El mes de agosto es, posiblemente, el más funesto de
todos para mantenernos como lo que somos, seres humanos integrales que han de
autoconstruirse con grandeza, virtud, generosidad, fortaleza y elevación.
Era una tarde de agosto cuando llegué, de manera
casual, a un pequeño pueblo de la España profunda. Hacía un calor aterrador.
Los alrededores eran una combinación muy árida de marrón, del suelo, y amarillo,
del rastrojo. No había un árbol y no había nadie en las calles. Investigué un
poco y averigüé que tras levantarse de la siesta casi todo el mundo se había
ido a la piscina municipal, enorme, feísima y pestilente a cloro, a “disfrutar”. Pregunté a la gente mayor y
me dijeron que antaño el pueblo tuvo un hermoso y verde cinturón de huertas que
le embellecía, alimentaba y refrescaba, y que el personal se esforzaba, esto
es, trabajaba con sus manos, en verano.
Eso era antes. Ahora la vida es otra: pasar el día
en la piscina, comer y beber sin medida, no hacer el menor esfuerzo por nada ni
por nadie, emborracharse por las noches en la discoteca, acostarse de
madrugada, levantase a media mañana, vaguear un rato, mirar la televisión y las
otras pantallas, zampar algún producto-basura, dormir la siesta, zangolotear de
allá para acá con los coches, discutir y pelearse entre sí, retornar a la
piscina y recomenzar el ciclo. Cierto es que una minoría no se manifiesta así,
en particular entre la gente de más edad, pero la gran mayoría no tiene otra
meta que llevar una vida de supuestos placeres sensoriales y zoológicos, bajo
el amparo del Estado de Bienestar, el nuevo tótem benéfico y redentor, al que
se dirige sin tregua los mantras conocidos, “dame,
dame, dame” y “más, más, más”.
Se trata de recibirlo todo de arriba y de no hacer
ni saber hacer nada por sí mismos.
Un detalle básico me lo refirió burlonamente una
anciana. En la piscina todas y todos se orinan, de manera que el colmo de la
dicha y la felicidad hiper-modernas es bañarse en “los meaos” (la doña dixit) comunitarios… Me dijo, también, que el
agua de la mega-piscina municipal debe usarse para regar huertos, no para que
la gente se hiciera holgazana, parasitaria, ignorante y tonta estando todo el
día en remojo, como si fueran bacalao puesto a desalar. Pobre mujer, ¡qué
antigua! Tanto que hasta tiene un huertecillo con tomates, pimientos, judías
verdes y berenjenas (éstas las guisa y conserva a la manera de Almagro,
riquísimas), el único que queda en el pueblo, y que con mucho gusto visité.
Por fin una persona cuerda en un mundo de orates,
fanáticos y adoctrinados. Esta mujer es tan de otro tiempo que “no echa química” a sus hortalizas, las
saca adelante a ojo, por pura sabiduría popular de la buena. Me dice que ya
nadie menor de 60 años sabe llevar un huerto en el pueblo. Ahora todo se compra
pues nada se cultiva, lo contribuye a hacer al individuo al mismo tiempo inútil
para el bien, perezoso, insociable y superlativamente codicioso.
Hace 50 años ese pueblo producía en torno al 70% de
lo que consumía, hoy no llega al 1%. Vive de las pensiones y los subsidios, del
cereal (cebada), con algo de olivar y ovino. En agosto triplica su población.
Aunque predomina ampliamente la pequeña y mediana propiedad, casi nadie quiere
esforzarse por nada, todos desean vivir en la holganza, deliciosamente, en
verano zambulléndose en la piscina-mingitorio y en invierno viendo televisión
unas 10 horas diarias, en casas bien provistas de calefacción, en donde se
encierran para escapar del frío, sin convivencia, sin apenas relaciones de
vecindad, de espaldas los unos a los otros, sin amor mutuo. Antes esto era,
también, muy diferente.
Agosto es también el mes de las terrazas y las
raciones. Vemos a multitudes embaulando aperitivos y trasegando cerveza con
caras de porcina satisfacción, como si no hubieran comido o bebido en su vida.
Todo ya se reduce a la pitanza. Una vez que las funciones del espíritu, del
eros y de la vida relacional se han esfumado nos queda el estómago. Por él nos
definimos y nos realizamos. Los arrastrapancartas intiman a las gentes a que
hagan de su tubo digestivo lo único con significación, por lo que estamos en
las 3.300 calorías por persona y día, cuando basta con 2.700. En agosto
posiblemente nos aproximemos a las 3.600.
Una vez escuché a una chica que no conocía hablar exaltadamente
de las delicias de tomarse “unas cañitas” de cerveza sentada en una terraza,
acompañadas de raciones. Lo presentaba como una experiencia mística, algo
dotado de una significación maravillosa y trascendente. Desolado al constatar hasta
dónde puede el ser humano envilecerse pensé para mí que sólo una o un militante
del “partido del estómago” es capaz de proferir tales chocarrerías. Y acerté. Éste
es el principal introductor del hedonismo burgués en las clases populares.
La cosa está clara: las clases populares se
emancipan comiendo y bebiendo, acumulando grasas y colesterol, no esforzándose
por nada y delegándolo todo, mirando la televisión muchas horas diarias,
sepultándose psíquicamente en la Red, contemplando sin tregua las pantallas de
los móviles, siendo de una ignorancia y asocialidad descomunales y
zambulléndose en piscinas ricas en pis. En eso se concreta ahora el
materialismo dialéctico y el materialismo histórico. Quien no lo comprenda así
es un reaccionario, un agente de la patronal, un vendido a la derecha, o peor
aún, un clerical que se opone a que los goces que antes eran patrimonio de las
clases altas hayan llegado ¡por fin! a los trabajadores en esta “democracia”
maravillosa, que será perfecta cuando sea republicana, igual que Francia, Portugal
o Italia, como resultado de ese “proceso
constituyente” que ya exigen nuestros emancipadores de oficio.
Sí, yo me sublevo contra todo eso, y la anciana del
huerto también. Ella sabe cultivar tomates, y los otros no sólo no saben
hacerlo sino que tampoco saben comerlos, pues lo suyo es la bazofia industrial cárnica
y una hortaliza les provoca diarrea. Cierto es que ella y yo somos un tipo de
gente en extinción, pero mientras hay vida hay esperanza, y ahí estamos, dando
la batalla, ella con sus tomates y yo con mis escritos. Los dos coincidimos en
que NO es posible ganar, que lo nuestro es la derrota y la aniquilación, pues las
fuerzas de la mentira, la demagogia, la locura, la super-opresión y la maldad
hoy son demasiado poderosas para que unos cuantos infelices podamos lograr
algo. Bien, pues nos aceptamos como derrotados de antemano y seguimos en la
brega.
Los modernos y progresistas se horrorizan. O sea
-dicen- que pretendemos que la gente agarre una azada en agosto, con la canícula
que hace, y se ponga a cavar el huerto, y a regarlo, y a atenderlo, dejando
además sin agua a la piscina, que hace las veces de templo y santuario del
hedonismo casposo-obligatorio que padecemos, la nueva religión laica. Eso,
aducen, es feudal, clerical y fascista, además de reaccionario, cristiano y
carlista. Hay que disfrutar, hay que gozar: estamos en esta vida para ser
felices, para extraer de la existencia un máximo de satisfacciones, no para
hacer penitencia ni para esforzarnos ni para ser responsables ni para
mortificarnos.
Si a estos sujetos se les hace observar que su
modernidad gozadora se concreta en zambullirse en una piscina en que unas 500
personas hacen pipí cada día, en comer basura pre-cocinada, en quedar
prisioneros de una Red majadera, en padecer casi cada día las arcadas de las
moñas, en ir de una depresión a otra aún más fuerte, en vivir sin amor ni
erotismo y en habitar en poblaciones sin árboles, en donde la contemplación del
paisaje hace que duela el alma, entonces se enojan aún más y se empiezan a
poner agresivos, según acostumbran. Así las cosas, la doña y yo nos callamos:
no está hecha la miel para la boca del asno.
Por supuesto, nuestros bañistas de agosto no saben
nada de la capa de ozono, y si haces el esfuerzo de explicárselo se encolerizan.
Que la gran cortina celeste que antaño nos defendía de los rayos ultravioletas
haya disminuido (por efecto de ciertos gases de origen industrial) en la
primavera de 2012 (lo datos de este año no están aún disponibles) en más de un
40%, un porcentaje aterrador, les fastidia muchísimo, no sólo porque presenta
como casi un suicido aquello que mucho les gusta hacer, tomar el sol horas y
horas, sino porque pone en cuestión un dogma sacrosanto, la teoría del
progreso.
Según ella vamos a mejor, nos espera en el futuro la
dicha y la felicidad más completas, y no admiten que nada ni nadie cuestione
esa fe ciega y mostrenca, ese narcótico espiritual que les obliga a creer que
éste es el mejor de los mundos posibles y que, además, mañana será realizado el
paraíso en la tierra. Dicho en plata: prohibido hablar de la capa de ozono
hasta nueva orden. En la Formación Social Hedonista y del Bienestar no puede
decirse nada desagradable, que incite a pensar, que cuestione lo medular del
orden constituido, que distraiga de los hórridos goces cotidianos… Así se ha
construido la actual sociedad de la mentira, la irresponsabilidad, el
delegacionismo, la infantilización, la inmoralidad, la deshumanización, la
soledad, la fealdad, la deserotización, la depresión, la inespiritualidad y la
tristeza.
El sistema de dominación es tanto más fuerte cuando
más débil e inútil es el individuo común, cuanto menor es su virtud y valía.
Los apologetas del actual orden
capitalista-hedonista son dichosos en su ignorancia, en su intolerancia, en su
fanatismo, en su irracionalidad. Y además se creen los sujetos más sabios, abiertos,
comprensivos y racionales de la historia de la humanidad. Lo tienen todo, los
muy pillos, mientras los demás no tenemos nada. Es injusto.
De acuerdo, pero cuando enfermen y envejezcan (los
progres están convencidos que ellos son y serán jóvenes a perpetuidad, pero en
esto también se equivocan), ¿quién les atenderá en un país con el Estado de Bienestar
quebrado? Dado que por lo general no tienen hijos (aunque sí perros), pues alegan
que es molesto criarlos y además ya está el Ministerio de Igualdad, ahora en
manos de la derecha española, para decirnos que los niños, pobrecitos ellos, “explotan a las mujeres”, ¿qué harán?
Los próximos decenios serán tremendos, claro que
quien se ha dejado hacer memo, inútil, egotista y perverso al mismo tiempo,
¿qué puede esperar, salvo que le tiren al vertedero sin demasiadas
contemplaciones en cuanto el colapso financiero del Estado de bienestar supere
un determinado nivel?
Se anuncia un tiempo de hecatombes. Nuestra sociedad
está muerta porque falla lo más sustantivo, la calidad y valía de la persona. El
desplome explícito de Europa ha comenzado (el implícito está en marcha desde
hace mucho). Lo que vendrá será muy probablemente una repetición ampliada de la
pavorosa crisis del siglo III y de la aterradora crisis del siglo XIV. Las y
los que nada saben hacer por sí mismos porque todo lo esperan de las
instituciones serán los primeros en ser sacrificados.
Quienes queremos recomponer la sociedad a través de
un proceso de revolucionarización integral tenemos que empezar por el
principio, por el individuo, rehaciéndonos y autoconstruyéndonos en tanto que
seres humanos. ¿Cómo? Eso en el siguiente capítulo
(Continuará)
Empecemos analizando un aspecto básico de la ponzoñosa psicología del pueblo español. Análisis sin el cual no se entiende lo que vendrá a continuación:
ResponderEliminarSi alguien te estafa eso indica que su cabeza funciona mas rápido que la tuya. Porque si tu cabeza fuera mas rápida que la suya él no habría podido estafarte.
Si alguien te suelta una groseria o te hace una trastada eso indica que tiene las pelotas mas gordas que tú. Porque si tú tuvieras las pelotas mas gordas que las suyas él no habría podido abusar de ti.
Si alguien se hace rico mediante intrigas, sobornos y chanchullos eso indica que es un triunfador, que tiene las agallas que hay que tener para robar mucho dinero, que tiene contactos importantes... Todo lo cual indica que es un campeón, alguien al que hay que admirar.
Si alguien se levanta a las 8 para ir a trabajar eso indica que es un mierda. Eso indica que ese no tiene las agallas ni tiene los contactos ni tiene nada de lo necesario para robar mucho dinero a los demás. Por eso se levanta a las 8, porque es un perdedor que da asco-pena.
Lo primero es que España es un país donde si eres un mediocre (mediocre en el sentido de que no aportas nada bueno a los demás) y además eres un psicópata, un cabrón y un sinvergüenza se te van a abrir todas las puertas y la gente te va a considerar un ejemplo a seguir.
En cambio si eres alguien sensato y con buena intención, alguien que aporta mucho a los demás, lo único que vas a recibir son abusos y desprecios hasta que se canses de ser bueno y dejes de serlo.
Lo segundo es que en España no está mal visto que alguien sea grosero o que alguien te estafe. Justo al revés. Si alguien es grosero o si alguien te estafa eso significa que él está por encima de ti. Por tanto España es el país donde tienes que desconfiar hasta de tu sombra y tienes que estar siempre preparado para responder a las continuas groserias que vas a recibir.
Lo tercero es que España es el país de la envidia. Pero cuando hablo de envidia no me refiero a la envidia sana que te empuja a superarte y a dar lo mejor de ti mismo. Cuando hablo de envidia me refiero a que España es el país donde la gente se dejaría sacar un ojo con tal de que al vecino le saquen los dos.
España es un país en el que nadie soporta que a los demás les vayan bien las cosas. Así que si pueden entorpecerte o ponerte la zancadilla lo van a hacer. Y además con sumo gusto.
Los españoles siente auténtico odio hacia el que destaca. Les cabrea muchísimo que alguien tenga o que alguien logre lo que ellos no pueden.
En cuarto lugar los chinos tienen un refrán que dice:
Cuando un hombre grande encuentra la verdad: la reconoce y la valora inmediatamente.
Cuando un hombre sencillo encuentra la verdad: le entran muchas dudas.
Cuando un energúmeno encuentra la verdad: reacciona con desprecio o con burlas o con furia.
Pues España es un país de energúmenos. España es un país donde al que dice cosas sensatas y buenas lo mandan callar airados. En cambio al que dice cafrerias y payasadas le dan un aplauso.
Prosigo dado que no me cabia en el anterior mensaje he tenido que partirlo en dos.
ResponderEliminarEn quinto lugar España es un país en el que nadie lee nada, nadie reflexiona sobre ningún asunto, nadie investiga nada, nadie descubre nada. Y si se enteran de que alguien lo hace le intentarán hacer la vida imposible.
España es un país extremadamente intolerante hacia la gente que piensa de forma contraria, hacia la gente que tiene ideas nuevas e incluso hacia la gente que simplemente piensa de forma distinta. El resultado de esto se resume en la frase: "¡Que inventen ellos!" porque en España no se inventa nada.
En sexto lugar España es un país de monos de imitación: se limitan a hacer exactamente lo mismo que ven que hace la gente de su entorno. Y da igual que sea contrario a toda lógica.
Por ejemplo en este momento todo el mundo tiene algún título universitario. ¿Y de que les sirve? Al 95% de los que se licencien este año no les va a servir para nada. Y al otro 5% les servirá pero porque tienen enchufe. O sea que lo que de verdad les va a servir es tener enchufe. No el titulo.
Pues, en vez de probar otro camino distinto, los jovenes se siguen matriculando en la universidad: "porque eso es lo que hace todo el mundo".
En séptimo lugar España es un país de peleles, de resignación y de vida cutre y miserable. Es un país donde nadie lucha por sus sueños. Donde la gente espera que ocurra un milagro: que les toque la loteria, que reciban alguna herencia repentina, que ocurra algo inesperado que les saque las castañas del fuego y haga realidad sus sueños sin tener que hacer ellos ningún sacrificio para conseguirlos.
Lo cual es una actitud infantil y absurda (por no decir demencial).
Y ya que hablamos de actitud infantil y absurda: España es un país donde nadie reconoce nunca que ha obrado mal, nadie reconoce nunca que hay algo que no entiende y nadie reconoce nunca que es responsable de sus actos y que tiene que pagar por ellos cuando obra mal o como mínimo pedir disculpas.
En octavo lugar España es una sociedad donde nadie te ayuda en nada, nadie colabora en nada, nadie busca el bien común, nadie tiene civismo... Los españoles se tratan entre ellos con malicia continua y sin miramientos.
Y el resultado es que es una sociedad en la que nada funciona y todo está cogido con alfileres. Y cuando digo nada quiero decir nada.
En noveno lugar España es un país donde la ponzona se retroalimenta a si misma: relacionarte con españoles es estresante. Tener que llevar el coche al taller es una prueba de nervios. Llamar a telefónica porque el teléfono no te funciona supone tener que cruzar los dedos y encomendarse al altísimo para que no te burreen demasiado. Acercarte a hablar a una española en un bar supone tener que convertirte en un ciborg y así estás preparado por si te suelta una groseria o te monta una escena.
Tratar con españoles supone tener en tu alma una descomunal lista de agravios, injurias, abusos y ofensas.
En último lugar (pero no por ello menos importante) España es un país donde todo se hace del revés. Los sindicatos imponen leyes que perjudican a los trabajadores, la policia detiene a hombres inocentes, los empresarios odian a los trabajadores (y estos a su vez odian a los empresarios), etc.
Gracias Félix por tu amarga brillantez, sin duda el mundo se ha convertido en un estercolero indigno, me esfuerzo día a día para conseguir recuperar en mí mismo las virtudes perdidas, en esa lucha ya hay implícita una victoria, ser un poco más humano cada día. Un abrazo.
ResponderEliminarEste escrito es la mostracion apodictica de que la belleza verbal y la conceptual no estan renida con la verdad, una verdad que es etica y es estetica a la vez, una verdad que ademas de dotarnos de una relacion de conocimiento con lo que pasa en nuestro derredor, es, por estar orientada al deber, una forma de vida, una filosfia de vida como la que leemos en los textos filosofos antiguos,los estoicos, los cinicos...
ResponderEliminar"Es feudal, clerical y fascista, además de reaccionario, cristiano y carlista". Y masón, añadirá algún otro ducho en etiquetología, pero esto es lo que hace los textos más interesantes: ver como les corroe, porque aquellos a los que, de un modo u otro, no pueden comprar les aterran.
ResponderEliminarSobre el triste destino que les espera a su vejez, creo que no tardarán en proponer que sean reciclados (eclógicamente, por supuesto), y reintegrados a las sociedad de forma aprovechable como "Soilent Green", en la mayor parte de los casos será la mejor aportación que hayan hecho jamás a la sociedad, si no la única. Pero es que una sociedad formada por no-seres igual que ellos, no merece mucho más.
Saludos.
Como siempre, excelente entrada de tu blog, Félix. Esperamos la segunda parte.
ResponderEliminarTan solo comentar que más perjudicial para el perfeccionamiento como personas de éstos que se bañan en una piscina llena de micciones, fue la nefasta moda de competir en la oficina a ver quién se iba más lejos de vacaciones. Pepito se va a Cancún, pues yo a Tailandia. ¿Que Fulanita se va a las Chimbambas? Pues yo a Australia y me veo todas las ciudades importantes. Hasta el infinito y más allá. Y a la Luna no se ha ido alguno/a porque no se podía, que si no...
Llegó a ser tan ridícula esta tendencia, que unos años antes de la crisis si alguien decía que se quedaba en Madrid, o que se iba a su pueblo de vacaciones le miraban con cara de entre asco y pena (como el que decía que había alquilado piso, en vez de comprarlo, por cierto).
Resultado; aumento exponencial de la aviación comercial con el consiguiente gasto energético, emisiones al medio ambiente, etc. Si se quejan de que los pimientos que compran vienen del Perú... ¿para qué se van de vacaciones al Macchu Picchu?
Hablo en pasado porque aunque los aún pudientes siguen haciendo estos viajes, la crisis en ese sentido sí se ha notado.
No te creas, el pagafantas de mi compañero de piso le ha regalado a su nueva conquista un viaje a Paris que tan sólo le ha costado 2.000 Euros. Y es que no hay nada como pagar 4.5 Euros por una botella de agua observando ese amasijo de hierros llamado Torre Eiffel, símbolo por excelencia de la modernidad.
EliminarOtro amigo mío, aprendiz de pagafantas, también parecía sentirse orgulloso de haberse gastado 65 Euros por comer junto a su novia-antorcha una "fundi" de queso en un restaurante suizo a la luz de las velas.
¡Qué romántico todo, qué bonito!
Consumo visual puro y duro. La vida del esclavo moderno, tan vacía, tan triste, tan aburrida... Es tanta la angustia que se impone la sumisión total a los poderes constituidos y también a las mujeres, como si su vagina importara más que nuestro pene. Ahora se lleva el ser "cosmopolitan". La nueva ignorancia, la nueva forma de aculturación y destrucción de toda forma de sensatez. Disminuidos psíquicos, desquiciados, ansiosos, con los nervios a flor de piel, electrizados.
Endeudado hasta las cejas, el hombre moderno sigue gastando y comprando. Si le dicen que "vemos la luz", él se lo cree, en un acto de fe. Del mismo modo cree que Dios "existe" si le dicen que Dios existe. Pero, ¿quién puede ver la luz en una sociedad oscura y sin luz? Tan sólo el insensato hombre moderno. Ese que es tan tonto que se siente ganador porque se supone que ahora vive mejor que nunca antes en la historia. Y por supuesto, cree que "mañana" vivirá todavía mejor si cabe.
Saludos.
Y lo más grave de estos viajes intercontinentales, es que estos domingueros transoceánicos se plantan en el Metropolitan Museum de Nueva York a contemplar la iglesia románica española traída pieza a pieza que tienen allí expuesta... ¡y no conocen la de su pueblo que la tienen al lado! Triste, muy triste.
ResponderEliminarYo tambien quiero recuperarme como ser humano y en vacaciones me dedico a hacer todo lo que hago el resto del año,trabajar,reflexionar y tener vida convivencial con un consumo mínimo.
ResponderEliminarDave.
Después del Imperio Romano llegan los Bárbaros...puestos a elegir prefiero el derecho germánico al romano.
ResponderEliminarDesde hace tiempo me siento un Bagauda...
Celebro cada uno de estos artículos, me hinchan el pecho de ánimo, me alivian de este asma social...
Pues yo leo a Félix Rodrigo Mora en la piscina... no dentro, claro, no será el mejor sitio, pero como no puedo en otro ahí encuentro mi oportunidad.
ResponderEliminar;-)
Tan triste como real,el "monstruo humano",creando ilusiones paralelas y consuelos abstractos dónde retirarse cuando aprieta el calor,cuando estorba el frío. Enhorabuena fantástico escrito.
ResponderEliminarFélix debería no generalizar tanto ni despotricar contra todo lo que no es puro, porque nada ni nadie lo es al 100%. No se pueden sacar esas conclusiones que saca sólo porque alguien tome una cerveza en una terraza o se bañe en una piscina.
ResponderEliminar¿Será esa señora a la que tanto alaba por su huerto una de esas que el resto del día se lo pasa viendo los programas del corazón?
Cuánto mejor calarían las ideas de Félix, las cuales comparto en su gran mayoría, si no se pasara más de medio artículo haciendo ese tipo de generalizaciones insultantes.
Hola, me llamo Antonio y tengo 32 años. Llevo cinco años sembrando un huerto; los vecinos de mi pueblo me dicen que es una tontería, que no tengo necesidad de pasar calor, que los tomates y los melones los venden muy baratos en el supermercado, etc.
ResponderEliminarTambién llevo un olivar que heredé de mi padre. Lo cultivo de forma diferente a lo que es habitual en la provincia de Jaén. Por ejemplo, no trato con oxicloruro de cobre como se suele hacer por aquí, no echo herbicidas sino que siego la hierba con desbrozadora manual. Ello conlleva más trabajo y los vecinos me dicen que soy tonto, que ganas que tengo de trabajar. Pero lo hago porque quiero mejorar la calidad del suelo, muy degradado en el olivar jiennense.
Lo común en mi pueblo es lo que relata el autor de este artículo: piscina, bares, gimnasio, porros... Aunque he viajado poco y no puedo comparar, aún así pienso que vivo en una de las zonas más degradadas de la península en lo medioambiental y lo social.
Amo mi tierra pues es donde nací, pero estoy pensando en emigrar a alguna ecoaldea o algo parecido buscando gente común que rompa la soledad en la que me encuentro. Mientras tanto es un placer leer a Félix.
Todo eso que haces dice mucho bueno de ti y es agradable leer a gente que dice estar remando contracorriente,sabiendo lo complicado que es ir contra una sociedad por completo adoctrinada en la pereza.Me alegro de que aún haya gente que quiere vivir de otra manera,que no le importa esforzarse.Yo también quiero vivir de esa manera,pero si te soy sincero,después de haber visitado algunas "ecoaldeas" no me han dejado muy buena impresión.En algunos casos pienso si no será otra tribu urbana más con la salvedad de haber trasladado su "habitat" de la ciudad por el del campo.No lo digo por ofender sino por propia experiencia.A mi me han llegado a mirar raro por no aceptar el porro cuando me lo pasaban.Pero no sólo eso,sino que seguro que luego hablaron de mí pensando que no era de los suyos.Este es uno de los problemas de esta sociedad,nos crean para meternos en un grupo,pero no para luchar o para asociarnos,sino para esconderse tras éste y hacer dejación de todos los actos del ser humano,incluso del sentido de la elección,pues para eso está el grupo,y cómo no,su jefe,pues al final siempre sale la autoridad por muchas asambleas que se celebren.En realidad,si lo piensas, todo el mundo está escondido tras un grupo,es decir,las amas de casa que llevan a sus hijos al colegio en monovolumen y luego quedan para tomar café.Los que les gusta el futbol,las miles de tribus que se juntan para emborracharse y divertirse embruteciendose,los que se esconden tras una etiqueta política,cosa que luego les da derecho a hacer todo lo contrario de lo que preconizan,algunos incluso con mucha caradura.Nadie se atreve a presentarse como persona,como ser humano.Esta es una sociedad triste y cobarde,ciertamente.
EliminarEscribo desde Madrid,el epicentro del horror.
Dave.
Creo que tienes razón en que la forma de decirlo no es la correcta,pero no por ello es menos verdad.No todo el mundo está hiperdegradado,pero lo que es la gran masa sí.Ahorita mismo,a buen seguro estarán millones de personas contactando como estoy haciendo yo con la máquina en lugar de estar conviviendo,pensando colectivamente,compartiendo información útil,esa que sirve para las cosas importantes de la vida,no la estéril,la que solo vale para creerte más "listo" que otro.Todas esas cosas ahora mismo se están haciendo y muy pocos pensamos que estamos haciendo dejación de un acto humano por excelencia,la comunicación personal verdadera.Pero no para hablar del tiempo,sino esa que,tras llegar a acuerdos,dan ganas de inmediato de ponerse a trabajar lo tratado.Estás reflexiones cada vez se escuchan menos y eso es algo que no invita a la esperanza y mucho menos es alabable.Por eso yo también digo que estoy degradado,pues el que reconoce que tiene un problema con el alcohol,está en las condiciones idoneas de superarlo.Así creo que puede ser con la degradación y para ello lucho todos los días y me faltan horas.
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