Los últimos días de 2017 han conocido un alzamiento
popular espontaneo contra el teofascismo iraní. En muchas docenas de ciudades y
pueblos cientos de miles de manifestantes, entre los que destacan las mujeres
sin velo, se han lanzado a desafiar en la calle al totalitarismo sanguinario del
régimen iraní de los ayatolas. Han sido atacadas comisarias, cuarteles de la
milicia islamofascista, mezquitas, bancos, bases militares, etc. Es a destacar
que las protestas han sido particularmente vigorosas en las áreas kurdas, alzadas
contra el chovinismo y el centralismo persa-iraní.
Las
consignas más coreadas fueron “Clerigalla
musulmana, tenga algo de vergüenza y deje en libertad a Irán” y “El pueblo de
Irán es un mendigo mientras los clérigos musulmanes viven como Dios”. La
demanda de libertad, como libertad de conciencia, libertad religiosa, libertad
de expresión, libertad de manifestación, libertad de indumentaria y libertad
para los pueblos sometidos al imperialismo persa (derecho de Autodeterminación),
fue la exigencia fundamental de los manifestantes. Asimismo, se protestó contra
la pobreza agobiante y creciente que padecen las clases trabajadoras, y contra
las intervenciones imperialistas del régimen en el Líbano, Gaza, Siria, etc.
La
represión ha sido aterradora, como corresponde a todo país musulmán, donde la
vida de los seres humanos no vale nada. El aparato policial islámico ha
originado, hasta el día 3 de enero de 2018, unos 200 muertos (diez veces más de
los reconocidos oficialmente) y 10.000 detenidos. De éstos, una parte
importante está siendo sometida a torturas terribles y será asesinada sin
juicio y sin que los cadáveres lleguen a sus familiares. Los genocidas en el
poder están repitiendo lo que hicieron en 2009 y más aún en 1979-1982, cuando
la república islámica se impuso a través de un baño de sangre que exterminó a
un enorme número, cientos de miles de personas probablemente, en particular
trabajadores y campesinos, organizados en asambleas populares revolucionarias,
y, también, militantes del Partido Comunista Tudeh y de otros grupos marxistas
menores.
En
efecto, el aparato islamofascista nunca se detiene ante nada, máxime tras el
pánico que han padecido los clérigos, que les ha llevado a abolir, en los
primeros días del levantamiento popular revolucionario, la legislación sobre la
obligatoriedad del oprobioso velo islámico para las féminas, creyendo que con
ello podrían apaciguar a los manifestantes, lo que no ha sucedido, más bien al
contrario, pues tal concesión evidencia la debilidad política del régimen y la
fuerza sustantiva de la resistencia popular. El aislamiento social de los
ayatolás se ha puesto de manifiesto asimismo en las raquíticas manifestaciones
de apoyo al Estado, donde casi únicamente han participado clérigos, es decir,
la minoría ultra-privilegiada, mandante y oronda, en un país dominado por la
pobreza e incluso el hambre. El pueblo se ha abstenido, lo que está suscitando
un enorme temor en la oligarquía musulmana.
El
clero islámico ha constituido en Irán una sociedad aberrante. En ella
aproximadamente los dos tercios de los medios de producción y cambio pertenecen
al clero, que al mismo tiempo detenta todo el poder político, todo el poder
judicial, todo el poder educativo y mediático, todo el poder policial y, por
supuesto, todo el poder religioso. Allí el clero musulmán es todo y el pueblo
nada.
Esto
ha llevado a un enfrentamiento creciente entre los clérigos omnipoderosos y las
mujeres de Irán, que desafían desde hace muchos años, con un valor que llena de
admiración, su patibularia misoginia. Al mismo tiempo, el descrédito del islam
es formidable, particularmente entre la juventud universitaria que se ha hecho antirreligiosa
e incluso atea en una elevada proporción, de ahí los ataques a mezquitas.
Alguno de los jefes ayatolás ha tenido que reconocer que las mezquitas están
semi-vacías y que el futuro del islam en Irán es problemático: ese es el
principal resultado, el esencial logro de la “revolución islámica” en Irán
cuarenta años después....
El
régimen clerical-fascista se jacta de que ha aplastado la revolución, con fecha
4 de enero, pero se equivoca una vez más. La matanza realizada puede frenar
temporalmente la movilización popular, pero ésta volverá a resurgir, y con
mayor fuerza, incorporando a más sectores de la población, hasta que se
convierta en una revolución victoriosa que expropie a los clérigos hiper-capitalistas
su inmenso poder económico, derribe las perversas estructuras políticas
actuales, lleve ante tribunales populares a los jerarcas asesinos, elimine todo
rastro de patriarcado o neo-patriarcado y separe radicalmente la religión y la
política, estableciendo la libertad de conciencia y la libertad de expresión.
Lo
sucedido es, además, una manifestación de la crisis general del islam hoy, que
en todos los países que durante siglos ha dominado encuentra una oposición
creciente. Los desmanes del clero islámico están suscitando una resistencia
ascendente no sólo en Irán sino también en Arabia de los Saud, Marruecos,
Turquía, Egipto y otros varios países. Su naturaleza de estamento
hiper-privilegiado que detenta lo esencial del poder económico y que ahoga por
la fuerza toda discrepancia y cualquier libertad popular hace que la oposición
popular revolucionaria le tenga cada día más como blanco central de su ira y
sus luchas. Se va hacia una implosión de las sociedades sometidas al islam en
la que el clero saltará por los aires, y eso en todos los países, como ya está
sucediendo en Irán.
Significativamente,
la tierra de promisión del islam es Europa. En ello coopera el Vaticano, con el
papa Francisco al frente, la izquierda caviar, la izquierda estalinista que
lleva año lucrándose con el dinero ensangrentado de los ayatolás, los buenistas
del multiculturalismo, el imperialismo alemán heredero del nazismo, la gran
banca europea, el aparato militar de la UE y, cómo no, el feminazismo, desde
hace mucho entregado al clero islámico. Estas fuerzas manifiestan su
“tolerancia” hacia la élite clerical iraní pero no dicen nada a favor de las decenas
de miles de jóvenes iraníes, sobre todo mujeres, que ahora, en estos momentos, están
siendo torturados y asesinados en las mazmorras de los ayatolás. El papa
Francisco está guardando un silencio cruel respecto a la revolución iraní, lo
que deja a los asesinos las manos más libres. Éste parece añorar los tiempos en
que el Vaticano bendecía al dictador fascista Francisco Franco y se ha buscado
una tiranía de sustitución ante la que estar de rodillas, la del clero
islámico. De la penosa aventura de suscitar la islamización/fascistización de
Europa, la Iglesia, como institución anticristiana, saldrá todavía más desacreditada
y disminuida.
¿Qué
decir de los jefes y jefas de la izquierda “radical” española en su relación
con el totalitarismo iraní? El régimen de los ayatolás no sólo se impuso
matando en masa a la militancia del partido Comunista pro-soviético, así como
de grupos maoístas, guevaristas y anarquistas, en 1979-1982, sino que ahora los
portavoces de los clérigos asesinos culpan del levantamiento popular a una
organización marxista clandestina, los Muyahidin del Pueblo de Irán. No es
cierto que este grupo haya dirigido el levantamiento, que ha sido espontáneo y
apartidista, pero sí lo es que está en la acción clandestina anticlerical desde
hace mucho, aunque como fuerza marginal, lo que suscita respeto y solidaridad.
De modo que los jefes y
jefas de la izquierda estalinista están dando respaldo a quienes llevan
decenios asesinando a sus correligionarios en Irán…. Y todo por dinero. De ahí
que ahora estén llenando Internet de calumnias contra los revolucionarios
iraníes, esos titanes dignos de encomio y admiración, que con su sacrificio
heroico están cambiando el destino del mundo. En efecto, su épico obrar está
frustrando la islamización/fascistización de Europa, y con ella de todo el
planeta. Algunos de quienes les calumnian e insultan se dicen
“anticapitalistas” pero niegan el contenido anticapitalista y revolucionario
del magno alzamiento popular en Irán. Ciertamente, quienes están con los
ayatolás están con el capitalismo, es más, con su forma más perversa, tosca y
demente, la propia del clero musulmán.
El bocazas y demagogo de Donald
Trump ha intentado sacar rédito político de los acontecimientos en Irán,
diciendo que “apoya” el levantamiento popular en Irán, lo que es una mentira
más de las suyas. No hay que olvidar que en sus orígenes la república musulmana
de Irán fue una creación de Occidente, sobre todo de EEUU y Francia, para
impedir el triunfo en ese país del Partido Comunista afín a la Unión Soviética,
hecho que muestra lo obvio, que el islam es un instrumento político del
imperialismo occidental. Sólo en una fase posterior surgieron algunas diferencias
entre los clérigos y los EEUU por el reparto de poder en el área. Trump siente
tanto pánico como los jefes musulmanes al triunfo de una revolución popular en
la zona. Y si ésta avanza le veremos colaborar, a él y al sionismo, con los
ayatolás, como en el pasado. Trump, además, ha mentido y traicionado desvergonzadamente
a sus electores, a los que prometió “mano dura” con el fascismo islámico, que
en los hechos se ha convertido en un interminable besuqueo con los clérigos
totalitarios. Es un agente más de la islamización de Occidente, operación cada
día más debilitada y disminuida, gracias a la colosal resistencia popular que
está encontrando.
No menos disparatada es
la posición de la corriente conspiranoica ante los acontecimientos
revolucionarios de Irán, que condena como una maquinación del sionismo y EEUU.
De nuevo se equivocan, víctimas de su folletinesca puerilidad, que les obliga a
ver por todas partes grupos secretos complotando en las alturas, sin aceptar lo
obvio, que el pueblo, los pueblos, existen y que de vez en cuando se alzan en
rebelión y también en revolución. Su negativa a considerar que es el pueblo, la
gente común, el agente principal de los acontecimientos políticos y sociales y
no las organizaciones secretas va unida a su incapacidad para pensar en
términos de revolución. Por eso han ido de apoyar a Trump, ese payaso
ultra-reaccionario, a respaldar a Putin, un déspota militarista que continúa la
política imperialista rusa de los zares y los bolcheviques. En su infantilismo,
los conspiranoicos admiten también a Bashar el Assad, un asesino en masa al que
sólo la fenomenal majadería de Occidente, al crear y financiar al Estado
Islámico en Siria, ha salvado de ser derrocado y castigado por sus crímenes. Él
es amigo íntimo de los ayatolás iraníes, y eso lo dice todo. La conspiranoía se
está convirtiendo en una forma de extrema derecha entre otras, como manifiesta
en su postura ante Irán.
La posición de los
revolucionarios se resume en dos palabras: pueblo y revolución. Pueblo que se
levanta y alza, revolución que se hace y realiza. Eso es todo y en todos los
países.
Qué manipulador peña... Es una locura
ResponderEliminarSe observa un doble discurso: cuando habla de los universitarios europeos, FRM critica que se trata de un cuerpo pasivo, incapaz de hacer nada, debido a lo debilitado que está por los aparatos de control del estado y del mercado. Los universitarios europeos serían simples titeres, pseudo-ateos rendidos al culto del consumo, al dios dinero, etc. etc. Los estudiantes serían el cuerpo social más degradado POR LAS CARACTERÍSTICAS MISMAS DE LAS INSTITUCIONES ACADÉMICAS. En el blog hay varios textos sobre esto, en el libro el triunfo del estado hay un capítulo dedicado a la universidad como actor que anula las consciencias.
Cuando se trata de universitarios Iraníes, entonces es que son revolucionarios claro.
No te jode colega?? Este tipo es más oportunista que los políticos profesionales... Pero si sabemos quienes financian la actividad de tales criminales de corbata, me pregunto: quién paga cuánto a FRM?
Saludos
Muy interesante este texto, y ojalá Irán sea el principio del fin del Islam y que esta ideología política totalitaria disfrazada de Religión desaparezca de la faz de la Tierra. ¿Pero que te hace pensar que la islamización de Europa está tocando a su fin? Las sociedades europeas están apenas reaccionando, los partidos de extrema derecha son los únicos que esán claramente en contra de la islamización y son los únicos que llaman las cosas como son, aunque estos partidos no dejan de ser una herramienta del capitalismo nacionalista de los diferentes países europeos (Holanda, Francia, Reino Unido, Alemania, Austria), el cual ve con buenos ojos aliarse con la Rusia de Putin. Y en cuando al problema de la islamización, los inmigrantes de países islámicos (del Magreb, Africa sub-sahariana y de Oriente Medio, Pakistán y Bangladesh), no dejan de venir y los políticos de Europa no dejan de fomentar esta inmigración, sobretodo los de izquierda.
ResponderEliminar¿Popular y espontáneo? ¿En serio?
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=RPHNyyImoDc
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