- de que hacer en una situación conflictiva pre-revolucionaria mediante acuerdos de la casta.
ResponderEliminarO el propio Gandhi, en el fondo La India no ha pasado siquiera a ser comunista ni se extendió el mismo aunque hay guerrillas maoístas. Que fue de moderador entre reformistas y revolucionarios, pero el Imperio Británico no estaba ya para dar más de sí tras la mayor guerra de la historia y era época de "descolonización", que al final sirvió de poco porque como se ve bien que están los partidos políticos que siguen la ruta de la globalización y expoliar a los pueblos.
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